Subvención retrasada para pequeñas empresas por pérdidas del huracán María podría salvar negocios en riesgo por el COVID-19
Alfredo Rodríguez, propietario de Caldera Café en Santurce, es uno de los muchos comerciantes que todavía esperan por la prometida ayuda económica para sus negocios luego del paso de los huracanes Irma y María hace más de dos años.
Ahora, también se enfrenta los estragos de la pandemia COVID-19, que lo ha obligado a cerrar el coffee shop hasta que concluya el toque de queda impuesto por el Gobierno, por ahora, hasta el 1 de mayo.
Consciente de que habrá personas no se atrevan a estar en lugares cerrados por miedo al contagio, Rodríguez trabaja en la remodelación de su negocio para que los clientes puedan hacer su orden desde la calle, sin tener que entrar. Esto representa una inversión en medio de la crisis, que responde a la nueva realidad.
Mientras tanto, el comerciante espera por alguna respuesta de Gobierno para saber si es elegible o no para el programa de Financiamiento de Pequeñas Empresas (SBF en inglés), que abrió su convocatoria en marzo de este año y al cual Rodríguez solicitó la subvención de $50 mil.
Este programa con fondos CDBG-DR otorga subvenciones de hasta $50 mil para cubrir el capital de operación y el equipo móvil para microempresas y pequeñas empresas que se vieron afectadas por los huracanes Irma y María. Aparte de las subvenciones en esta etapa inicial, el programa ofrecería en el futuro préstamos y una línea de crédito.
“Una inyección de $50 mil para los pequeños negocios, en estos momentos, sería la diferencia entre la vida o muerte para muchos negocios”, dijo Rodríguez, quien tuvo pérdidas equivalentes al 40% por concepto de las ventas de su negocio tras el desastre en el 2017.
Además, tuvo que incurrir en gastos no planificados, como una planta eléctrica y gas.
“Yo no digo que me den los chavos, pero que me digan qué pasa, ¿O voy a tener que esperar de dos a tres años más?”, cuestionó frustrado el comerciante.
Rodríguez ha realizado varias llamadas al Departamento de la Vivienda, la más reciente esta misma semana, para darle seguimiento a su solicitud. Le indicaron que esperara 15 días más para recibir alguna comunicación sobre su caso. Cada vez que llama, le dicen lo mismo. Como él, conoce a cuatro comerciantes que aguardan por información relacionada a la misma ayuda.
Uno de ellos es Juan Pons, propietario de la Hacienda Pons en Castañer. Pons no conoce el estatus de su solicitud, y al igual que Rodríguez, le urge conocer si finalmente recibirá el dinero que le permitirá reiniciar las operaciones de su hacienda de café que estuvieron detenidas desde María, hace más de dos años.
Pons se dedicaba a la compra, procesamiento y exportación del café. Luego, comenzó un nuevo proyecto de un coffee shop y un centro de visitantes en la hacienda, invirtiendo de su propio dinero. Sin embargo, no lo pudo terminar por falta de capital.
Con el dinero de SBF podría terminar este proyecto y comenzar nuevamente con su negocio de compra y procesamiento de café. Esto generaría de “seis a 10 empleos en la montaña, donde la gente no tiene donde trabajar”.
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