La gran cantidad de autopsias en espera, en parte, producto de la ola de violencia en el país, provocó que se alteraran los turnos de trabajo.

La ola de violencia que arropa al país desde la semana pasada ha alterado hasta el horario de trabajo de los investigadores del Instituto de Ciencias Forenses.

Según confirmó Betsy Rivera, portavoz de prensa de la agencia, ha sido necesario extender el horario de trabajo de los investigadores forenses debido a la alta cantidad de cadáveres que han llegado a sus manos y que esperan por autopsia.

“Desde el fin de semana pasado, la doctora (María Conte Miller, directora del ICF) ordenó que se trabajaran en turnos especiales. En este fin de semana se cambiaron los turnos para ser de 12 horas”, sostuvo Rivera a NotiCel.

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Al menos diez personas han sido asesinadas desde el sábado. Uno de los casos más relevantes y que está a la espera por conocerse el resultado de la autopsia es el del cuerpo de la mujer que fue encontrado el domingo en un precipicio de la carretera PR-833 del sector El Siete, del barrio Santa Rosa 2 en Guaynabo.

Se cree que se trata de la joven de 18 años, identificada como Jeymiliz Franco Maldonado, que fue reportada desparecida el pasado viernes.

Familiares de la joven se personaron al lugar donde fue encontrado el cadáver y aseguran que se trata de ella.

Sin embargo, las autoridades esperan la confirmación final de Ciencias Forenses.

“El caso de la muchacha de Guaynabo no se ha confirmado todavía. No tenemos la identificación. Aunque la familia alega que fue ella, se le pidió placas dentales para hacer la identificación formalmente”, sostuvo la portavoz del ICF.

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Durante el fin de semana se reportaron nueve muertes violentas, incluyendo una masacre en Loíza y un doble asesinato en Yabucoa. De igual forma, dos cuerpos fueron calcinados, uno el domingo en la Avenida Kennedy y otro la mañana del lunes en Vega Baja.

También se reportaron nueve muertes en las carreteras.

Mientras, el pasado fin de semana de Halloween las autoridades reportaron 14 muertes violentas.

Todos pasan por el ICF para confirmar la causa de muerte.

Conte Miller había advertido desde hace poco más de un mes el incremento de cadáveres en las salas de autopsias, lo que provocaba una sobrecarga de trabajo para los patólogos forenses.

Indicó que más del 50% de las muertes podían ser certificadas por médicos.

“Estamos operando de manera normal, lo que sí estamos haciendo es un llamado preventivo para tratar de evitar que el sistema se siga sobrecargando de muertes naturales que pueden ser certificadas por los médicos de cabecera”, explicó entonces a NotiCel.