Q.E.P.D. la incompetencia en la comunicación
Que descase en paz la mediocridad y la incompetencia en la comunicación del gobierno. Ese ese el deseo de casi todos los comunicadores, relacionistas y periodistas en este país.
En poco más de una semana entrará un nuevo gobierno en Puerto Rico, que estará regido por una Junta de Control Fiscal y en medio de una recesión económica. Por eso la comunicación oficial será clave en el éxito o el fracaso de esta nueva administración.
El ejemplo más cercano que tiene el equipo entrante de Ricardo Rosselló es el gobierno de Alejandro García Padilla, y frente a ese espejo deben evitar caer en los errores, horrores y omisiones que caracterizaron al saliente gobierno. Por eso presentamos a continuación los patrones que abonaron a la percepción y opinión generalizadas de que la comunicación bajo AGP fue mediocre.
Para llegar a estas conclusiones consultamos a través de correos electrónicos y mensajes a 20 comunicadores que incluían a relacionistas profesionales, profesores de comunicación de la Universidad de Puerto Rico y del Sagrado Corazón, y a 10 directores de comunicación o prensa en agencias del saliente gobierno.
Pero antes de publicar el consenso de sus opiniones, es importante recordar que el saliente gobernador García Padilla sí fue uno de los mejores comunicadores públicos en el país. Si había alguien que sabía dominar el espacio público y la proyección era García Padilla en sus años como Secretario de DACO. Sabía hablar en 'sound bites' o citas breves que redondeaban sus ideas y se convertías en titulares y noticias. Solía ir al punto en las entrevistas, era simpático y conocía a todo el mundo en los medios, así que les daba lo que querían: información.
Algunas de esas características positivas de un buen comunicador las mantuvo por un tiempo, pero una vez se convirtió en Gobernador, se transformó. Surgió entonces una figura distinta. Era un AGP ya gobernador pero que no sabía hablar, que tartamudeaba, que no podía expresarse en inglés y se convertía en el objeto de burlas. Se tornó en el que pretendía ser tan pueblerino que olvidó la regla básica de un funcionario, que es mantener el decoro y al distancia para que lo respetaran. El mismo provocó, en esa medida, que la percepción pública de lo que debe ser un gobernador fuera tan negativa hacia su persona.
La comunicación se puede resumir en 4 años de puros desaciertos. Para empezar debió decirle al pueblo durante el período de transición, antes de tomar las riendas del país, la verdadera situación económica en que se encontraba la Isla y no esperar meses para decir: 'estamos quebrados', dijo un profesor de comunicación y funcionario.
Parte del problema de comunicación del saliente gobierno obedeció a que los que estuvieron a cargo de la comunicación en la administración de AGP, irónicamente no eran comunicadores. Se vanagloriaban de ser expertos, pero demostraron lo contrario. Los que dictaron la pauta en la comunicación en su mayoría eran carreristas políticos, abogados y algunos supuestos intelectuales quienes hundieron la gestión de AGP. Para empeorar las cosas, aquellos verdaderos expertos tuvieron que salir del gobierno o de sus puestos porque los políticos no les dejaban hacer un trabajo serio, o no les hacían caso. Ejemplo de dos funcionarias que hicieron un buen trabajo de comunicación fue Madeline Ramírez en la OCC y Yanira Hernández en Fortaleza pero ambas salieron de sus puestos.
El colocar al ex legislador Jorge Colberg o al asesor y ex periodista Jesús Manuel Ortiz al frente de las comunicaciones garantizó un enfoque político y no necesariamente táctico en el diseño y ejecución de la estrategia de comunicación. Ejemplo de esto fue la ausencia de una campaña coherente y adecuada para contrarrestar todas las noticias negativas sobre Puerto Rico que salía y siguen saliendo sobre la economía y el Zika, situaciones que aun hoy provocan daños económicos.
Sin embargo, uno que es profesor y también fue jefe de comunicaciones en el gobierno, destacó que los funcionarios de mayor credibilidad fueron aquellos que hablaron con el corazón y con honestidad, entre los que destacó a la saliente Secretaria de Agricultura Mirna Comas, al de Hacienda Juan Zaragoza y la director de Turismo, Ingrid Rivera. El mayor desastre fue Bacó en el gobierno y Perelló en la Asamblea Legislativa, expresó.
El mantener múltiples portavoces de AGP en los medios de comunicación masivos que se proyectan como analistas o comentaristas de noticias, ayudaba a presentar una agenda del gobierno popular, pero con el tiempo, el público veía a esos mismos analistas como un esfuerzo de propaganda, dijo una oficial de prensa de una de las corporaciones públicas. Se veía como una lavada de cara y el pueblo no lo compró. No se puede subestimar al público de esa forma, sostuvo la veterana relacionista.
Los mensajes triunfalistas de los primeros dos años de la administración comenzando con el mismo mensaje de la inauguración fueron un desacierto mayúsculo. Decir que iba a bajar el IVU, que el presupuesto estaba cuadrado, y la resistencia a aceptar que la deuda era impagable para después tener que aceptarlo de todos modos, son ejemplos de la inconsistencia que redundó en manchar su credibilidad, dijo un reconocido relacionista.
La frase de me vale que expresó el gobernador hacia los acreedores fue a juicio de varios entrevistados, un momento clave y lapidario en el estilo de la comunicación del Gobernador durante el resto de su administración.
Fue un desacierto enmarcar la comunicación como si se tratara de una campaña publicitaria, como por ejemplo el Hit 3001 para hablar de los supuestos 50,000 empleos que iba a crear la administración. Este enfoque publicitario mal pensado fue evidente cuando el Gobernador anuncio en un vídeo grabado su propuesta del IVA. Un anuncio como ese debió haber sido en vivo, tipo mensaje de estado. El vídeo no incluyó una sola gráfica ni una cifra para ilustrar la propuesta del Gobernador
Todas esas acciones se traducían al público receptor de esa información como mentiras porque se era inconsistente en el mensaje. Cualquier cosa que hiciera bien quedó bajo la sombra de la falta de credibilidad y la improvisación. El resultado es que la gente piensa que nunca hablaron con la verdad ni el Gobernador ni ninguno de los demás funcionarios de su administración, dijo otra relacionista.
Fueron muchas las quejas de los comunicadores que trabajaron en la administración AGP. Las más consistentes fueron:
1. El gobernador se rodeó de personas que el quería escuchar y no de las que necesitaba escuchar, dijo uno que trabajó en ese gobierno en La Fortaleza.
2. Los funcionarios y jefes de agencias no se dejan llevar ni aceptan las recomendaciones de su asesor. Eso no significa que el asesor de comunicaciones va a regir sus pasos, pero debe escucharlo, no negarse, expresó.
3. Tener asesores sin experiencia o sin entender las necesidades del periodista, por eso no contestaban o preferían a unos medios sobre otros. A veces veían al oficial de prensa como la persona para 'tapar' cosas. La función de un relacionista no es esconder cosas ni 'tapar' a su jefe. Eso es ilegal. Tampoco se trata de usar la prensa como un confesionario porque no hay que decirlo todo de momento. Para eso se hacen planes y se comunica en el momento adecuado, pero la información pública es pública.
4. 'Tardaban mucho en reaccionar a los asuntos, a veces hasta dos o tres días. Esto le daba ventaja al PNP para caerles arriba.
5. El silencio constante El silencio también comunica. Eso lo sabemos los comunicadores y es lo primero que estudiamos.
Una de las funciones principales de las relaciones públicas es el bien común y en ese proceso, el relacionista o asesor tiene que señalar lo que no esté bien. Su función es decir la verdad porque al final, el que sale perjudicado es él mismo como asesor. Porque esperamos que esto no vuelva a suceder en otros gobiernos, queremos que descanse en paz la comunicación incompetente. Como dijo el escritor francés Honoré de Balzac: La mediocridad no se imita.
*La autora es relacionista profesional y mantiene el blogEn Blanco y Negro con Sandra.