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Cabras, conejos, caballos, vacas... ¿qué cabe en una zona para mascotas en un refugio de emergencia?

El comisionado del NMEAD, Nino Correa Filomeno, expuso algunas necesidades para que los animales puedan ser protegidos, como una mochila de emergencia exclusivamente para ellos.

Un perro en el refugio del Coliseo Roberto Clemente tras el paso del huracán María, en septiembre de 2017.
Foto: Juan R. Costa

El comisionado del Negociado para el Manejo de Emergencia y Administración de Desastres (NMEAD), Nino Correa Filomeno, aún no olvida esa mujer que en septiembre pasado, y debido al paso del huracán Fiona, llegó con 14 animales a un refugio de Ponce.

La mujer llegó con perros, gatos, gallos, gallinas y hasta una cabra, animales que consideraba parte de su "familia" y que los llevó hasta el refugio para protegerlos, aunque el lugar no tuviera las condiciones para recibir a estas mascotas.

Eso precisamente es lo que busca subsanar el proyecto de la Cámara 1714, para enmendar la Ley 88 de 2018 ("Ley de Garantía de Prestación de Servicios") y que sea requisito que los refugios (hay 370), durante emergencias o desastres, cuenten con una zona para mascotas.

En una audiencia pública de la Comisión para Preparación, Reconstrucción y Reorganización ante una Emergencia, que preside el representante Luis Ortiz Lugo, el comisionado del NMEAD expuso la postura de la agencia ante la medida.

Y en principio, ofreció algunas necesidades para los animales, como una mochila de emergencia exclusivamente para ellos (con juguetes, alimentos y medicinas), el uso del "kennel", la participación de veterinarios, así como de funcionarios de Familia y Vivienda que sepan cómo manejarlos.

Junto con revelar que "mi esposa es 'catlover', por lo que sé que esto es algo importante", afirmó que la labor con animales no es ajena para el NMEAD: "Hemos tenido que tirarnos por un risco a salvar a una yegua. Tuvimos que bajar 600 pies para recuperar esta yegua, que no sufrió. Fue sedada y a través de un helicóptero sacada del lugar".

"Y en los terremotos, lo vivimos en un momento dado en uno de los refugios, el de Ponce, que tuvimos que remover a la gente porque se nos inundó con unas lluvias, tuvimos que mover a las personas y el último refugiado era una dama que tenía más de 14 animalitos. Entre conejos, gallos, gallinas, gatos, perros y una cabrita. Y hasta que no se movió el último animalito, ella no se movió del lugar", contó.

Para el funcionario, "una mascota en una familia es parte de la familia y hay situaciones que no podemos permitir que vuelvan a pasar. Nuestras mascotas no pueden sufrir. Si permitimos que una mascota sufra, permitimos que una familia sufra".

"Reconociendo esto, es importante la educación y que las personas sepan, por ejemplo, la importancia de tener a su mascota en un 'kennel' en los refugios. Además, el año pasado (con el huracán Fiona) vimos refugios donde la mascota estaba fuera y la persona dentro. Y esto es bien importante, la educación para que la gente sepa por dónde vamos. Obviamente hay que mejorar nuestra respuesta.

También subrayó la importancia de incorporar al Departamento de Salud, "ya que hay que incluir veterinarios que sean parte de esa ayuda a las mascotas".

Dijo a su vez, en referencia a funcionarios de Familia y Vivienda que permanecen en refugios para ayudar a la gente, que "deben ser empleados públicos que sepan cómo manejar una mascota y las diferentes situaciones que pueden generar".

En cuanto al animal, identificó la necesidad de una mochila solamente para la mascota. "Que incluya desde juguetes hasta comida", acotó.

Sobre los refugios y las zonas para mascotas, Correa Filomeno aseguró que "estamos trabajando fuertemente con esto y hemos hecho unos ajustes. Antes no se consideraba. El proceso de identificar un lugar es importante, inclusive si no lo hay se debe crear. Y hay maneras de hacerlo. Sé que la misma emergencia nos va a obligar a que lo hagamos. Ya hay unas capacitaciones para preparar y crear estos espacios en un momento dado".

Igualmente, informó que "estamos promoviendo que la comunidad sepa cuál es la responsabilidad que tiene con su mascota. Estamos ofreciendo unos talleres con el plan familiar y la importancia de que tú tomes en consideración las necesidades que tenga tu mascota. Y que eso se ejecute si tú te vas a mover".

También adelantó que el NMEAD usará "para la próxima emergencia que nos competa", unos fondos federales que no estaban siendo utilizados: se trata de dinero del PETS Act, de 2006, y que autoriza a la FEMA a proveer rescate, cuido, albergue y necesidades esenciales para individuos con mascotas y animales de servicio, y a las propias mascotas y animales, después de un desastre mayor o emergencia.

Al respecto, admitió que "sabemos que esos fondos federales existen y los podemos solicitar, para que esas mascotas no sufran. Esta parte es importante que se haga. Un fondo federal que está asignado para algo en específico, hay que mantenerlo y dirigirlo a que sea ejecutado. Vamos a ejecutarla en la próxima emergencia que nos competa".

El portavoz de la organización Movimiento Social Pro Bienestar Animal, Jorge Mercado Ruiz, mostró otra preocupación en la audiencia pública, al comentar que "este proyecto es genérico con respecto a los animales. ¿Qué pasa si llego con un caballo, un cerdito, reptil, vaca u otro animal de granja? Hay que ser más específico, porque la gente no entiende a qué tipo de animal nos referimos.

No obstante, para el licenciado Pedro Cintrón, del Departamento de la Vivienda, agencia encargada de los refugios, ya esta preocupación por las mascotas está atendida actualmente, por lo que consideró "innecesario" crear "obligaciones legales adicionales que aumentarán los costos de operación. Además, la medida impone múltiples compromisos económicos a la agencia sin asignarle fondos".

La misma opinión tuvo el Departamento de Seguridad Pública (DSP), que no ve necesario enmendar la Ley 88.

Tras el paso del huracán María, en septiembre de 2017, una sola organización defensora de los animales, The Humane Society, de Estados Unidos, transportó a ese país y puso en adopción a aproximadamente 3,000 perros y gatos puertorriqueños que carecían de un hogar en la isla tras el devastador ciclón.

Mientras, el 44% de las 100,000 que no evacuaron durante el huracán Katrina, en agosto de 2005, se quedaron porque no querían dejar a sus mascotas.

Para ese ciclón que afectó Lousiana, se estima que 600,000 animales murieron o se quedaron sin refugio, en tanto que alrededor de 15,000 fueron restacados.

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