En pleno COVID-19, aumenta el número de migrantes aventurándose en yolas
En tan solo una semana se han detenido 66 personas intentando entrar a la isla.
A pesar de la pandemia del COVID-19 y la implementación de restricciones de viajes para prevenir la proliferación de la enfermedad, traficantes de personas continúan poniendo a migrantes en peligro. Las embarcaciones conocidas como yolas, atestadas de personas y no aptas para la navegación continúan siendo utilizadas para traficar personas hacia Puerto Rico, trascendió el lunes.
Agentes de la Patrulla Fronteriza, la Policia de Puerto Rico y la Policia Municipal de Isabela detuvieron el pasado domingo a cuatro migrantes indocumentados (tres hombres y una mujer) luego de desembarcar por la playa Middles en Isabela.
Esta semana pasada, 66 migrantes indocumentados fueron detenidos en el mar por autoridades bajo la Iniciativa de la Frontera del Caribe (CBIG, por sus siglas en ingles) y fueron repatriados hacia la República Dominicana.
Este verano, informes de prensa han documentado la desaparición de embarcaciones que se sospecha zozobraron.
En plena pandemia del COVID-19, traficantes de personas despiadados continúan exponiendo a migrantes al virus mortal forzándolos a viajar apiñados en las yolas por 12 horas o más que dura el trayecto a través de sobre 100 kilómetros.
“Los traficantes de personas, son criminales inescrupulosos quienes se enriquecen sin tener en cuenta el peligro que representa el viaje,” asegura Xavier Morales, Jefe del Sector Ramey de la Patrulla Fronteriza, en comunicación escrita.
“Ellos tratan a los migrantes como mercancía que se puede perder en el trayecto y no se responsabilizan por el sufrimiento de las familias que puedan perder un ser querido”, añadió.
Los traficantes demandan desde $1,000 y hasta $10,00 por persona por cruzarlas ilegalmente hacia Puerto Rico. Más allá de las pérdidas financieras que los migrantes no recuperarán, el confiar en traficantes también podría costarles la vida. Esto nunca ha sido más real que durante la pandemia global.
Los peligros del viaje se resumen en tres posibles desenlaces: la victimización de indocumentados por parte de organizaciones contrabandistas, el inconveniente de un encausamiento criminal y la pérdida de vida en el mar.
Aprovechando el hecho de que los inmigrantes indocumentados se sienten indefensos ante su situación, individuos y organizaciones criminales le someten a la explotación sexual o al trabajo forzado, manifestaciones de la trata de personas acreditada como una expresión moderna de la esclavitud.
Los traficantes de personas no solo se aprovechan de la vulnerabilidad de las personas que transportan, sino que también les intimidan para evitar el procesamiento criminal por delitos de mayor gravedad.
Mediante la reducción de los canales de inmigración, más personas buscan la ayuda de traficantes, que ponen en peligro la vida e integridad de los migrantes en sus esfuerzos cada vez más arriesgados para eludir los controles fronterizos.
El mensaje es claro, no confíe en traficantes de personas, y no arriesgue su vida y ni la de sus seres queridos por aventurarse en vano a la peligrosa travesía hacia los Estados Unidos.
El tráfico de personas es una industria multimillonaria que solo enriquece a organizaciones criminales, las cuales después de extraer cada dólar que pueden, son indiferentes a su inevitable remoción de Estados Unidos, pero esperan que usted regrese con otro pago.
“Los migrantes nunca deberían arriesgar sus vidas y desperdiciar sus ahorros de toda la vida al pagar su dinero ganado duramente a traficantes que no respetan la vida humana al atentar la larga y peligrosa travesía a Estados Unidos”, agregó el jefe Morales.