El morbo y la frustración dominan reacción a choque en Trujillo Alto (vídeo)
El lunes el país despertó ante la noticia de cinco jóvenes que protagonizaron un aparatoso accidente tránsito mientras intentaban huir de la Policía, terminando el vehículo incrustado en un poste y sobre la valla de cemento que divide los carriles.`
No obstante, a pesar de la dantesca escena y la perdida humana que en ella se dio, fueron cientos los comentario que inundaron las redes expresando complacencia con la muerte de tres presuntos delincuentes.A la vez, muchos también expresaron inconformidad ante el hecho de que otros dos sobrevivieron.
Para el psicólogo social, doctor David Pérez Jiménez, estas expresiones más allá de mostrar el deterioro de la salud mental de la población también son evidencia de la frustración e impotencia que vive el país ante una ola criminal que por décadas viene azotando al puertorriqueño.
'Yo creo que no es un secreto que hay un gran sector del país que ha llegado a un nivel de insensibilidad bien grande. Son muchas décadas de una ola criminal muy fuerte y la misma frustración que la gente siente lleva a la gente a pensar así', explicó el doctor con 20 años de experiencia profesional, quien destacó el pobre desempeño de los gobiernos a la hora de trabajar contra la criminalidad.
A medio día, ya circulaba en los medios el vídeo de una cámara de seguridad que captó el impacto de la guagua contra un poste que sostenía la rotulación del expreso de Trujillo Alto, dirección norte, a la altura de la intersección con la avenida Park Gardens y la PR-877.
El golpe fue tan fuerte que la guagua 'abrazó' el poste, uno de los ocupantes salió expulsado y el rostro de otro quedó tan desfigurado que le tomó dos días al Instituto de Ciencias Forenses identificar el cadáver. Se informó que los ocupantes iban en un vehículo robado mediante 'carjacking' y huían de las autoridades tras robar un ‘food truck' en Caguas.
El vídeo y los detallespolicíacossolo añadieron gasolina a las llamas de la web. Aunque algunosinternautasintentaron menguar los comentarios negativos, sus comentarios solo provocaban más discusión.
'Uno puede entender (los comentarios) aunque no lo podemos avalar ni apoyar. Yo creo que hay que seguir llevando un mensaje de compasión porque esas tres personas que murieron y los dos que están graves son hijos de esta patria también, posiblemente son personas que criaron o vivieron en un ambiente desfavorable, con mucha marginación, con mucha pobreza', abundó el doctor Pérez Jiménez.
Según dijo a NotiCel el psicólogo social, las redes sociales se han convertido en un lugar en el que las personas pueden expresar su frustración, siendo la prudencia inexistente debido al anonimato que impera en ellas.
'(Las redes sociales) son un mecanismo de canalizar la frustración en que, dentro de ese anonimato, las personas se sienten en la libertad de decir lo que le dé la gana y que de otra forma no se atreverían a decir. Cuando estás frente a un grupo de personas o de amistades hay un elemento de censura o control social mucho más fuerte porque tú no estás seguro de que lo que vas a decir, tu grupo lo va a endosar o no', explicó el también expresidente de la Asociación de Psicología de Puerto Rico.
A la frustración colectiva también se suma el poco entendimiento de la población sobre los complejos problemas que, por ejemplo, generan mayor incidencia criminal y llevan a jóvenes de escasos recursos a la delincuencia, dice Pérez Jiménez.
'No estamos justificando nada, lo que estamos diciendo es que hay que ponerlo en el contexto de que estos son unos sectores de nuestra comunidad que los hemos marginado, los hemos discriminado, que les hemos cerrado nuestras urbanizaciones, que los hemos metido en residenciales públicos alejados de la ciudad y entonces, cuando ocurre este tipo de evento, lo más fácil es decir ‘qué bueno que se murieron porque eran delincuentes'. Lo que nunca nos preguntamos es cómo estas personas llegaron a la delincuencia', manifestó.
'Es la derrota de la patria… cuando tenemos personas que están dispuestas a correr y perder su vida en la calle en edades jóvenes y productivas, víctimas de la delincuencia que nos arropa y que, como sociedad, no los hemos podido ayudar a escoger el camino del bien. Somos responsables de esas tres vidas que se perdieron. Somos responsables y es muy fácil decir ‘que bueno que se mueran', pero es muy difícil como sociedad asumir nuestra responsabilidad ante ese tipo de desgracias', concluyó Pérez Jiménez.
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