Matrimonio se refugia de lluvia de piedras
Un matrimonio de Bayamón que temía por su seguridad accedió al llamado de las autoridades para refugiarse en la Escuela Elemental Arturo Somohano de la urbanización Villa España ante el paso del huracán Irene por la Isla.
Allí también se refugiaron dos mujeres que viven solas, una de las cuales se había operado recientemente, así como un deambulante y un beneficiario del seguro por incapacidad. Todos son parte de las más de 700 personas que tuvieron que buscar albergue ante el paso de Irene.
Carmen Julia Santana Ortiz, de 69 años, y su esposo Ángel Luis Morales, de 71, no dudaron en acudir al refugio porque desde junio la montaña que está detrás de su residencia ha estado colapsando y enormes piedras han caído en el patio de su residencia, afectando la salud del hombre, que ya ha sufrido tres infartos y un fallo respiratorio.
'Esto es impresionante y cada vez que cae una piedra de la montaña mi marido se pone mal y yo no sé qué hacer. No quieren que yo viva en esa casa, pero cómo voy a hacer, para dónde me voy a ir',expresóSantana Ortiz a NotiCel.
La mujer, quien aseguró que las autoridades municipales la han ayudado bastante, aprovechó la visita de NotiCel al refugio para ir a su residencia en la calle Zaragoza de Villa España a ver qué le había pasado durante el paso del fenómeno atmosférico.
NotiCel pudo observar los enormes peñones que han caído desde la montaña y cómo otra decenas de residencias de clase media se verán afectadas si la montaña continúa cayendo.
Santana Ortiz indicó que reside en esa casa hace 21 años y que desde junio la montaña está colapsando. Pero su marido asegura que la montaña comenzó a sufrir deslizamientos de terreno desde la explosión de la antigua refinería de CAPECO y el temblor de la Noche Buena del 2010.
'El geólogo que nos visitó nos dijo 'ustedes tiene que salir de aquí'. Yo no quiero más bla, bla, bla, porque para bla, bla, bla hablo yo. Yo lo que necesito es que me ayuden', manifestó angustiada la mujer, quien agradeció la solidaridad de los otros refugiados con su caso.
Miguel Rosado, de 46 años, también se refugió en la escuela Arturo Somohano. Su caso, según comentó, es que reside en un pequeño estudio que no tiene ventilación y se quedó sin luz bien temprano en la tarde.
'No vivo en una zona inundable, lo que pasa es que yo vivo casi en un sótano en un cuartito con dos ventanas pequeñas y no tenía luz… no se puede casi ni respirar', dijo Rosado, quien está incapacitado.
Los refugiados agradecieron las atenciones en la escuela, donde les dieron merienda en la noche y un desayuno 'saludable' en la mañana.