Asoma medida para que productos personales de las mujeres no paguen IVU
Hay países que ya ofrecen toallas sanitarias y tampones gratis en lugares públicos.
Hace tres meses, Escocia se convirtió en el primer país en ofrecer productos menstruales de manera gratuita en escuelas, universidades y otros lugares públicos.
El Parlamento aprobó unánimemente la legislación, que procura acabar con la exclusión asociada a la regla o lo que se ha denominado como la pobreza menstrual.
Ahora ese debate arriba a la Isla, pero gira en torno a la eliminación del Impuesto sobre Ventas y Uso (IVU).
El pasado 20 de enero, la senadora del Partido Independentista Puertorriqueño, María de Lourdes Santiago Negrón, presentó el proyecto del Senado 133 para eximir los productos ginecológicos, de higiene menstrual y de extracción y/o preservación de leche materna del pago del IVU.
“Esta medida es necesaria para asegurar condiciones de igualdad entre hombres y mujeres en la vida económica y social, de forma que evitemos la imposición de gravámenes sistémicos sobre las mujeres que inciden sobre sus derechos a la salud y la vida, y que no afectan el bolsillo de los hombres cisgénero en igualdad de condiciones”, sostiene la medida.
“Es inconcebible que las mujeres (y hombres transgénero), además de que se ven obligadas a pagar por bienes que los hombres cisgénero no necesitan para mantener su salud, higiene y un nivel de vida adecuado, también tengan que pagar impuestos sobre ellos. En adelante no continuaremos validando como correcto lo que, en la práctica, equivale a un impuesto biológicamente determinado”, agrega.
El año pasado en España se discutió una medida para reducir el impuesto del IVA del 10 al 4%, que pesa contra estos productos. A pesar del intenso debate, la llamada “tasa rosa” permaneció inalterada. Pero en países como Alemania el IVA de los productos de higiene femenina se ha reducido del 19% al 7%, mientras que Irlanda lo eliminará completamente el año que viene.
Este movimiento para tratar los productos menstruales como una necesidad de salud ha tomado impulso en los últimos años. Procura visibilizar las desigualdades al acceder a productos vinculados a la gestión menstrual y que ese acceso se reconozca como un asunto de salud pública y de derechos humanos.
La pobreza menstrual, según la ONU, es la imposibilidad de mujeres y niñas para adquirir productos de higiene menstrual por limitaciones socioeconómicas. Por eso, propone entre otras cosas, adoptar políticas para que los productos menstruales, el saneamiento y la higiene sean fácilmente accesibles.
Mira la medida aquí.