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Inteligencia Social

El distanciamiento físico no “posterga el problema”, concede tiempo precioso para la preparación

[OPINIÓN]

(EFE)
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La crisis mundial del Coronavirus ha acentuado la necesidad de que los científicos puertorriqueños nos insertemos en las discusiones públicas. En su gran mayoría, los científicos han asumido esta responsabilidad informando al pueblo desde sus áreas de especialidad. Otros, aunque con buena intención, han criticado la acción gubernamental sin haber definido los retos que enfrentamos ante la llegada del Coronavirus a Puerto Rico. Un puñado, entre ellos el Dr. Arturo Massol, argumentan en contra de técnicas preventivas como el distanciamiento físico, haciendo hincapié sobre la necesidad de generar una respuesta inmune dado a que no existe por el momento una vacuna. Sin embargo, el Coronavirus no es un caso excepcional porque no exista vacuna: en el Caribe, tenemos un amplio historial de enfrentar brotes de enfermedades infecciosas sin vacuna, desde el dengue al Mycoplasma pneumoniae.

Por lo tanto, es desacertado comparar este brote con el Zika, argumentando que las técnicas de prevención como el distanciamiento físico no funcionan. Muy pocas de las infecciones de Zika se originan en el útero, y las preocupaciones en estas personas poco tienen que ver con la infección per se, sino sus efectos en el neurodesarrollo del infante a lo largo de su vida. Las mejores herramientas para combatir infecciones transmitidas por vectores virales como los mosquitos A. aegypti, son precisamente de corte preventivo, como la eliminación de los cúmulos de agua que sirvan de criaderos. Cómo ejemplo de esto tenemos la malaria, la cual declaramos erradicada en el 1962.

Por su parte, ya el Coronavirus ha llevado a sus límites a otros sistemas de salud con mayor capacidad que el nuestro. Debido a la falta de amortiguación o “aplanamiento de la curva” que hubiese provisto la implementación del distanciamiento físico, la cantidad de casos simultáneos ha excedido la capacidad de suplir servicios. Algunos países, como Italia, han contemplado limitar los servicios la atención médica, dejando sin atender casos con pronósticos poco favorables. Esto sería una tragedia en Puerto Rico, no solo para aquellos mayores de 65 años que ya constituyen más del 20% de nuestra población, sino también para la población con condiciones inmunodebilitantes. En Puerto Rico, la prevalencia de ambos tipos de diabetes, VIH, cáncer, entre otros supera por mucho a la de otras jurisdicciones.

Por lo tanto, es claro que no venceremos este virus desde la reacción, haciéndose imprescindible apostar a la prevención. La isla no cuenta con materiales suficientes para realizar las pruebas necesarias. Ante el panorama antes descrito, cada minuto que ganamos “postergando el problema” implementando el distanciamiento físico, se convierte en un tesoro invaluable. Es crítico ahora invertir este tiempo en la preparación inmediata para enfrentar el verdadero problema: la eventual saturación de nuestro sistema de salud.

Para más información sobre qué es el distanciamiento físico y su importancia, puede acceder a este recurso educativo accesible gratuitamente en Español.

*El autor es estudiante graduado en New York University y egresado de la Universidad de Puerto Rico en Cayey, donde tuvo la oportunidad de entrenar bajo la Dra. Maytée Cruz-Aponte, epidemióloga matemática, generando modelos matemáticos de enfermedades variadas, desde Diabetes mellitus al Zika.