Entre promesas, Biden recuerda el fracaso en la reconstrucción del sistema eléctrico
Una mirada a lo que ocurrió fuera de las cámaras y el protocolo en la conferencia de prensa del Presidente Biden.
Cinco años después de que el huracán María arrasara con la red eléctrica de la isla, el presidente Joseph R. Biden llegó a la isla a recordar que todavía el mayor proyecto de reconstrucción adjudicado a través de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencia (FEMA) pisa y no arranca.
En lo que fue una sorpresa para el gobernador Pedro Pierluisi Urrutia y su equipo de trabajo, el anuncio más significativo que hizo Biden ayer en Ponce no resultó ser una asignación de dinero, sino la activación de otra capa más de supervisión al trabajo de reconstrucción de la red eléctrica con la designación de la secretaria de Energía, Jennifer Granholm, como líder de un esfuerzo "sobrecargado" (super-charged) del gobierno federal para que esa reconstrucción se logre. FEMA asignó $9,500 millones a la reconstrucción de la red, pero a eso se suman unos $2,000 millones en fondos federales por otras vias.
El anuncio no fue una de las peticiones que le hizo directamente Pierluisi Urrutia y, horas después de la conferencia, ningún grupo se había adjudicado el cabildeo para esa alternativa y La Fortaleza ni el Departamento de Energía (DOE en inglés) ni la propia Granholm habían hecho comentarios públicos explicando exactamente en qué consistía la iniciativa que Biden llamó un "equipo para la modernización y restauración de la red eléctrica puertorriqueña". El resultado debe ser, según Biden, "empujar progreso decisivo en el plan de juego para la transformación de Puerto Rico hacia energía limpia".
La espera de invitados y prensa por las declaraciones de Biden duró unas tres horas debajo de un sol que provocó índice de calor de 102 grados. El avión presidencial aterrizó en el Aeropuerto Internacional Mercedita de Ponce y una caravana llevó la comitiva al Puerto Las Américas. Minutos antes de que Biden saliera a hablar, el sol fue opacado por nubes densas que inmediatamente redujeron la sensación de calor, pero amenazaban con abrirse y dejar caer lluvia.
Mientras que Pierluisi Urrutia y el secretario de Estado, Omar Marrero Díaz, vestían de chaqueta, el Presidente salió sin chaqueta, sin corbata, con las mangas enrolladas, una gorra y sus ya famosas gafas oscuras.
El equipo del Presidente colocó su podio rodeado de rollos de cable de cobre y de otro tipo asociado al uso en redes eléctricas y flanqueado por generadores tamaño industrial marcados con los logos de FEMA y del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos, cuyo propósito pareció ser que Biden pudiera apuntar a ellos como ejemplo del apoyo que estaban dando a instalaciones críticas, como hospitales.
Alrededor del podio, en torres, andenes y sobre vagones, varios equipos de francotiradores vigilaban el muelle.
En su intervención antes de Biden, el Gobernador aludió a que había hablado con el Presidente sobre cómo adelantar el trabajo de reconstrucción de la red en el marco del Memorando de Entendimiento que se firmó en febrero pasado entre Puerto Rico, Vivienda federal, DOE y el Departamento de Seguridad Interna (DHS en inglés).
Pero ese memorando solo cubría unas recomendaciones, que no son obligatorias, sobre cómo lograr las metas de energía renovable, y nada sobre un esfuerzo "sobrecargado". De hecho, en el vuelo hacia Puerto Rico, la administradora de FEMA, Deanne Criswell, adelantó que se anunciarían "unas iniciativas realmente agresivas" sobre la reconstrucción de la red.
El jueves antes de que Fiona afectara la parte suroeste de la isla con condiciones de huracán categoría 1, la Oficina de Rendición de Cuentas (GAO en inglés) ofreció al Congreso su evaluación de los cinco años de trabajos de recuperación por el huracán María concluyendo que no hay capacidad gerencial en el Gobierno de Puerto Rico, especialmente a nivel municipal, para procesar fondos de FEMA y cumplir con sus requisitos y que la inflación estaba disparando los costos en proyectos que se habían estimado hace años, pero no se han construido todavía.
La secretaria Granholm fue gobernadora de Michigan y tiene como prioridad acelerar la adopción de fuentes renovables de energía, de la mano con desarrollar las industrias y empleos que resultan de esa transformación.
El domingo pasado, y basándose en las estadísticas de LUMA Energy LLC, la secretaria comentó en Twitter que se había hecho "progresos significativo" en la restauración del servicio después de Fiona, resaltando que 90% de los clientes tuvieran servicio apenas 13 días después del impacto del huracán. En la conferencia, las estadísticas de recuperación que ofrecieron Pierluisi Urrutia y Biden no fueron iguales, con el Gobernador asegurando niveles de restauración de energía y agua un poco mayores a los que mencionó Biden.
Siendo vicepresidente en la Administración Obama, Biden ayudó a la isla a tener la única inversión significativa de capital privado en años, la instalación en Aguadilla de Lufthansa Technik, y también la mayor imposición de supervisión federal en la historia de Puerto Rico con la Junta de Supervisión Fiscal (JSF) a través de la Ley PROMESA.
Con su anuncio ayer, Biden añade a la reconstrucción de la red una capa adicional de supervisión gubernamental sobre otros jugadores que incluyen a LUMA, la Autoridad de Energía Eléctrica, el Negociado de Energía, la JSF, la Autoridad para las Alianzas Público Privadas, FEMA, el Congreso y la propia Fortaleza, que recién anunció la designación del secretario auxiliar, Francisco Berríos Portela.
Fuentes de la administración aseguraron que la visita y sus detalles resultaron una sorpresa para el equipo del Gobernador. A La Fortaleza se le dio poco o ningún espacio para incidir sobre la agenda del Presidente y la Primera Dama, un programa que no incluyó visita a ningún lugar directamente dañado por el huracán.
El aeropuerto, el puerto y el Centro Sor Isolina Ferré, este último cerrado a la prensa local, fueron las paradas en la estadía de casi tres horas. Miembros del equipo del Gobernador recibieron aviso de que prepararan un informe para el Presidente apenas horas antes de la visita.
Con su programa, Biden se convierte en el primer presidente en poco más de 60 años que no aterriza en San Juan para su visita a la isla.
La congresista puertorriqueña de Nueva York, Nydia Velázquez Serrano, tenía una silla asignada en la primera fila del palco de invitados, pero hizo una maniobra para evadir a los presidentes legislativos, quienes estaban en la misma fila y con quien tuvo diferencias públicas agrias durante la discusión del más reciente proyecto de status que excluyó la alternativa del Estado Libre Asociado.
De la primera fila, se movió a la última para hablar con el inversionista Orlando Bravo, el primer billonario puertorriqueño y quien no estaba en la lista oficial de invitados. Cuando comenzó la actividad, Velázquez Serrano volvió a la primera fila, pero la comisionada residente, Jennifer González Colón, y su esposo, José Yovin Vargas, la separaban de los presidentes legislativos.
Cuando Biden terminó sus declaraciones, se giró hacia el palco de invitados y gestionó para que una persona se le acercara, sin decir nombre. Se levantó Velázquez Serrano, pero también se levantó González Colón. Biden entonces comenzó a hablar de la congresista por Nueva York, a quien abrazó, dejándole a González Colón como única salida el irse a abrazar a Pierluisi Urrutia. Biden no mencionó a la congresista por Puerto Rico.
Un representante de LUMA, y de sindicatos estadounidenses que han incursionado en la isla para los trabajos de reconstrucción, como Laborers' International Union of North America (LiUNA), también estaban en el palco de invitados.
Durante el discurso de Biden, al extremo derecho y fuera del enfoque de las cámaras, se colocó un rato, llegando sin que se notara y yéndose antes de que terminara la actividad, el jefe de la Oficina del Fiscal de los Estados Unidos para el Distrito de Puerto Rico, W. Stephen Muldrow. Desde donde se colocó, se podía observar el palco lleno de políticos invitados.
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