'Jamás me hubiera atrevido a comparecer frente al pueblo de Puerto Rico para decir que estoy radicando una acusación contra alguien que no lo cometió', sentenció el secretario del Departamento de Justicia, Cesar Miranda, una hora despues de que se hallara causa para arresto contra Luis Gustavo Rivera Seijo, apodado 'El Manco', por la muerte del niño Lorenzo González Cacho.

En conferencia de prensa, el Secretario narró los detalles de lo que alegadamente ocurrió aquella noche del 9 de marzo de 2010 en la urbanización Dorado del Mar, donde vivía el niño Lorenzo junto a su madre y dos hermanas. 'No nos queda la menor duda de que estamos acusando a la persona correcta que dio muerte a Lorenzo', aseguró.

Según la investigación de Justicia, todo comenzó con la liberación por error de Rivera Seijo, quien estaba recluido en la cárcel de Sabana Hoyos en Arecibo por haber agredido y dejado moribundo al deambulante Oscar Pacheco García el 6 de febrero de 2010 en la Placita Barceló.

Un mes después de aquel incidente la víctima falleció, por lo que se desestimó el cargo por tentativa de asesinato contra Rivera Seijopara reclasificarlo como asesinato. Debido a que los documentos se traspapelaro, y la persona encargada solo corroboró la desestimación de cargos, 'El Manco' quedó libre.

Con la ayuda de la familia de otro recluso que quedaba liberado ese día Rivera Seijo llegó a Dorado, donde vivía su madre, a pesar de que no esperaba ser recibido por ella. Desde hacía un tiempo, 'El Manco' deambulaba.

A Rivera Seijo, le falta la mano izquierda. A sus 21 años, atacó a batazos a un amigo que lo visitó en su casa. Se le acusó entonces de tentativa de asesinato pero se concluyó que era inimputable. Otros casos posteriores fueron desestimados por la misma razón.

De acuerdo a la confesión de Rivera Seijo, que en cuatro ocasiones pasadas asumió responsabilidad como autor del crimen pese a que su testimonio fue descartado y luego se retractara, este entró a la residencia de la familia González Cacho mediante escalamiento, penetró en la sala, tomó medidas para no ser escuchado, depositó un celular hurtado que llevaba en la mano en una butaca –el celular se encontró en la residencia–, consumió unas galletas y un jugo de la cocina –no se tomaron huellas de la nevera–, se armó con un cuchillo filoso y, confundido, terminó en el cuarto del niño Lorenzo.

Agredió al niño con tres puñaladas –incluso, en su testimonio, el acusadoexpresó cuán duro le dio en el tabique de la nariz, corroborado así por la autopsia– y entonces se marchó. Al saltar la verja se le cayó una bolsa plástica con los documentos que llevaba al salir de la cárcel y una peinilla. Estos documentos fueron encontrados en la escena del crimen, aunque no así el arma filosa que llevaba que aparentemente la escondió en otra residencia cercana. Alega haberse refugiado en otra casa y la describió con una precisión corroborable.

El Secretario de Justicia decidió mantenerse al margen de críticas a la pasada administración, bajo la cual se cortaron los lazos con Justicia federal que en su momento colaboró en el caso, y entrevistó a Rivera Seijo a quien le extrajeron la confesión. La fiscal federal Rosa Emilia Rodríguez Vélez recordó la frustración que sintieron en este brazo judicial ante el trato estatal, pero decidieron mantenerse al margen ya que la jurisdicción del caso estaba fuera de su alcance.

Miranda se limitó a mencionar que si antes no se habían radicado cargos formales contra Rivera Seijoera porque aún no contaban con la prueba suficiente para sustentar su confesión. Con el equipo de fiscales e investigadores, fueron poco a poco corroborando el relato de 'El Manco', hasta que finalmente decidieron esclarecer el caso.

Ante la insistencia de la prensa, Miranda tampoco quiso entrar en detalles sobre qué ocurrirá ahora con Ana Cacho, quien fue considerada sospechosa del crimen y que ahora sirve como testigo de Fiscalía para el caso contra Rivera Seijo. Simplemente, declaró que se levantaron muchas teorías sobre lo ocurrido en el caso, las cuales no tenían fundamento investigativo por lo que poco a poco se descartaron por falta de evidencia o por evidencia que las desestimó.