El pasado insondable de Luis Gustavo Rivera Seijo
Poco se sabe de Luis Gustavo Rivera Seijo, más allá del ruido que ha hecho su sobrenombre, 'El Manco', a raíz del asesinato del niño Lorenzo González Cacho. Poco se sabe de ese hombre misterioso, sin un brazo, antes delgado, ahora obeso, que ha pasado la mayor parte de su vida entre instituciones penales y psiquiátricas.
RiveraSeijonació el 22 de diciembre de 1978. Estudió un año en la Universidad de Puerto Rico. Aparentemente, estuvo en el U.S.Navydurante un escueto período de tiempo, pero también podrían ser los delirios de un hombre que desde los 17 años padece de esquizofrenia, quien escucha voces que solo logra acallar mediante unas cuantaspíldorasal día.
En el 2008 perdió un brazo en un accidente de tránsito. Durante años, vagaba la calleTancadel Viejo San Juan, sin un techo fijo dondeguarecerse. En febrero del 2010, en un violento altercado,hiriócon una botella de cristal rota, el rostro y el cuello deOscarPachecoGarcía, quien tambiéndeambulabalas noches. Esas heridas, semanas después, le provocaron la muerte.
Involucrado en un caso que cambió de agresión a asesinato atenuado, un desliz institucional hizo que RiveraSeijoescapara de los barrotes el 8 de marzo del 2010. A su salida de la cárcel, lo vio por primera vez Juan Vázquez, jubilado, residente de Florida, con 65 años que en aquel momento le corrían por las venas. Vázquez era vecino deMaribelMartínez, quien le pidió aquella tarde que la acompañara a recoger a su hijo Juan Manuel'Junito'Romero a su salida de la cárcel de Sabana Hoyos enArecibo.
Cuando'Junito'salió de la institución penal, a su lado iba un hombre flaco, sin un brazo. Vázquez lo miró con suspicacia. 'Mira,chequéateese hombre que no tenga arma o algo, porque sale de la cárcel', le dijo a'Junito'antes de subirlo a su vehículo para tratar de dejarlo cerca de la zona metropolitana.
Sin embargo, 'El Manco' no le dio miedo al anciano. A pesar de que hablaba en el camino, recordando su pasado como oficial del Ejército, lo cual hizo a Vázquez pensar que su acompañante no estaba del todo cuerdo, 'El Manco' nunca se puso violento ni agresivo, no intentó robar ni pidió dinero. Solo pedía que lo dejaran en la carreteraPR-2, a lo que Vázquez se rehusó 'porque no iba a conseguirpona esa hora de la noche'.
Lo llevó a Dorado. En ese pueblo al norte de Puerto Rico se había criado con su madre, cerca de la urbanización Dorado del Mar. En una de las residencias de esa urbanización es que se cometería el asesinato de Lorenzo González Cacho, un niño de ocho años que murió con la sangre seca sobre su cuerpo en la madrugada del 9 de marzo del 2010. Por ese incidente, cobraría relevancia el nombre de RiveraSeijoen la palestra.
Pero 'El Manco' permanece como un hombre misterioso, solitario. Su abogada María SoledadSáezMatos de la Sociedad para la Asistencia Legal (SAL), quien lo representa en el caso en el Tribunal de San Juan por el cargo de asesinato atenuado contraPacheco, no conoce nada de su pasado. Contó aNotiCelque solo una vez la contactó la madre del 'Manco', hace mucho tiempo, y nada más. No guarda relación con ningún familiar, amigo o allegado del 'Manco'.
Incluso,SáezMatos ha dicho que en sus acercamientos, a veces 'El Manco' ha asumido responsabilidad por crímenes que no le tocan ni de cerca. Por eso, no sorprende que en un momento dado lo hayan encontradoinimputablepor razón deinsanidadmental, y haya quedado recluido en hospitales de psiquiatría forense en Ponce y Río Piedras.
Hace unas semanas, el juezCarlosSalgadoShwarzdel Tribunal de Primera Instancia enBayamónno halló causa para juicio contra RiveraSeijopor el delito de asesinato en primer grado del niño Lorenzo, debido a falta de prueba física que lo ubicara en la escena del crimen
Durante los catorce días de vista preliminar en el Centro Judicial deBayamón, donde desfilaron los testimonios del terrible incidente, las fotos del menudo niño cubierto de sangre, 'El Manco' se quedó impávido, a veces con la mirada perdida, a veces atento a lo que se hablaba, pero siempre quieto, detenido en la silla al lado de sus abogados.
Su abogado en ese proceso, MarioMoczóGonzález, quien lo defendió en este caso y ha tronado con fuerza contra injusticias que se cometenen el sistema judicial del país contra los que menos tienen, aseguró desde el día uno que su cliente era inocente, a pesar de que eran pocas las palabras que podía escucharle.
'No es procesable, no me entiende, no puede entender lo que le explico ni tomar decisiones en el caso… la ley le requiere a las personas que entiendan el proceso y puedan cooperar con la defensa', insistió en un momento dado.