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La Calle

ADN del 'Manco' brilla por su ausencia en escena del crimen

En la residencia de Dorado del Mar donde falleció el niño Lorenzo González Cacho no se encontró rastro de ADN ni sangre de Luis Gustavo Rivera Seijo, mejor conocido como El Manco. Ni en la bolsa plástica con los papeles de excarcelación a su nombre, ni en el celular del que supuestamente se había apropiado ilegalmente, ni en las paredes, ni en la funda de la almohada ensangrentada, ni en las puertas, ni en la verja, se encontró rastro suyo, huellas o sangre.

Eso sostuvo Simón Rosa, agente investigador con 22 años de experiencia, a quien se le asignó el caso en diciembre de 2011, y por consiguiente, se le hizo entrega del expediente. Lo reconoció así en el noveno día de vista preliminar contra El Manco, a quien se le imputa el asesinato en primer grado del niño de ocho años.

Esos expedientes muestran el ADN de Ana Cacho, la madre del niño de ocho años, en la funda de la almohada y en una servilleta con sangre encontrada en su cuarto ‘master', así como las huellas sobre una pipa de William Marrero, quien visitó la casa esa noche previo al trágico incidente y quien se catalogó como sospechoso en un momento dado, y el rastro de otro amigo de Cacho, Arnaldo ‘Naldy' Colón, también exsospechoso, en un pantalón.

Sin embargo, ningún material genético ni prueba concreta vincula aún a Rivera Seijo a la comisión del asesinato. El imputado sigue sin aparecer en la escena del crimen. Solo se repite el celular encontrado en un mueble de la sala familiar y la bolsa plástica con sus documentos hallado en el patio trasero.

'Si ustedes se fijan, mi cliente no está en la escena. No hay ADN, no hay huella, y es una persona que solamente tiene una mano', manifestó el abogado de defensa, MarioMoczó, en un aparte con la prensa. 'Este caso ciertamente tiene muchas incongruencias y cosas que llaman la atención', agregó.

No obstante, Rosa relató que la pesquisa que lideró a partir de la primera confesión de Rivera Seijo, obtenida en agosto del 2010, corroboraba su versión de los hechos. A base de fotos y vídeos tomados por el Instituto de Ciencias Forenses (ICF) el 9 y 10 de marzo, identificó en la cocina el paquete de galletas del que El Manco aseguró haber comido y el bloque de cuchillos del cual aparentemente tomó su arma blanca.

Mediante un perito, Rosa agregó que se pudo corroborar el sistema de seguridad de la puerta, sus anclajes defectuosos, la ausencia de barrenos en el área del suelo donde cierra la puerta y 'lo que va en la parte de arriba', que estaba mal instalado. 'Abría de una manera fácil para una persona con fuerza', aseguró Rosa.

También se investigó el ángulo de las gotas de sangre que se encontraban en la pared, en el piso y en la sábana, así como la dirección de las heridas que delata la posición del ofensor, quien parece haberse ubicado a la izquierda del niño.

A preguntas de la fiscal Aracelis Pérez en el directo, Rosa también mencionó que se corroboró la existencia de una pared menos alta al filo de la verja de un vecino de Cacho, por donde un sujeto podía saltar.

En el contrainterrogatorio realizado por Moczó, el abogado cuestionó la razón por la cual se entrevistó a El Manco en ausencia de su abogada, cuando esta había solicitado una orden para que le consultaran antes de cuestionarlo. Supuestamente, El Manco renunció a su derecho a mantenerse callado pero quien le leyó sus derechos, no estaba en la sala.

Por ese motivo, aún quedan testigos y prueba por desfilar, incluyendo la admisión de culpabilidad de Rivera Seijo, quien se proclamó en cinco ocasiones el autor del crimen. A raíz de sus confesiones, se suscitó el viernes pasado un tranque entre Fiscalía y Defensa debido a la inadmisibilidad de dicha prueba. Faltaba un testigo que certificara que a El Manco se le leyeron todos sus derechos y no se obtuvo ilegalmente su confesión.

'A mi entender es un paciente psiquiátrico, aquí se forzaron unas confesiones - porque es la realidad - y a base de eso, hoy lo están acusando cuando esas confesiones no servían antes. Fue descartado, esas confesiones no funcionaban, y ahora no sé cuáles motivaciones quieren a todas formas acusar a esta persona', manifestó Moczó en su aparte con la prensa.

A pesar de que el cuerpo de Defensa del imputado intentó que no se admitiera esta prueba tardía, bajo el argumento de que se trataba de 'una petición a destiempo', el juez Carlos Salgado Schwarz determinó admitirla, brindarle el debido tiempo de preparación a la Defensa, sin detener el desfile de pruebas.

Por último, Moczó insistió en preguntarle a Rosa si en el área de la sala familiar, donde se encontró el celular, había calzado masculino deportivo. Enfrentado a fotos y al croqui de la residencia, Rosa negó que hubiese zapatos de ese estilo en ese lugar. En un aparte con la prensa, el licenciado aseguró que posteriormente este detalle será 'importante con otro testigo'.

Mañana miércoles a la 1:30 de la tarde continuará el desfile de pruebas, con el testimonio del agente federal John Morales, quien entrevistó a El Manco.

Luis Gustavo Rivera Seijo. (Josian Bruno/Archivo NotiCel)
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