Aviación reprime con bombas en Libia
Las peores amenazas pronunciadas por el régimen libio contra los manifestantes se cumplen. El Gobierno ha decidido responder al aumento de las protestas llevando su furia represora todavía más lejos.
Al tiempo que se anunciaba en la televisión una operación contra 'los terroristas', el Ejército ha iniciado un duro ataque en algunos barrios de Trípoli, a donde hoy se habían extendido las protestas contra Muamar el Gadafi.
En las calles de la capital hay cadáveres tirados y se escuchan disparos de artillería pesada, según ha podido constatar Efe. Varios testigos han relatado la participación en los ataques de la aviación, que ha abierto fuego real contra la multitud.
La crisis social que vive Libia está calando aparentemente en el aparato político del cerrado régimen de Muamar el Gadafi. La violenta represión de las protestas -las ONG denuncian que el número de muertos supera los dos centenares- han llevado al ministro de Justicia, Mustafá Abul Jalil, a dimitir.
Aunque no se ha confirmado de manera oficial, el diario Quryna -que pertenece a un grupo mediático propiedad de Saif el Islam, uno de los hijos del dictador- ha sacado en su edición digital la noticia. Aseguran que sus periodistas se han puesto en contacto telefónico con el ministro de Justicia y que este les ha explicado su renuncia 'para protestar por el uso excesivo de la fuerza', según recogen varias agencias de información.
Las amenazas vertidas por televisión contra la población por el hijo del dictador Muamar el Gadafi, Saif el-Islam, advirtiendo del riesgo de una guerra civil si continuaban las protestas, no han aplacado la ira de los manifestantes que reclaman reformas democráticas en el país árabe.
'La Casa del Pueblo (Parlamento) está en llamas; los bomberos tratan de apagar el fuego', expresó un testigo esta mañana, citado por Reuters. Al Yazira reporta que la sede central del gobierno libio y el edificio que alberga el Ministerio de Justicia en Trípoli también han sido incendiados. Mientras, las fuerzas del orden se han retirado prácticamente de las calles de la capital, según relata Reuters, que asegura que una comisaría de un barrio del este de la capìtal ha sido asaltada y calcinada.
Mientras la revuelta en las calles aumenta, las críticas contra la represión ejercida por el régimen van en aumento. Mohamed Bayou, que hasta hace un mes ejercía de portavoz del gobierno, ha dicho que el empleo de la violencia para frenar la revuelta es una decisión equivocada.
En un comunicado que pone de relieve las primeras divergencias dentro de la élite gobernante en Libia, Bayou ha reclamado a Saif al-Islam Gaddafi que abra un diálogo con la oposición. 'Espero que cambie su discurso y reconozca la existencia de una oposición interna. Que abra un diálogo con ellos para lograr cambios en el sistema libio', señaló.
En un mensaje en la televisión estatal, Saif el Islam ha dicho que 'Ríos de sangre' pueden correr por el país si no remite 'la sedición'.
El hijo del dictador ha admitido excesos en la violenta represión a las manifestaciones ('el Ejército no está acostumbrado a este tipo de situaciones'), ha asegurado que comprende que se están gestando muchos cambios en la región y ha mostrado su comprensión a los manifestantes que piden reformas ('llegarán nuevas leyes y un debate nacional sobre una nueva Constitución'). Parecía un arranque prometedor para los que esperaban un anuncio de calado, pero enseguida el viento ha comenzado a soplar en otra dirección.
De acuerdo al diario, el joven Gadafi ha agitado el fantasma de una guerra civil y ha asegurado en tono amenazante que el gobierno no piensa permitir ninguna rebelión. No ha dudado en culpar al mundo entero de 'lo que está pasando en Libia': a los medios de comunicación internacionales, a los países árabes vecinos que conspiran contra Gadafi, a los islamistas, a los libios que residen en el extranjero... Todos ellos serán responsables de lo que pueda pasar si los manifestantes no bajan los brazos.
Bengasi y El Baida, las dos ciudades que se han convertido en el centro de las revueltas, han recibido una admonición muy clara, y Saif el Islam ha anunciado que 'decenas de miles de libios' acuden hacia Trípoli para apuntalar el poder de Gadafi.
'Tenemos dos opciones: o actuamos todos unidos para aprovechar esta oportunidad e introducir reformas, o nos hundimos en el caos', ha amenazado Saif el Islam, director de la Fundación Gadafi (una ONG de caridad) y considerado hasta ahora por muchos analistas occidentales como la mayor esperanza de apertura democrática del régimen.