Testifica quien ordenó arresto de acusado por masacre de Guaynabo
El sargento Luis Alfonso Martínez Serrano estaba trabajando a las 3:41 de la madrugada del 18 de noviembre de 2014, cuando recibió una llamada del agente Caro. Supuestamente había ocurrido una masacre en la urbanización Versalles en Bayamón. Cuando llegaron las tres patrullas al sitio, encontraron una guagua 4 Runner oscura estacionada frente a una casa. Al lado, estaba parado un joven.
'Estaba bregando con el celular. Era trigueño, joven, con gorra, una t-shirt verde, fuertecito', describe el sargento sentado en la silla de testigos en la sala 704 del Centro Judicial de Bayamón. Esa persona está en la sala?', pregunta la fiscal Janet Parra Mercado. 'Sí, es el joven con la camisa lila', dice.
Christopher Sánchez Asencio está sentado en el mismo lugar, esta vez con una camisa lila. Es el segundo día de juicio para quien está acusado, junto a José Bosch Mulero, de los asesinatos de cuatro miembros de una familia en la urbanización Los Frailes en noviembre pasado, en lo que se conoce como la Masacre de Guaynabo.
Por un 'error' aparente en la comunicación, según Fiscalía, Martínez Serrano y sus compañeros en vez de llegar a la escena del crimen, llegaron a la residencia de uno de los sospechosos en la Urbanización Versalles. Preguntó al joven si había escuchado detonaciones en la noche, este respondió que no.
'Usted vive aquí?', le preguntó aquella madrugada el sargento a Sánchez Asencio. 'Yo vivo aquí, con mi mamá que está enferma', respondió el joven. 'Veo que se empieza a poner nervioso, tiembla un poquito y empieza a mirar en varias direcciones', comenta el sargento ante el jurado. Sánchez Asencio lo mira en silencio, quieto, sin aparente reacción.
Miró los ruedos de su pantalón, que tenían incrustados cadillos. 'Estaba trabajando', justificó Sánchez Asencio. 'A esta hora?', ripostó el sargento.
Del centro de mando le llega información de que el sospechoso de la masacre familiar se estaba desplazando en una guagua Toyota 4 Runner oscura. El sargento le pidió al agente Irizarry que velara, o custodiara, al joven.
Martínez Serrano sacó su linterna, e inspeccionó de lejos la carrocería del vehículo –carecía de una orden de allanamiento para entrar al vehículo–, en busca de perforaciones de balas o manchas de sangre. No vio nada. Solo le levantó sospecha una esponja de lavar carro en el asiento de atrás con unas manchas que lucían como sangre.
Recibió esa noche otra llamada del agente Caro. 'El sospechoso se llama Christopher Sánchez', le dijeron del otro lado del teléfono. 'Y cómo tú sabes todo eso?', preguntó el sargento. 'Tengo a la Policía Municipal de Guaynabo en línea', le respondió. El sargento le preguntó el nombre al joven. 'Christopher Sánchez', dijo. Procedió a arrestarlo, registrarlo y leerle las advertencias.
El relato forma parte del testimonio del sargento Martínez Serrano, tercer testigo del día. Antes de él, el agente Carlos Carlo, de la Policía Municipal de Guaynabo, habla sobre lo que escuchó por la radio, la aparición de un menor ensangrentado que trataba de acceder a una casa en el barrio Guaraguao.
Se trataba de Ángel Ortiz Uceda, el sobreviviente de 13 años de la masacre, luego de que los acusados alegadamente lo arrojaran por un puente de más de 42 pies de altura tras agredirlo físicamente con puños y objeto punzante.
En el contrainterrogatorio, liderado por el abogado de defensa Orlando Cameron Gordon, cuestionó al agente Carlo sobre gran parte de la información que omitió en su declaración jurada, firmada el 18 de noviembre de 2014.
A preguntas de la prensa, el abogado de defensa Cameron Gordon explicó que su línea de preguntas van dirigidas a establecer 'la verdad' de lo que ocurrió esa noche. El agente Carlo se justificó diciendo que no incluyó todo debido a que 'no se lo preguntaron'.
En la sesión de la mañana, testificó el agente de la Policía que socorrió a Ángel, quien llegó a la casa de Luis Armando Alomar Rodríguez en el barrio Guaraguao pidiendo ayuda aquella madrugada, luego de que asesinaran a su padre Miguel Ortiz Díaz, su madre Carmita Uceda Ciriaco, su abuela Clementina Ciriaco López y su hermano Miguel Ortiz Uceda, que ese día cumplía 15 años.
Al llamado de Alomar Rodríguez acudió una patrulla con dos guardias. En su declaración jurada, el agente de la Policía Municipal de Guaynabo, Eduardo López Ríos, corroboró la información: el menor mencionó el nombre de Christopher Sánchez como la persona que asesinó a su familia junto a 'el gordo', refiriéndose a José Luis Bosch Mulero, y que era inquilino de una de las residencias propiedad de su padre en la Urbanización Versalles.
Sánchez Asencio enfrenta cuatro cargos por asesinato en primer grado, sumados a cargos por tentativa de asesinato, agresión agravada, secuestro agravado, infrancciones a la Ley de Armas, robo, destrucción de prueba y conspiración.
El menor Ortiz Uceda es el testigo principal del caso y declarará por circuito cerrado en la etapa final del juicio presidido por la jueza Vivian Durieux Rodríguez.