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SAN JUAN WEATHER
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Cuando la noticia se vuelve tu realidad

Ayer, martes, a eso de las 3:30 de la tarde se reportó una avioneta estrellada en la marina de San Juan detrás del restaurante Sizzler. La avioneta había salido del aeropuerto de Isla Grande con cuatro tripulantes que recibieron heridas, dos de ellos -el piloto y copiloto-, de gravedad.

El accidente fue una tragedia, pero para un periodista la tragedia tiende a ser el pan nuestro de cada día. Por más que queramos un mundo donde siempre se reporten las cosas buenas tenemos la obligación con la verdad. Nos despegamos y fortalecemos nuestros sentimientos porque la imparcialidad va frente a todo. Hasta que la noticia toca a tu puerta.

A eso de las 5:30 p.m., mientras hacía llamadas para conseguir algo más de información sobre qué sucedió a la avioneta, cómo pudo pasar un desperfecto como ese en medio del vuelo, y de quién fue la culpa, me anuncian que dos de los tripulantes son amigos cercanos.

'Claro que no. No juegues con eso, estoy trabajando', le dije a la persona algo irritado. Mi mente no asimilaba cómo dos amigos estaban envueltos en un accidente como ese. Lo estaba cubriendo, teníamos fotógrafos allí, no puede ser verdad que sean ellos. La verdad no discrimina, hasta a los reporteros nos toca.

Cuando sobrepasé el 'shock' inicial, pedí tiempo a mi supervisora para ir a ver a mis amistades al hospital, a sabiendas de que muy probablemente no tendría la oportunidad de entrar a verlos. El simple hecho de poder saber que estaban realmente estables, que no sufrirían de heridas a largo plazo, que las fracturas en las costillas y el vómito de sangre que sufrieron no era severo, era lo único que me importaba saber.

Llegué al Hospital Centro Médico y me acerqué a otras amistades que, al igual que yo, fuimos a verlos.

'Hace tiempo no te veo', me contó uno mientras tratábamos de mantenernos ocupados en lo que nos daban noticias.

'El trabajo me tiene para arriba y abajo', le contesté jocosamente, con risas que escondían nuestra ansiedad.

Fue entonces cuando encontramos a los padres de uno de nuestros amigos. No les habían dejado entrar a ver a su hijo, tal vez por la severidad de las heridas, o por el miedo a su reacción, solo los médicos pueden decir por qué. Mi instinto de periodista me hizo escupir preguntas a esa familia asustada y desesperada, pero aguanté mis esfuerzos al ver la cara hinchada y las lágrimas amontonarse en los ojos rojos de esa madre que aún no podía entrar a abrazar a su hijo.

'Están estables, señora; todo saldrá bien', fue lo único que pude decirle para tratar de consolarla.

En ese momento, la noticia podía esperar.

Luego fuimos a visitar a nuestro otro compañero, y de igual forma, pudimos dar con su madre. Ella estaba más tranquila. Las heridas de su hijo no habían sido tan graves y aunque los doctores lo mantuvieron la noche entera haciendo estudios y en observación, nos contó que su hijo ya estaba haciendo los usuales chistes que recordábamos de él.

'Te pregunto… cómo se siente por el celular? Que ese hombre era locura con ese celular porque era nuevo', bromeamos mientras todos nos reíamos para tratar de tranquilizar los nervios.

Cuando regresó de sus estudios, tuvimos la oportunidad de entrar a verlo, aunque fuese por breves minutos. Al entrar no logré encontrarlo de primera instancia, tuve que pedirle ayuda a un doctor. No lo reconocí con la cuellera que le habían puesto y que él quería quitarse a como diera lugar por testarudo.

'Cómo te sientes? Te vuelves a montar en un avión?', le preguntó el doctor.

'Si es gratis, sí', le contestó mi amigo. Me alegró saber que mantenía su sentido del humor.

Hablamos por breves minutos, me contó su versión de lo que sucedió, el desperfecto en el motor, el esfuerzo que hizo el piloto para regresar la nave a la pista, la caída a la laguna.

'Me dicen que los medios están diciendo que le dimos a un árbol pero es raro porque yo no recuerdo ningún árbol cuando caímos', me contó mientras, a petición suya, le mostraba la noticia que redactamos y algunas fotos.

'A veces le ponemos una pizca de drama a las cosas', bromeé con él, feliz de que esta realidad no culminó en tragedia.

*El autor es editor en NotiCel desde febrero de 2017.

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