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Domingo, 30 de octubre de 2011 – Nace 'El Pintor del Pueblo Puertorriqueño', Rafael Tufiño
Un día como hoy, hace 89 años, nació dentro del seno de la incipiente Diáspora Puertorriqueña en Brooklyn, Nueva York, una de las figuras cumbres del arte puertorriqueño y latinoamericano, Rafael Tufiño Figueroa, 'Tefo'.
El gran talento del 'Pintor del Pueblo', como también se vino a conocer nuestro artista, fue descubierto nada más y nada menos que por una maestra que lo vio pintando. Tefo estaba intentando recordar a su papá, a quien no veía mucho puesto que trabajaba en la Marina Mercante de los Estados Unidos. A manera de evocar a su padre ausente, a quien le gustaban los buques tanqueros de petróleo, el joven Tufiño se dio a la tarea de pintar uno de estos barcos. Cuando la maestra, Mrs. Randall, vio lo que pintaba y le dijo 'Muchacho, llama a tu mamá [Goyita], tú eres un artista del cará.'
Mrs. Randall, aquella maestra de ojo atinado para identificar talento extraordinario cambió la vida de Tufiño. A su vez, al impulsar el talento de Tefo, Mrs. Randall contribuyó a transformar para siempre el arte puertorriqueño y latinoamericano, en fin, las artes como hasta entonces las habíamos conocido.
En entrevista con RICO PUERTO RICO, su querido hijo Pablo Tufiño, un distinguido actor puertorriqueño de impresionante intelecto, nos compartió que una de las cualidades más distintivas de su padre fue que paradójicamente Tefo siempre conservó los ojos de asombro y pasión de 'un turista' enamorado de su nación, Puerto Rico. Y es que Tufiño vivió toda una vida maravillándose de la belleza de Boriquén y nunca perdió la capacidad de asombrarse de nuestra Isla aun cuando vivió la mayor parte de su vida en Puerto Rico. Desde que primero llegó a sus cinco años a vivir en La Perla, en el recinto extramuros de El Viejo San Juan, nuestra isla-capital se convirtió en una inmensa fuente de inspiración, sabiduría, y sobretodo, fuente del infinito espíritu de amor que fue nuestro gran Rafael Tufiño. Ocurre que de niño Tefo desarrolló una condición de raquitismo. El médico en Nueva York recomendó que el niño, entonces llamado 'Ralph' en las escuelas de Nueva York, debía tomar más sol y su mamá, Goyita Figueroa, dio varios viajes con él a Puerto Rico hasta que se establecieron indefinidamente en Puerta de Tierra, en la Isla de El Viejo San Juan, porque la abuela materna de Tufiño perdió su casa en La Perla a consecuencia del Huracán de San Felipe allá para 1928. Era entonces 1932 y Tefo aún tenía diez años de edad.
Incontables instituciones han reconocido a Tufiño por su obra artística y docente, entre las cuales se encuentra la Fundación Guggenheim, National Arts Club de Nueva York (Lifetime Achievement Award) y la Escuela de Artes Plásticas de Puerto Rico, que le otorgó un Doctorado Honoris Causa. No obstante, el reconocimiento mayor que ha recibido Tefo es ser honrado con el recuerdo de una toda una Nación que desde Borinquen y desde nuestra diáspora, se une para reconocer aquel artista y maestro que vive inmortal en alma de todo Puerto Rico, al bautizarlo: 'El pintor del pueblo'.
Recuerda el renombrado artista Antonio Martorell, que en una ocasión un abogado estadounidense que ganaba mucho dinero trabajando para corporaciones transnacionales fue al taller a comprar 'un cuadro de buen tamaño y precio'. El 'attorney' de abolengo le pregunto al Maestro Tufiño: 'How long did it take you to paint this picture?':
'Fifty two years' le respondió Tufiño, su edad en aquel momento.
Aquel día, el abogado estadounidense, rico en dinero, habría de recibir una lección magistral, del artista puertorriqueño, rico en sabiduría boricua y el entretejido universal que compone la herencia de toda una humanidad:
'Cincuenta y dos años me ha tomado pintar ese cuadro, aunque le estuviera aplicando pintura tan sólo unas cuantas horas. Porque el artista siempre está pintando, despierto o dormido, con o sin el cuadro al frente. Todo lo que uno ha visto, lo que le gusta y lo que le disgusta, lo vivido y lo pintado y también lo despintado y lo borrado y aún antes de uno mismo, la historia del arte todo, la de aquí y la de otras tierras, la tradición y la ruptura que es asimismo tradición, es más, para ser más preciso, miles de años me ha tomado pintar ese cuadro.
Así habló Tefo. Y en esa declaración pintó el panorama histórico de su generación, [...] Recuerdo el Tefo caminando las calles de San Juan precedido de su perro, un cariñoso sato boricua, llamado Piero en homenaje al gran Piero de la Francesca. Nuestro Rafael guiado por Piero como muchos seguiríamos al Tefo orientados por su mirada, llevados de su mano, gozando del caminar, contemplando el lienzo milenario.'
-Antonio Martorell
El Maestro, Antonio Martorrell, recordando a su gran maestro, Rafael Tufiño
Alma Adentro
La Plena
Raíces de Felicidad
Para más información histórica, sigue a Hans Perl Matanzo y a Ana Gabriela González Oliva en Rico Puerto Rico.