El pueblo habló… obedezca!
El exgobernador Pedro Rosselló González ha tenido aciertos y desaciertos en las distintas etapas de su carrera política. Fue un líder fuerte, brillante para algunos, pero testarudo para otros.
Fue capaz, tambien, de capturar el imaginario pueblerino con frases que ayudaban a proyectar su agenda y visión de manera sencilla.
La frase 'el pueblo habló y yo obedezco' fue una de ellas. En sus inicios, la usó para emprender proyectos triunfales, pero luego aprendió a usarla para reconocer los cambios del viento y de las temporadas. Para aceptar derrotas de una manera, clara, temprana y conciliadora.
Su hijo, el actual gobernador, Ricardo Rosselló Nevares, haría bien en abrir las puertas macizas del búnker, literal y figurativo, en el que se ha metido para permitir que un poco de la luz de las palabras de su padre se cuele. De esta manera, frenaría todo el daño que ha causado en Puerto Rico su empeño por mantenerse en el cargo aún cuando es más que evidente que ya perdió toda autoridad, confianza, respeto, capacidad y moral para ser líder.
En tiempos de confusión y de ansiedad, es beneficioso llevar las cosas a sus expresiones más objetivas y simples.
Y para Ricardo Rosselló Nevares, esa única verdad, por las razones que se quieran argumentar, es que sencillamente ha perdido la capacidad de liderar a un pueblo, ha perdido la capacidad de ejecutar sus planes, y ha perdido la primera cualidad que debe tener todo líder positivo, la capacidad para dar esperanza de que el futuro va a ser mejor, más brillante.
Lo que reflejan las manifestaciones masivas y diarias que hemos visto desde que se reveló el contenido del chat de Telegram con el Gobernador y sus asesores más cercanos no es una repulsa político partidista, no es una diferencia de criterio sobre una estrategia de gobierno particular, es la total perdida de confianza en un líder. Y la confianza, una vez perdida, no se restablece.
Su decisión de atrincherarse en el cargo y de abrir un 'juego de tronos' con la Legislatura mediante un proceso de residenciamiento está infligiendo un daño imperdonable al pueblo de Puerto Rico. Mientras nuestro liderato le da prioridad a esta lucha de poder, en Washington DC se detienen fondos nutricionales para las familias desventajadas, se atascan fondos de Salud para la población indigente, inversionistas retiran su dinero de proyectos locales para buscar otras jurisdicciones donde inyectarlos, empresarios locales suspenden sus planes de expansión, y se le dan municiones al presidente Donald Trump para discriminar contra la Isla por el gobierno corrupto e incapaz que tenemos.
Gobernador Rosselló Nevares, el pueblo habló, ¡obedezca!
Su orgullo personal, carrera política y su desesperación por la autopreservación no vale más que la supervivencia del pueblo de Puerto Rico.
Renuncie de inmediato, sin más artimañas políticas, y permítanos la oportunidad de retomar la difícil tarea de encaminar los esfuerzos de recuperación y de reactivar el motor de desarrollo económico que es lo único que puede volver a hacer de Puerto Rico un lugar al que la gente quiere llegar, en vez de un lugar del que se quieren ir.
Resumen de la marcha #RickyRenuncia