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Doctora confirma niño Lorenzo llegó sin vida al hospital

Cuando el niño Lorenzo González Cacho llegó el 9 de marzo del 2010 en los brazos de su madre al Centro de Diagnóstico y Tratamiento (CDT) de Dorado, la sangre sobre su cuerpo ya estaba seca.

La doctora Mildred Boschetti estaba cubriendo su turno de guardia cuando a las 5:30 de la mañana entró una madre por la puerta de emergencia. Gritaba pidiendo auxilio y llevaba a su hijo en brazos, boca arriba, todo ensangrentado. Cuando se la topó en el pasillo, la madre le pidió a la doctora que la ayudara, que su hijo se había caído de la cama.

Por instrucciones de la doctora, aquella madre, Ana Cacho, colocó a su hijo en una camilla en el área de cirugía, acompañada de una enfermera graduada que le buscaba la vena al niño para ponerle el suero.

'Al colocarlo, lo veo lleno de sangre [pero] no había un sangrado activo, y le pregunto a ella que qué fue lo que pasó… ella me decía que se cayó de la cama', relató la doctora seis años después en la sala 403 del Centro Judicial de Bayamón.

De inmediato, preguntó si había una mesita de noche cerca de la cama, si la cama tenía un marco, cuál era la altura de la misma. Por el trauma en la cabeza, la doctora se preguntaba con qué se había golpeado el niño. Cacho repetía que se había caído de la cama.

'No le notaba ningún hematoma ni sangre activa… No vi ninguna herida. Solo el nene pálido con sangre seca', recordó.

La doctora ocupaba la silla de testigo, en el quinto día de la vista preliminar que se llevó a cabo en la tarde del martes contra Luis Gustavo Rivera Seijo, mejor conocido como 'El Manco', a quien se le imputa el asesinato en primer grado del niño Lorenzo.

Hecha un manojo de nervios a juzgar por su voz baja, su cara gacha, y el momento en que interrumpió su testimonio en una risa breve porque se le olvidaban las palabras, Boschetti relató su versión de los hechos de lo que ocurrió aquella noche en la sala de emergencias a preguntas de la fiscal Aracelis Pérez.

Mientras intentaba recuperar los vitales del niño, Cacho, sentada en la camilla 'le decía al nene que se despertara, que ella lo iba a llevar a la escuela', dijo Boschetti. Entre las dos, le colocaron la mascarilla al niño y le pasaron las compresas para suministrarle oxígeno. El monitor cardíaco mostraba una línea plana o ‘flat line'.

Cuando el niño no reaccionó a los medicamentos que le suministraron para aumentar su frecuencia cardíaca, la doctora decidió entubarlo. Debido al trauma craneal, instruyó a una enfermera graduada que llamara a la Policía.

En el proceso de entubarlo, fue que descubrió las heridas. Una porción del rostro del niño, que cruzaba el tope de la nariz de una mejilla a la otra, se desprendió, y quedó evidenciada la sangre sólida y semisólida, los coágulos y semicoágulos, que incluso bajaban por su laringe.

'Cuánto tiempo pasa para que la sangre se coagule de la forma que la vio?', preguntó el juez Carlos Salgado Schwarz. 'No sé', respondió la doctora que cuenta con 20 años de experiencia en sala de emergencias, según resaltó el togado.

El niño fue declarado muerto a las seis de la mañana, cuando el proceso de intentar revivirlo ya se había extendido unos 30 minutos. En su contrainterrogatorio, el cuerpo de defensa de 'El Manco', liderado por el licenciado Mario Moczó de la Sociedad para la Asistencia Legal (SAL), identificó incongruencias en las horas y las observaciones sobre la condición del niño.

Pese a que el expediente médico de Lorenzo, que la doctora Boschetti repasó antes de enfrentarse a la defensa, leía que la hora de llegada del niño a la sala de emergencias había sido a las 5:30 de la mañana, el informe automático que suelta el monitor cardíaco se mostraba encendido a las 5:05 de la mañana. La doctora explicó que a veces la máquina muestra una fecha u hora incorrecta debido a apagones o falta de calibración adecuada.

El informe también leía que la máquina había estado en uso durante 17 minutos – pese a que la doctora no podía leer bien algunos de los datos que aparecían en el informe – y en la gráfica que muestra la trayectoria de la máquina, se muestra un movimiento del pulso de Lorenzo, que empieza con un pulso ya bajo que va disminuyendo hasta quedar en el ‘flat line' que representa la muerte.

No obstante, a preguntas de Moczó, la doctora Boschetti indicó que 'el niño no llegó vivo' al CDTya que carecía de signos vitales – la pupila dilatada y fija, los sonidos respiratorios inaudibles, la ausencia de pulso – y así mismo lee el diagnóstico: declarado muerto a la llegada al hospital a causa de un 'trauma en la cabeza con herida abierta'. El movimiento del pulso en la gráfica podía deberse a las compresas o los medicamentos que intentaron aumentarle el ritmo cardíaco, dijo.

Durante todo el proceso, Cacho solo repitió que su hijo se caía a menudo de la cama. A pesar de que llamó a la Policía porque aquel trauma en la cabeza 'no era normal', la posibilidad de que se tratara de un crimen nunca le cruzó la mente a la galena.

Mientras transcurrían los trabajos, Rivera Seijo miraba con detenimiento a los testigos y a los licenciados. Vestía su uniforme azul, el pelo corto negro y los diminutos ojos oscuros estaban clavados en lo que ocurría en la sala. Era aquel hombre, más delgado, sin un brazo, el que montó Juan Antonio Vázquez en su carro el 8 de marzo del 2010.

Así lo identificó el primer testigo de la tarde, Vázquez, de 71 años, residente del pueblo de Florida, retirado del Ejército de Estados Unidos. Aquel día, su amiga y vecina Maribel Martínez le había pedido que la acompañara a recoger a su hijo Juan Manuel Romero Martínez a su salida de la cárcel de Sabana Hoyos.

Cuando llegaron al centro correccional, Junito, como cariñosamente lo llamaban, estaba en compañía de Rivera Seijo. Antes de montar a quien nombró como 'El Manco' en su carro, Vázquez recuerda haberle dicho a Junito que revisara que su compañero no tuviera un arma. Rivera Seijo le pidió pon hasta la carretera número 2, pero Vázquez decidió dejarlo en un lugar más seguro, pues en ese lugar desolado en la noche no iba a conseguir transporte.

Dejaron a Junito en Florida, y Martínez y Vázquez siguieron rumbo hacia Dorado, donde la madre de Rivera Seijo aparentemente tenía una casa. Durante el trayecto, 'El Manco' conversó mucho, sobre su pasado como oficial del Ejército, sobre su expulsión del cuerpo militar, y otras historias que para Vázquez, según dijo luego a la prensa, mostraban que 'no estaba cuerdo, no estaba bien mentalmente'.

Pese a eso, Vázquez aseguró que nunca le temió a 'El Manco', que este nunca se mostró agresivo, ni violento, ni intentó robarle ni le pidió dinero. Lo dejó frente a un ‘fast food' en Dorado, en un sitio concurrido para no dejarlo 'abandonado'.

A los dos días lo llamó una persona a su celular que devolvía una llamada. Era aparentemente un abogado al que había contactado 'El Manco' desde el celular de Vázquez, quien le prestó su teléfono aquella noche. Este le manifestó, contó Vázquez a la prensa, que debía localizar a Rivera Seijo porque era un prófugo de la Justicia, que había salido de la cárcel por error. Luego, a través de la prensa, se enteró que unos documentos que encontrados en la escena del crimen del niño Lorenzo correspondían al individuo a quien le había dadopon.

En el breve contrainterrogatorio de la defensa, Vázquez no pudo recordar unas preguntas que según Moczó le había formulado hacía unas semanas. 'Pero sí recuerda lo que pasó hace seis años', apuntó el licenciado. El septuagenario reconoció que se ha reunido con fiscales y agentes de la Policía para refrescar su memoria.

La vista preliminar contra Rivera Seijo continuará mañana, miércoles, a la 1:30 p.m. en el Centro Judicial de Bayamón, con los testimonios del oficial de custodia José Armando Cruz y de un custodio de récord de la cárcel de Sabana Hoyos.

Desde la izq; Sharon González, abogada de Ana Cacho.
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