La fresa es una de las frutas más apetecibles que existen y cuyas posibilidades culinarias, nutricionales y terapéuticas la convierten en la favorita de muchos.
Además, son muy bajas en calorías y ricas en fibra, lo que mejora el tránsito intestinal. También se le han reconocido propiedades medicinales, como antirreumáticos y diuréticos.
La fresa silvestre fue un remedio de mucho valor por los indios norteamericanos, que usaban el té de sus raíces para aliviar las dolencias estomacales, menstruaciones intensas e ictericia. Antes era usada para curar la gota y hoy día sus propiedades curativas son muy apreciadas en todo el mundo.
En lo que se refiere a otros nutrientes y compuestos orgánicos, la fresa es muy buena fuente de vitamina C y ácido cítrico (de acción desinfectante), ácido salicílico (de acción antiinflamatoria y anticoagulante) y potasio. En menor proporción contienen vitamina E, que interviene en la estabilidad de las células sanguíneas y en la fertilidad.
Deigual manera, por su bajo contenido en sodio también ayuda a normalizar la presión arterial y su contenido de fibra impide el depósito de colesterol en las paredes de las arterias, lo que unido a la acción de los antioxidantes, hace que disminuya el riesgo de aterosclerosis.
Según la nutricionista Adriana Sandoval, todas las frutas tienen propiedades antioxidantes, pero si la comparamos con otras, vamos a encontrar resultados sorprendentes en las fresas. Contienen casi dos veces más poder antioxidante que la ciruela, la naranja o las uvas y tres veces más que el kiwi; siete veces más poder antioxidante que la manzana o el tomate; y 15 veces más que la pera o el melón.
Además de los beneficios ya mencionados, la fresa es excelente contra el cáncer, la artritis y la anemia. De hecho, estudios recientes han demostrado que contiene un ácido que neutraliza los efectos cancerígenos del humo del tabaco.
‘Si hablamos de ella como una fruta medicinal, ésta ayuda al cuerpo a eliminar exceso de ácido úrico, lo que ayuda en el tratamiento de la tensión elevada, además de que limpia y purifica el aparato digestivo’, añade la experta.
Asimismo, la fresa resulta útil también en tratamientos de belleza. Con ella se elabora una excelente mascarilla astringente, que además aclara el cutis, previene las arrugas, suaviza, relaja y da un bonito color a la piel.
Igualmente, se utiliza para hacer un té que reduce la inflamación de las membranas mucosas de la boca. Cuando se comen frescas, pueden ayudar a aliviar la gastritis y han resultado útiles para ayudar a curar la anemia.
Las propiedades astringentes de las hojas también se utilizan para aliviar las diarreas y otros malestares digestivos cuando se preparan como un té. Una ración de 8 fresas contiene 45 calorías, 12 gramos de carbohidratos, 4 de fibra, 1 gramo de proteína y 0 de grasa, colesterol o sodio. A base de la fresa, se realizan también mermeladas y dulces, muy aptas para ser consumidas en los desayunos o meriendas.
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