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La Calle

Agua voluntaria asea almas en Las Duchas (galería)

La mañana en Las Duchas de La Perla comienza con una voz dulce que ora por las vidas de aquellos que amanecen llenos de hollín, cada día más delgados, trasnochados en la calle. Algunos bajan la cabeza en reverencia, otros permanecen en el suelo entumecidos, parecen no haber amanecido aún.

Los lunes, miércoles y viernes, a las personas sin hogar les espera en Las Duchas una cajita con un cepillo de dientes, pasta, jabón, navaja y peinilla, que de alguna manera les devuelve la identidad. Tan necesarios como el agua que corre en el lugar son los voluntarios del proyecto Padre Venard, quienes viven moviendo cielo y tierra para que los deambulantes puedan darse un baño, ponerse una muda de ropa limpia, curarse las heridas, hecharse algo al estómago y tener la posibilidad de sanar.

Luis Ruiz y Beatriz Yañes clasifican ropa en Las Duchas. Ruiz pasó de deambulante a voluntario.

El más reciente estudio realizado por la empresa de consultoría Estudios Técnicos, Inc. sobre la aportación económica de las organizaciones sin fines de lucro (OSFL) reveló que para el 2007, en Puerto Rico 36,224 personas fungían a tiempo completo como voluntarios. Para ese mismo año existían 6,378 OSFL en la isla, lo que representaba una organización por cada 579 habitantes.

En tiempos de emergencia fiscal en el país, el esfuerzo del trabajo voluntario resulta ser indispensable pues como explica el estudio 'por cada $1 que el gobierno transfiere a una OSFL para proveer servicios de salud, tendría que invertir $7 para brindar el mismo servicio.' En el área educativa la proporción es aún mayor: por cada $1 tendría que invertir $11.

Angie Santiago es una de las voluntarias en Las Duchas.

La búsqueda de fondos y recursos siempre representan el mayor reto para los que quieren ayudar. En Las Duchas por ejemplo, siempre hay necesidad de desodorantes, calzoncillos, medias, tenis, mahones, comida enlatada, toda la ayuda es bienvenida.

A pesar de que siempre hay carencia, los coordinadores del proyecto Padre Venard se han atrevido a soñar en grande para levantar un edificio que sirva de vivienda transitoria para alrededor de 34 deambulantes. La autoridad de Transportación y Obras Publicas les cedió un edificio en la Calle San Francisco del Viejo San Juan, pero para que el proyecto comience a operar deben contar con fondos para tener una enfermera y varios empleados que se encarguen día y noche de asistir a quienes residan allí.

Cada cajita es una vida que se intenta salvar.

Tanto en las OSFL a pequeña escala, como la de Padre Venard, como en las OSFL internacionales, por ejemplo La Cruz Roja, muchas manos nunca son demasiadas. Actualmente la división de Puerto Rico de la Cruz Roja cuenta con 2,500 voluntarios pero están constantemente reclutando, más aún cuando es temporada de huracanes. 'En Puerto Rico hay sobre 500 emergencias diarias que van desde inundaciones y fuegos, hasta una familia que no tiene que comer', señaló Carmen Canino, directora de la organización. 'Aquí tenemos la Ley del Voluntarios y la Ley del Buen Samaritano', explicó Canino para demostrar que la labor de los voluntarios es tan crucial que está protegida por ley.

Compromiso en cuerpo y alma

'Papi cogéte un 'break' chico, te vas y te metes en un 'detox' y sales nuevo', decía Luis Ruiz mientras le tendía una toalla a uno de los participantes de Las Duchas a quien el dolor en el cuerpo por la falta de droga casi no le permitía permanecer de pie para ir a darse el baño.

Hace dos años Luis también tenía una cajita en Las Duchas. Hoy en día asiste puntual, pero como voluntario. El padre de seis dice haberse dado de baja de la vida por cinco años, sumido por el vicio de inhalar heroína. 'Para quien deambula no hay retos, el reto es que llegue el tercero de mes para cobrar los cupones y metérselos en droga', murmuró.

Enrique López y Wilfredo Quiñones organizan el material para los deambulantes.

Él más que nadie entiende la realidad de quienes son su amigos y están en la calle. 'Yo estoy comprometido en cuerpo y alma con esto y no voy a parar hasta que abran ese hogar y vea a todos mis amigos ahí'.

Tal como es el caso de Luis, en el proyecto Padre Venard las diversas experiencias de cada uno de sus voluntarios aportan un granito de arena. Médicos y enfermeras donan su servicios, trabajadoras sociales gestionan trámites, feligreses organizan las donaciones y miembros de la comunidad disponen de su tiempo. Todos forman un equipo de solidaridad anónima con la meta de que algún día, los seres humanos a los que le cuidan se reincerten en la sociedad y caminen por sí mismos.

Más allá de sus motivos, la labor social y espiritual de los voluntarios en Las Duchas se materializa con cada hombre y mujer que sale aseado y bendecido por una desinteresada mano amiga.

Wilfredo Quiñones sirve café en el proyecto Las Duchas del Hogar Padre Venard. (Josian Bruno/NotiCel)
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