Tiempo de retomar la Calle
Buena parte del incalculable gentío que cada año se apodera de la zona amurallada durante estos días viene ahora en búsqueda de las tarimas con sus artistas preferidos. Y es que hay casi para todos los gustos. Mientras la Plaza de Armas tiene la música electrónica que sirve para bajar, o subir, la adrenalina de los más jóvenes, la Barandilla es el centro de una mezcla de bohemia con lo que algunos llaman música alternativa. Anoche estuvo cantando 'ILE', la hermana de Rene Perez, cuya familia tiene lazos viejosanjuaneros.
Precisamente uno de los cambios que ha tenido las Fiestas en los últimos años ha sido el expandir la oferta musical, que en un principio constituía mayormente en los pleneros con sus comparsas callejeras y que luego se concentró en la tarima principal, ubicada en la Plaza del Quinto Centenario, que sigue siendo el epicentro de este magno evento. Al lado, el Cuartel de Ballajá ofrece otra arena artística, esta vez con el junte de cientos de artesanos en posiblemente la más grande muestra nacional, evento que auspicia el Instituto de Cultura Puertorriqueña.
La decisión del Municipio en distribuir las Fiestas para aliviar el mar de gente que antes se concentraba en la Calle San Sebastián es considerada como un acierto en la planificación y logística. No obstante, hay quienes opinan que el contratar a tantos grupos musicales para presentarse en las tarimas ha significado una merma en las los grupos de pleneros que antes se veían en cada paso de la famosa calle. Durante un periodo hace pocos años atrás, muchos recordarán el empuje que súbitamente trajo las batucadas, que si bien es un ritmo brasileño contagioso, resulta impráctico su traslado por las atestadas calles debido al tamaño de sus instrumentos musicales, además que cadece de las letras que sobresalen de nuestro emblemático ritmo callejero.
Entre los pocos espacios en que siempre se puede encontrar una plena o una rumba, está la esquina de la San Sebastián con la Calle Cruz, aún cuando este año ha parecido menor la asistencia a ese espacio. 'Es que ahora mucha gente viene esencialmente para las tarimas, incluso músicos que asisten a ver sus artistas favoritos pero que han dejado de traer sus instrumentos como acompañantes', repetía un residente.
Otro de los espacios en que siempre se puede encontrar una rumba, donde la improvisación es el toque de sabrosura, sita en medio de la cuadra entre la Calle Cruz y la San Justo, frente a la residencia de la artista Roxana Gata, quien por años sirve un tanto de anfitriona no solamente a los músicos, voluntarios sin contratos ni horarios, sino también a los artesanos y trabajadores de la cultura que ofrecen desde camisetas con mensajes puertorriqueñistas hasta artesanías de todo tipo.
No se puede dejar de mencionar otro espacio donde siempre hay música en vivo, si bien más en forma de conjunto musical: allá en el Callejón de la Calle Tanca, que cuenta con el atractivo adicional de una inigualable brisa caribeña y sirve de atrecho desde la San Sebastián hasta la Calle Norzagaray, antiguo Boulevard del Valle. Allí, entre las omnipresentes alcapurrias preparadas 'in situ' -y a la vista de todos- por Lydia, quien por años lleva regenteando el bar 'El Adoquín del Patio', también conocido popularmente como el 'Bar de Carmelo' cuando pertenecía a su padre, ya fallecido.
Muchos creen que es precisamente ahí donde está la clave para un tanto traer las Fiestas a su espíritu original, que si bien nunca serán las mismas. Es hora de flexibilizar las trabas burocráticas y onerosas a todo artista que viene a dar todo de sí a cambio de nada o de lo que el público quiera voluntariamente ofrecer, como es el caso de los pocos perfomeros que hemos visto. Bastante se ha resaltado el innecesario arresto del joven que por años ha servido de estatua viviente en la Plaza de Armas, Johan Figueroa. El Municipio pudo definitivamente haberse evitado esa distracción que un tanto deslució el inicio de la celebración. No le podemos exigir tanto permiso, seguro, relevo de responsabilidad, patentes, IVU, y madre de los tomates, a quien venga a una plaza pública a entretener o educar o ganarse la vida honradamente. Los tiempos en que vivimos así lo piden.
En fin, si deseamos menos violencia y menos confrontación, debemos valorar más a los que precisamente vienen a darle vida a las Calles, en el sentido literal de la palabra. Esta encomienda no debe ser muy difícil pues sabemos de la cantera artística que hay en el país, en todas las ramas del arte. Es hora de dejar de ser el recipiente pasivo del talento de nuestro país y convertirnos en participantes activos de nuestro acervo cultural. El Municipio tiene ahí un reto, hay que regresar a las Calles y dejar un poco las tarimas, y la bebelata. La experiencia del exitoso 'CircoFest' que se celebrará el mes próximo parece que tiene mucho que enseñar de lo bueno que puede ser una fiesta, callejera.