La Independencia: Nuevas tácticas para nuevos desafíos
Hoy Puerto Rico está enfrentando una de las peores crisis en su historia. Desde la Diáspora el independentismo ha empezado a reajustar estrategias y a diversificarse. Esto representa una nueva táctica y oportunidad de coordinación entre la Diáspora y el movimiento independentista del país.
El Congreso tiene secuestrada nuestra soberanía nacional y no tiene sentido histórico ni práctico menospreciar la importante contribución de las diásporas en los procesos exitosos de construcción nacional. El caso puertorriqueño no es una excepción y por ello, desde los sectores más recalcitrantes del anexionismo y el inmovilismo, se critica furibundamente a los independentistas de la Diáspora. Nos conviene que haya más voces puertorriqueñas representadas y en contacto directo con representantes y senadores federales.
El país está en crisis y el independentismo debe tener la flexibilidad de trabajar en todos los frentes y en todos los idiomas para adelantar los valores universales que suscribimos la mayoría de los independentistas, y, nos atrevemos a decir, la de casi todos los puertorriqueños: la libertad y democracia, el respeto de los derechos humanos, la justicia social. Debemos además reconocer que los intereses de la nación puertorriqueña no coinciden siempre con los de Estados Unidos.
Los metodos de lucha y las circunstancias han variado y los nuevos independentistas quieren implementar nuevas estrategias y tácticas para lograr un proyecto soberano exitoso en igualdad de condiciones ante los Estados Unidos y todos los países libres del mundo. Dentro de ese objetivo son válidas las alianzas o colaboraciones con otras personas o grupos aun cuando no siempre se compartan objetivos últimos. En resumidas cuentas, el independentismo se está adaptando para GANAR.
Hoy no es prioridad, para los Estados Unidos, mantener una apariencia de prosperidad en Puerto Rico. En contraste países latinoamericanos de nuestro entorno tienen una buena relación con Washington y poseen índices de desarrollo mucho mejores que los nuestros. Además, participan de tratados bilaterales o multilaterales de libre comercio y de la Organización Mundial de Comercio. Ello les brinda la posibilidad de impugnar leyes proteccionistas estadounidenses en foros internacionales cuyas decisiones son ampliamente aceptadas, aún por los Estados Unidos, y de ser indemnizados cuando sus derechos son vulnerados. En contraste, Puerto Rico no tiene quien vote en el Congreso, ni tiene la posibilidad de llevar a los Estados Unidos a los tribunales internacionales para pedir una indemnización si es que se aprueba la reforma tributaria federal. Si ella es aprobada con su actual redacción Puerto Rico ya no tendría acceso libre al mercado estadounidense. Tenemos efectivamente lo peor de todos los mundos.
El marco de acción que se nos ha impuesto a los puertorriqueños, tanto jurídico como político, es uno colonial, diseñado por y para los intereses de los Estados Unidos. Este marco nos excluye, muy claramente, del proyecto político-nacional estadounidense. Es por ello que tenemos que aprender las reglas del juego y usarlas para ganar, lo cual no necesariamente significa que estemos de acuerdo con ellas. Sería irreal lograr victorias sin tener que a veces apoyar posturas que no son perfectas. Otras diásporas, como la judía en relación a Israel, y la cubana, en condiciones que inicialmente fueron muy adversas, han logrado influenciar exitosamente la política exterior y gasto armamentista estadounidense. Si ellos pudieron velar por sus intereses nosotros podemos velar por los nuestros.
*Daniel Vázquez Díaz, abogado en Washington, D.C., y Luis Ponce Ruiz, abogado en Denver, CO, son cofundadores de Boricuas Unidos en la Diáspora (BUDPR).https://www.facebook.com/BUDPR/boricuasunidosdiaspora@gmail.com
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