Nuevo director de Junta lo mismo cuadra presupuestos que maniobra el poder político
Un repaso de la vida pública de Robert Mujica en los últimos años pinta a una figura astuta que maniobra políticamente mucho más allá que meramente el presupuesto gubernamental.
El nuevo director ejecutivo de la Junta de Supervisión Fiscal (JSF), Robert Mujica, es un sobreviviente político que se ha mostrado a sus anchas tanto en la árida tarea de diseñar un presupuesto gubernamental como en las maniobra, negociaciones y metafóricas peleas a puño limpio que requiere el trabajo político que realmente representa el presupuesto de un gobierno.
Un repaso de la trayectoria pública de Mujica deja claro que, después de ocho meses de búsqueda, la Junta se consiguió lo más cercano a un peleador callejero para la segunda fase de su mandato bajo la Ley PROMESA. Si bien la primera fase era enfrentar una jauría de acreedores para conseguir una reestructuración de la deuda, la segunda es enfrentar un enjambre de políticos electos puertorriqueños que, como avispas, están prestos a atacar para proteger sus formas viejas de hacer política y politiquería.
“Robert Mujica cambia el juego”, aseguró el presidente de la JSF, David Skeel. "La próxima fase del trabajo (de la JSF) es principalmente el segundo mandato de PROMESA de alcanzar responsabilidad fiscal a largo plazo como fundamento para el desarrollo económico sostenido". Skeel no lo dijo, pero el Plan Fiscal sobre el que descansa el Plan de Ajuste de la Deuda cuenta con transformaciones en procesos del Gobierno de Puerto Rico que la Junta nunca ha podido lograr que algún gobernador implante en toda su extensión.
El nuevo director tendrá el mismo salario de $625,000 anuales que tenía su antecesora, Natalie Jaresko. Vive en una finca del condado de Columbia, a las afueras de la capital de Nueva York, Albany.
Mujica, de 48 años, tuvo entre sus primeras experiencias laborales el ser becario en la oficina del senador Charles Schumer, actual líder de los senadores demócratas en el Senado federal, pero alcanzó prominencia como el principal miembro de equipo, hombre de números y agente político de los republicanos en el Senado estatal de Nueva York.
En 2009 fue pieza clave en el golpe de estado que dieron los republicanos para recobrar control del Senado estatal y en el 2012 volvió a maniobrar para que los republicanos mantuvieran control del Senado mediante unir fuerzas con un grupo disidente de la delegación demócrata. Esta coalición estuvo fomentada por el exgobernador Andrew Cuomo, quien la armó en conversación directa con Mujica.
Cuomo, un político de trinchera heredero de una dinastía política niuyorquina, estaba acostumbrado a ese tipo de estratagema y en 2015 le quita a los senadores republicanos su agente más efectivo convirtiendo a Mujica en su director de Presupuesto. El graduado de sociología, administración gubernamental y derecho no era del mismo partido que el gobernador, pero ambos coincidían en políticas fiscales que se inclinaban más hacia la ideología conservadora. Es la misma ideología que ha sido marca de fábrica de la JSF desde que comenzaron su mandato en la isla en 2016.
Durante su trabajo con Cuomo, Mujica también se involucró en la política de trastienda cuando fue uno de los funcionarios del estado que iba a las actividades de recaudación de fondos del gobernador para que donantes que habían pagado $25,000 por la taquilla tuvieran la oportunidad de hablarle. Asistía también a la conferencia SOMOS que se realiza en la isla (la más reciente edición apenas la semana pasada), y que une a funcionarios, sindicatos y organizaciones comunitarias para actividades de confraternización y festejo. Antes de esto, en 2004, era observador electoral para los republicanos y sometió una querella contra los demócratas por supuesto fraude electoral, que no prosperó.
Después de la caída política espectacular de Cuomo en medio de escándalos por hostigamiento sexual que desembocó en su renuncia en 2021, Mujica fue uno de los miembros principales del gabinete que la sucesora de Cuomo, Kathleen Hochul, mantuvo en el cargo.
Mujica es nieto de puertorriqueños. Su padre se retiró de un trabajo civil en la Policía de la Ciudad de Nueva York y su madre trabajaba en la oficina de presupuesto del alcalde de Nueva York. Mujica la acompañaba a la oficina y hacía las tareas que le pidieran.
El funcionario, quien gusta de vestir con tirantes y suele llegar al trabajo corriendo una motora Ducatti, ha sido criticado también por no ser suficientemente transparente en el desempeño de su trabajo y en 2016 un tribunal tuvo que ordenarle que realizara un desembolso de fondos a ciertas escuelas que se estaba resistiendo a realizar.
“(Puerto Rico) es un lugar especial para mí y quiero verlo prosperar. Mi trabajo en Nueva York estaba dedicado a la responsabilidad fiscal, estabilidad presupuestaria, transparencia y desarrollo económico. Nueva York tuvo éxito en todas esas áreas. Puerto Rico puede tener éxito también", dijo Mujica en un comunicado de la Junta. "Mi nueva posición será la oportunidad de la vida", dijo ayer al New York Post.
Claro, hay diferencia de proporciones. El presupuesto del estado de Nueva York llega a $220 mil millones y el de Puerto Rico es, combinando recursos propios y fondos federales, de unos $27 mil millones.
Pero también hay similitudes de controversias. A Mujica se le ha criticado que su fórmula para distribuir los recursos en el presupuesto es recortar, recortar y recortar servicios, resistiéndose, a la vez, en aumentar impuestos a los contribuyentes más acaudalados. Además, se le han señalado trucos contables para no exceder el límite de gastos de Medicaid. Otro truco, que en Puerto Rico fue uno de los principales causantes de la quiebra, es emitir deuda a través de las corporaciones públicas del estado, en vez de a través del gobierno central.
Un episodio reciente indicativo de la dualidad burócrata/político que aplica Mujica en el desempeño de sus funciones fue cuando, por oposición política, Nueva York perdió en 2019 la oportunidad de ser una de las nuevas sedes de los cuarteles de la empresa Amazon. Una de las críticas más famosas del acuerdo que el estado ofrecía a la empresa fue la congresista de origen puertorriqueño, Alexandria Ocasio Cortés.
Mujica publicó una carta abierta en el portal de internet oficial del gobernador del estado en la que barrió el piso con los opositores del acuerdo mediante el que a Amazon se le ofrecían $3,000 millones en créditos contributivos para establecerse en Queens, a cambio de la creación de entre 25,000 y 40,000 empleos.
Mujica apuntó que los políticos que decían que los $3,000 millones en subsidios estaban mejor usados en vivienda y transportación sufrían de "ignorancia fundamental" sobre matemáticas y economía. La localización de la sede le dejarían a la ciudad y al estado $27,000 millones en ingresos, un rendimiento nueve a uno comparado con los subsidios. Acusó a políticos que primero estaban a favor del acuerdo, pero después dejaron que la discusión en Twitter los convenciera de lo contrario, y al sindicalismo que obstaculizó el acuerdo.
"No se equivoquen, al final del día perdimos $27,000 millones, 25,000 a 40,000 empleos y golpeamos nuestra reputación de estar 'listos para hacer negocio'. La unión que se opuso ganó nada y le costó a otras uniones 11,000 trabajos bien pagos", dijo en su carta.
Al pedírsele que comentara sobe su estilo de comunicación pública directo, Mujica ha dicho que "la clave es dejarle saber a la gente lo que está pasando para que no sea sorpresa". La gente quiere tener una respuesta, aunque no sea la respuesta que querían, abundó.
Sin embargo, la salida de Mujica de su cargo para ser director ejecutivo de la Junta pareció ser una sorpresa para Hochul, o un secreto como los que mantenía con Cuomo, ya que tan reciente como en septiembre pasado, la gobernadora que acaba de revalidar electoralmente dijo que Mujica "se va a quedar con nosotros por un tiempo".
El término de Mujica en la Junta empieza en enero de 2023. Por ahora, se mantiene en su cargo y dijo que estaba comprometido a dejar listo el resumen presupuestario del póximo año para Hochul.
El martes pasado, le envió una carta a los jefes de las 59 agencias del gobierno del estado para recordarles que no pueden pedir aumentos a sus presupuestos operacionales.
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