Red Shadow: su vida no es un relajo
Tomás Ramos Cruz-su nombre de pila- se ha tomado la vida bien en serio y ha hecho de su familia su prioridad número uno.
Nació en el 1962 en Santa Mónica, California, y lo descubrió recientemente porque su certificado de nacimiento dice "Los Angeles".
En esa época, en la que el puertorriqueño se trasladaba a trabajar a Estados Unidos, situándose en su mayoría en Nueva York, sus padres optaron por la costa oeste. Su estadía ahí, al menos para Tomás Ramos Cruz, fue de solo tres años.
Pronto sus padres regresaron a su país y a su querido Aguadilla. Vivieron entre el caserío Aponte y la calle Mercado. Recuerda una niñez de mucho amor, aunque hay elementos que no ha tenido muy claros.
A sus cinco años, sus padres se divorciaron, y aunque no era típico de la época, la patria potestad recayó en su papá y no en su mamá. Especula que su madre tenía asuntos que atender y que a la vez la cedió sabiendo que con su padre tanto él, como sus dos hermanos, estarían mejor económicamente.
Su padre vivía con su abuela que por un tiempo, lo crió. Y a los nueve años, se volvió a casar, así que no tiene problemas en decir que jamás le faltó amor y que fue feliz con sus tres madres: la biológica, la abuela paterna y su madrastra.
Desde temprano conoció el valor del trabajo y acompañaba a su padre a la tienda de ropa en la cual era gerente. El se encargaba de llevar la ropa que requería de ajustes al sastre. A sus doce años ya era disc jockey y trabajaba en fiestas, bodas y quinceañeros. Su padre no solo lo llevaba, sino que también le prestaba el dinero para ir haciendo su equipo. Era dinero prestado, no regalado, dinero que iba, dice él "contra su deuda". Fue así que aprendió el valor del trabajo, del dinero, de la responsabilidad, la puntualidad y de ser buena paga.
Mientras, era estudiante, con excelentes notas y líder de sus clases. Esperaba con ansias el pago de una beca, que era la recompensa de su buen desempeño. Eran $40, y para esa época, $40 eran $40. Eran buenos.
Y a los 15 comenzó a trabajar en radio en Aguadilla. Ahí nació Red. Angelo Medina, que también era locutor, le dijo que tenía que cambiarse el nombre. Escogió ese porque era colorao. Pero resultó muy corto y de repente surgió Red Shadow. Ya son 44 años en los que poco le conocen como Tomás Ramos Cruz.
Ya en Mayagüez, cuna de locutores, que luego dieron el salto a la zona metropolitana, como Frankie Jay, El Gánster y Funky Joe, entre otros, comenzó a hacer radio bien en serio y siempre en programas mañaneros.
Simultáneamente entró al Colegio de Mayagüez con la intención de convertirse en ingeniero eléctrico, pero no dio pie con bola con el precálculo y se concentró en el área de Mercadeo y Comunicaciones.
Sus veranos los pasaba en Chicago, y luego en Los Angeles, donde su madre se mudó. Sorprendentemente, a pesar de su amor por la Ciudad de los Vientos, no es fanático de los Cubs ni de los White Sox. Es un fiel fan de los Yankees.
Fanático sin límites de su familia
Pero de quien Red Shadow es verdaderamente fanático indiscutible es de su familia.
Basta con sentarse a hablar con él para notar el cambio de tono de su voz y sus ojos achinados como un reflejo de su pecho hinchado de orgullo.
Jonathan, de 32 años, y Ashley, de 28, son su mayor tesoro. Ambos son ingenieros. Lograron, dijo, lo que el padre no pudo hacer. Y lo han hecho en grande. Ashley es supervisora en una plataforma petrolera en Texas y Jonathan es ingeniero de Baxter en Chicago.
Red Shadow se convirtió en padre a sus 23 años, joven, aunque se consideraba viejo, teniendo en cuenta que sus padres se convirtieron en padres a los 16. "Eran calientitos", dijo el sinvergüenza entre risas.
Su trabajo como locutor y animador significaba romper noches, madrugadas, días feriados, no feriados, intenso. Pero se precia de nunca haberle faltado a sus hijos. Nunca se perdió un juego de pelota de Jonathan. Todo lo contrario; dirigió el equipo. Nunca se perdió un ballet de Ashley. Y muchas veces rechazó oportunidades importantes de trabajo porque ningún trabajo era más importante que sus hijos.
Habla además, con mucha pasión, sobre su esposa Elizabeth Sanabria, la única esposa que ha tenido, su "única administración", le llamó. Es una relación de amor y de disfrute emocional.
Fue con ella que vivió dos momentos determinantes: cuando nació su primer hijo, y cuando se enteró de que padecía de cáncer del seno. El nacimiento de su hijo le enseñó a valorar la vida de una manera diferente. El padecimiento de su esposa le resultó un "marroneo" de emociones, de pensar lo peor, y a la vez decidir que la lucha se daría en equipo y que resultarían victoriosos.
Y así ha sido. Ya son ocho años de haber vencido la enfermedad.
El momento del anuncio del cáncer coincidió casi con el proceso de ver marchar a sus hijos a cumplir sus metas profesionales. Recuerda aún con nostalgia el momento en que volaron del nido, su sentimiento al verlos desfilar por la fila del aeropuerto mientras se buscaban con las miradas, y contener las emociones de cada una de esas dolorosas pero orgullosas y prometedoras partidas.
Sus amores radiales
Red Shadow ha tenido muchas parejas radiales. Pero dos lo han marcado: "Franky Jay fue mi primer amor y ahora es Deddie. No es lo mismo. No huelen igual", bromeó.
Con Franky Jay compartió el inicio de su carrera, su traslado al área metropolitana y muchos proyectos conjuntos en los que no faltaron los roces. Mucho se comentaba de sus peleas profesionales. Pero Red, aunque lo admite, asegura que siempre pasaron la página, con algo de resistencia en ocasiones, pero que aún son amigos y se comunican al menos una vez a la semana aunque ya no está cerca.
Con Deddie Romero, su pareja radial desde hace 15 años en El Reguero de La X, tampoco han faltado los roces y han tenido momentos de tensión al aire en que evidente que se ha subido de tono de verdad. Pero, según narró, con Deddie es posible pasar la página en tan solo segundos. La quiere y la respeta, al punto que, recordó, Thomas Rivera Schatz condicionó su visita al show a que Red la botara por un comentario que ella hizo que le disgustó. "Y eso nunca va a pasar", aseguró.
Su programa vivió algunas transformaciones a raíz de la pandemia. Incorporaron segmentos para darle la oportunidad de expresarse a la gente en momentos de mucha incertidumbre; pusieron profesionales al alcance de la gente para orientarles en medio de la pandemia. El Relajo no dejó de serlo, pero la circunstancia imponía una responsabilidad histórica debido a la pandemia.
Red Shadow tiene un carácter fuerte aunque se dedica al entretenimiento y a hacer reír. Asegura que cuando apaga el micrófono a las 10am de lunes a viernes, no para de pensar en el próximo programa.
El retiro no está en sus planes. Anhela ser abuelo pero comprende que sus hijos tienen un pace distinto al suyo. Y llegarán cuando lleguen.
Ha sido una vida buena, ocupada, productiva y la clave siempre ha sido la misma: la familia.
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