Comunidad de Caimito despide a Jeanette Vázquez con un llamado a la paz
Sus amigos y familiares la describieron como una mujer alegre, que siempre tenía una sonrisa. Una mujer que vivía a plenitud. Jeannette Vázquez Valentín, de 24 años, se convirtió el martes en la primera víctima inocente por los crímenes violentos en 2014. La comunidad con la que compartió sus últimos días, le rindió tributo en la noche del jueves y afirmó que su muerte no será en vano.
La joven que llegó a la iglesia cristiana Casa de Bendición, en Caimito, hace cinco años por una invitación para participar de un torneo de voleibol, murió el martes en la noche mientras colocaba una malla en la cancha del sector Tortugo durante una práctica del equipo de niñas de la congregación. 'Ella tenía una pasión por el voleibol y quería alcanzar vidas a través de los deportes', mencionó la pastora, Jessica Díaz, durante un culto que celebraron en su honor.
En poco tiempo, Vázquez se convirtió en directora del ministerio de niños junto a su esposo, en líder del grupo de danza y asistente del equipo de voleibol de niñas. 'Lo que salía de ella era el amor de Dios. Cero juzgar, cero críticas. Se desvivía por hacer las cosas bien. Nunca decía no', coincidió su prima, Karimar Meléndez, quien estuvo presente en el momento de la balacera y la acompañó durante todo el trayecto al Centro Médico de Río Piedras.
A las 8:10 p.m. en que comenzó el tiroteo, Meléndez contó que los niños corrieron a protegerse bajo las gradas, pero Vázquez cayó de inmediato al suelo, tras ser impactada por una bala cerca del cuello. Meléndezle acompañó en todo momento, le tomó las manos y oró por ella. 'Reflejaba paz. Ni siquiera tuvo tiempo de tener desesperación', explicó.
La pastora Díaz dice que en Tortugo han ocurrido varias muertes y que esporádicamente se desatan balaceras de ese tipo. Mas no detendrán el plan de misionar en el lugar. El propósito es llegar a más jóvenes y llevar un mensaje de paz.
Durante el culto, la comunidad rezó incluso por los jóvenes involucrados. 'Lo que queremos es cubrir a ese muchacho y a su familia de amor. Eso es lo que nos nace', comentó Meléndez, quien en medio de su dolor se mostró serena.
Las más de diez niñas y jóvenes que componen el grupo de danza no contaban con su líder durante la actividad, pero la coreografía salió perfecta, como si Vázquez estuviese liderando desde la distancia.