Oscar López encabeza esfuerzo por crear conciencia en medio de la pachanga
Oscar López Rivera se paseó ayer por las calles del Viejo San Juan.
En una comparsa de homenaje y solidaridad, el colectivo teatral Agua, sol y sereno rindió tributo al preso político puertorriqueño mediante un cabezudo. Entre consignas políticas, el público siguió la marcha, elevando una voz al unísono pidiendo fin al encarcelamiento de López, quien lleva 32 años preso.
Piezas con contenido, llamados y consignas políticas, espacios para la reflexión colectiva. Aunque no lo parezca, estos mundos convergieron también en las celebraciones de las Fiestas de la Calle San Sebastián, y los artistas del barrio lideraron esta iniciativa para pensar durante el jolgorio más esperado del año.
Compañías teatrales como Y no había luz y Agua, sol y sereno arroparon el Viejo San Juan durante la tarde del sábado con una serie de actividades de contenido social y político. Y el público, variado y extenso, representativo de los más diversos pueblos de la isla, de los más heterogéneos contextos sociales, escucharon, apoyaron y reflexionaron.
'Llevar una causa justa a una fiesta popular es una manera de exponer a ese público variado a un contenido político, importante y pertinente', afirmó Sarah Michelle Arroyo, integrante de Agua, sol y sereno desde hace dos años y medio.
Los numerosos cabezudos de Agua, sol y sereno se aglutinaban bajo una carpa en la Plaza de la Barandilla. El rostro enorme de Oscar López Rivera se imponía, observando a los niños, adultos y ancianos que paseaban a su alrededor. Agua, sol y sereno surgió en 1998 como una propuesta multidisplinaria con un afán comunitario y combativo, y entre sus recursos repetidos están los cabezudos y las máscaras.
Este año hubo menos apoyo económico y menor actividad artística, según Arroyo.
'El Gobierno le dio más atención a lo comercial', lamentó la joven artista. Sin embargo, los colectivos teatrales se activaron en un intento por 'nutrir otro tipo de cultura en un ambiente más allá de la pachanga y las promociones', concluyó la joven.
Unas cuadras más lejos, en el interior de la Plaza Colón, la compañía teatral Y no había luz, fundada en el 2005 con el propósito de enlazar a las comunidades con la gestión artística, presentó una de las obras más antiguas de su repertorio teatral, Cutendencia.
Una obra que puede ser devastadora y sublime, Cutendencias trata la rutina, el sueño americano y el espacio encasillado de los cubículos de trabajo. 'Estoy encadenado, pero no veo las cadenas', lamenta el muñeco azul aprisionado, que vive en un mundo de cubos uniformes sin libertad creativa.
El colectivo dedicó la función también a la excarcelación de López. 'Que sintamos las cadenas y logramos romperlas', exhortó en su despedida Yussef Soto, integrante del grupo teatral.
El peso del mensaje, el contenido profundo de la pieza y el llamado político del cierre, parecerían incongruentes con la visión cotidiana que se tiene de las Fiestas de la Calle San Sebastián.
'Muchas veces a las Fiestas no llegan cosas con contenido social y político. Está desvinculado el proyecto cultural de las Calles, por la gran abundancia de marcas y ‘advertising'', compartió Soto en entrevista con NotiCel.
Soto admitió que han tenido que ajustarse al escaso presupuesto, pero que de todas formas 'hay que darle continuidad a esos proyectos, para que haya una cultura más allá del jangueo'.
Con voz potente y firme, Soto afirmó que 'el espectador siempre se lleva un pedazo de nosotros, y si no reflexionan ahora, quizás más tarde, en la noche. Siempre hay una provocación'.
Entre las latas de cervezas, promociones de carros y cartelones de grandes marcas, en las Fiestas se extendió una invitación colectiva a la reflexión activa y consciente, en medio de una oferta cultural breve pero incisiva y comprometida con las causas sociales.