Salió de la adicción y del uso de varias sustancias controladas, entre ellas, el fentanilo.

Salir de la adicción, luego de depender de ella por tantos años, fue uno de los retos más fuertes que sacudió en cuerpo y alma a Raúl Calderón, de 61 años, quien a consecuencia de la dependencia de sustancias controladas deambuló por las calles de Puerto Rico por más de 30 años, quedándose sin familia y sin un techo para vivir.

A raíz del desespero por darle al cuerpo la dosis diaria de fentanilo, Calderón entraba y salía de las instituciones carcelarias por hurto y posesión de sustancias controladas, sabiendo que volvería a la calle sin la garantía de tener dónde comer y dormir. Tan solo sabía que solo volvería a tratar de sobrevivir.

Raúl probó por primera vez el fentanilo en el 2016, pero ya había sido usuario de heroína desde que cursaba Programación de Pequeñas Empresas en la universidad.

Su último ingreso a prisión fue en el 2019 hasta el pasado mes de agosto 2024, que logró cumplir su sentencia libre de sustancias en su cuerpo.

Ahora que cuenta con un hogar permanente, Raúl recibió a NotiCel en su residencia en el Hogar Guara Bi en Caguas para relatarnos su historia.

"La adicción a drogas es como si fuera una diabetes, que si tú no usas un medicamento te mueres. Pues, la adicción a drogas, si tú no la consumes, no te vas a sentir bien...no es fácil ese problema de la adicción", contó Calderón.

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"Al salir y volver a lo mismo para irme a dormir en sitios no adecuados, en las esquinas, en sitios abandonados, que no es fácil, te pueden matar. Donde pasa la gente y abusan de uno, a darle a uno porque uno es adicto, a sacarte del sitio, pasar hambre...", recordó.

Según el último informe del Conteo de Personas Sin Hogar, realizado a inicios de año por disposición del Departamento de Vivienda Federal (HUD), en una jornada de 24 horas se contabilizaron 2,096 personas sin hogar en Puerto Rico.

De estas, el 55.4% enfrentaba esta situación por primera vez, un aumento significativo en comparación con el 51% registrado hace dos años.

El informe también destaca que el 37% de los desamparados tienen 55 años o más, de los cuales el 14% son personas mayores de 65 años y la mitad de estos viejos y viejas enfrentan el sinhogarismo por primera vez.

Para salir del hoyo oscuro que se encontraba, Raúl comenzó un tratamiento de metadona mientras estaba ingresado en prisión para lograr combatir la adicción. Una situación que describió como retante, ya que, incluso dentro de la institución carcelaria, lograba conseguir fentanilo.

"En octubre 4 del 2019 ingresé a la institución penal ...ya no aguantaba más el proceso. En área médica me entrevistaron para el programa que se llama 'Transformación real' y yo opté por coger el tratamiento. Dentro de la misma institución estaba en lo mismo... lograba utilizar el fentanilo. ¡Cuántas vidas yo no vi que se murieron de fentanilo dentro de la institución!..." relató.

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Para el 2010, ya su exesposa y sus hijos habían decidido no ayudarlo más, por lo que siempre pensó que su condena por lo que había hecho, era vivir por siempre en las calles de Puerto Rico.

A pesar de que Raúl lleva seis años limpio y fuera de adicciones, al salir se topó con el gran reto de que tenía la marca de ser un exconfinado, por lo que sería un reto adquirir una vivienda pública y un empleo digno.

Vivienda Pública, bajo sus reglamentos, no acepta en sus facilidades a exconvictos por un periodo de cuatro años.

El riesgo de enfrentar el sinhogarismo, en efecto, traía otras consecuencias graves, como una posible recaída en su trastorno de uso de sustancias.

Sin embargo, llegó su esperanza con el Hogar Guara Bi en Caguas, un albergue transitorio y permanente, con servicios de apoyo para personas sin hogar.

"Me di una oportunidad. Yo pensaba que, me meto en un programa que pasaría lo mismo que pasé en otros programas que me decían tantas cosas y después no era lo mismo...Yo salí el 4 de agosto y estos han sido los días más felices porque aquí te tratan con amor. Tengo una cama, tengo un techo, estoy salvo...", dijo agradecido.

"No me voy a ir otra vez para la calle y otra cosa es que me cansé de sufrir, de usar tanta droga, no es fácil ...", aseguró.

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En el Hogar Guara Bi, Raúl tiene hogar permanente, donde le suplen sus comidas y productos de primera necesidad. Sin embargo, su deseo es conseguir un empleo y tener su propio hogar.

"Voy a dar un mensaje a los menores, a esa juventud que está por empezar con la marihuana, que siguen con la cocaína y llegan a la heroína y fentanilo... Eso te hará daño, te puede matar... yo he perdido casi mi juventud en la prisión y ahora es que vengo a salir. Lo mejor es no empezar, vas a perder tu familia, vas a perder hasta tu dignidad porque la gente no cree en ti y después vas a vivir en la calle como viví yo", concluyó.

Coordinadora Moriviví lanza campaña: "Los rostos del sinhogarismo"

La campaña "Los rostros del sinhogarismo" en la que Raúl es parte, es una iniciativa de Coordinadora Moriviví, una organización sin fines de lucro que atiende a esta población en pueblos del sur, este, oeste y las islas municipios de Vieques y Culebra.

Moriviví, es una agencia colaboradora que se encarga de la planificación estratégica para que los fondos federales, los HUD, se puedan cumplir adecuadamente.

La campaña de sinhogarismo comenzó el 9 de octubre.

"Moriviví decide crear la campaña de los rostros del sinhogarismo para poder ponerle un rostro, para visibilizar que no solamente las personas sin hogar, que son las personas que comúnmente vemos por las calles, que vemos debajo del puente, sino que hay múltiples rostros del sin hogarismo. Así que, se crea la campaña como parte de nuestra planificación estratégica", explicó a NotiCel Irisbel Núñez, coordinadora de Moriviví.

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"Nosotros comprendemos lo que es el cuidado continuo con 54 municipios donde impactamos la región sur, este y oeste del país y con este fin en particular, quisimos visibilizar la zona rural, específicamente la zona de los jóvenes, cómo está el aumento de los jóvenes sin hogar, cómo están las mujeres sobrevivientes de violencia doméstica en aumento sin hogar...", añadió.

Diariamente, Moriviví recibe entre seis a siete llamadas diarias de personas buscando un hogar en Puerto Rico.

Si usted necesita un techo, puede comunicarse al 787-949-5434.

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