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Detallan cuándo surgió evidencia contra 'El Manco' por muerte de Lorenzo

Cinco agentes forenses recorrieron el patio trasero de la residencia de Dorado del Mar el 9 de marzo del 2010, día de la muerte del niño Lorenzo González Cacho. Debajo de una hamaca, había una bolsa blanca desechable. Así lo recuerda la investigadora forense primaria de la escena, Wanda Candelaria, y así lo muestra una foto tomada ese día. Pero ese día no investigaron el contenido de la misma.

'Y nadie vio esa bolsa con los papeles?', increpó el abogado Mario Moczó, miembro de la Sociedad para la Asistencia Legal (SAL). Fiscalía objetó. El juez declaró la pregunta 'misleading'.

Un día después, el 10 de marzo, fue que ocuparon el contenido de la bolsa: un cepillo de dientes, una pasta dental y documentos de excarcelación de Luis Gustavo Rivera Seijo. Contra él se lleva a cabo la vista preliminar en la sala 403 del Centro Judicial de Bayamón, que en su séptimo día de desfile de prueba por primera vez ubicó a quien se conoce mejor como 'El Manco' en la escena de los hechos.

Fue la agente Candelaria del Instituto de Ciencias Forenses (ICF) quien ocupó la silla de testigos en la jornada judicial de la tarde de hoy, jueves, que se extendió hasta pasadas las 6:30 de la tarde. Aquel 9 de marzo recibió a las 8:05 de la mañana una llamada del agente de homicidio Nicolás Maldonado, quien la instruyó a que acudiera a la residencia en Dorado del Mar para que atendiera un 'accidente'.

La versión que tenía Calendaria era que un niño se había caído de la cama. Pero al llegar a las 9:15 de la mañana a la residencia, y observar la vasta cantidad de sangre sobre la cama, en las paredes, en el suelo, enseguida convirtió el hecho en 'muerte sospechosa' y se empezó a investigar como tal.

En el dormitorio del incidente, la investigadora ocupó un cubrecama, la funda de una almohada y un cojín. No ocupó el mattress debido a que la fuente principal de la sangre era el niño, y el niño estaba sobre el cubrecama, por lo que con ese elemento era que tenía contacto.

A preguntas del licenciado Moczó, admitió que no podía decir con certeza si en el momento del incidente, el niño nunca entró en contacto con el mattress. Un día después, ya el matress no estaba. William Marrero, quien visitó la residencia previo al incidente, lo limpió el mismo 9 de marzo con 'doctor mecánico' luego de que Fiscalía entregara la casa a la familia de Ana Cacho.

La investigadora forense estuvo a cargo de realizar el informe de hallazgos y el croquis. El boceto de la residencia, que estaba colgado contra una pizarra en la sala del tribunal, mostraba las manchas rojas, concentradas en su mayoría en el dormitorio, pero que también recorría los pasillos desde la marquesina hasta los cuartos de los menores.

También se encontró una sola mancha de aparente sangre frente a unas partes dobles que conducen al patio trasero. No había más rastro de sangre en las paredes, en el patio, ni manchas de pisadas en las losetas; solo esa gota de aparente sangre en el área del ‘family', donde también se encontró un celular encima del sofá.

Además, la investigadora declaró que no encontró cerraduras forzadas o rotas en las puertas de la residencia, pero luego, a preguntas de la fiscal María del Carmen Rodríguez, sostuvo que no es perito en el tema.

En el contrainterrogatorio de Moczó, la investigadora detalló que se observaron en el cuarto ‘master' de la casa, donde dormía Cacho, dos pipas y tres pedazos pequeños de papel de aluminio. También se halló una servilleta blanca con una mancha de aparente sangre.

La vista preliminar continúa mañana viernes a la 1:30 de la tarde, con el testimonio del agente Simón Rosa.

Al centro, Luis Gustavo Rivera Seijo (Josian Bruno/Archivo NotiCel)
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