Alex Delgado: “La muerte es un pensamiento normal”
"Voy a ser tentado a perder mi fe". El periodista, que se encuentra anclado a su fe, bloquea los pensamientos de lo peor y se enfoca en ser uno de esos casos de éxito.
Llegó a la sala de redacción con mascarilla negra, la única señal de que tras ella se resguarda de un enemigo del cuerpo que amenaza su vida. La única señal. Llegó alegre, saludando, chocando manos, repartiendo besos y respondiendo al cariño de sus colegas periodistas.
El 5 de marzo de 2025, el periodista Alex Delgado Rosado, de 49 años, recibió la noticia de que padece de cáncer estadio 4, un estado avanzado que tiene su origen en el intestino delgado y el colon, metastizado en el hígado. Su encuentro con este diagnóstico fue sorpresivo... y no. Sorpresivo porque no había experimentado síntomas, pero no, porque ha vivido muy de cerca el cáncer con su madre Eva, su esposa Julissa, su hermano y socio Ferdinand Pérez, mantenedor de Jugando Pelota Dura, y de miles más con los que ha compartido por más de una década a través de la Fundación CAP, una organización sin fines de lucro que trabaja por el bienestar de los niños pacientes de cáncer. A cualquiera le toca. Y le tocó a él.
Delgado, director de Noticias y Programación de NotiUno, columnista y panelista de Jugando Pelota Dura, es atleta, madrugador disciplinado, corría a diario, competidor, amante del crossfit, maratonista… Irónicamente, el estilo saludable le hizo descubrir el reto de salud más inimaginable. Ha hablado in extenso de cómo haber corrido el medio maratón de San Blás le provocó a sentir cosas extrañas, hasta que acudió al Centro Cardiovascular pensando que sufría un infarto. Las pruebas de dopamina mostraban niveles bastante altos. Estaba muy cerca de sufrir uno, pero no era el caso. Un CT Scan reveló unas manchas en el hígado que más tarde reflejaron tumores malignos en el intestino delgado y el colon.
En cuestión de horas Delgado estaba hospitalizado en medio de una batería de exámenes entre el Centro Cardiovascular de Puerto Rico y el Centro Comprensivo de Cáncer y enfrentando los grandes afectos de su vida, su esposa, su madre y sus entrañables hijos, Julián e Isabella. Todos, a su modo, acogieron la noticia, con dolor pero con fuerza. El cáncer no les es ajeno.
Ferdinand Pérez, quien conmocionó hace un tiempo a todos con su padecimiento de cáncer y la intensidad de lo que públicamente esto conlleva, le visitó al hospital el mismo día del diagnóstico. Delgado estaba reclinado en su cama y recibió el abrazo de su hermano. Y un beso en la cabeza. Fue el momento único en que se quebró en llanto en entrevista con NotiCel. El esfuerzo por mantener la fuerza, la esperanza y el ánimo para otros, no lo hace demostrar muchísimo el reto que atraviesa.
El periodista se enfrenta a un tratamiento agresivo en Puerto Rico, consultado con expertos de la Universidad de Harvard y del Moffit Cancer Center. Consiste en 17 ciclos de cinco días- 24 horas conectado al tratamiento- intercalado con sesiones de un solo día con la temida quiomioterapia, conocida como “la colorá”.
Ha experimentado el miedo y no teme en decir que ha pensado naturalmente en la muerte. Pero tiene dos opciones: pensar en ello o aferrarse a su fe y aceptar la voluntad de Dios, sea la que sea. Pero, confiado en que no empece la gravedad de su estado, ha tenido muchas señales de que puede ser un testimonio de sanación.
Ha asumido las quimioterapias que recibe a través de un medport que mostró sin problemas en la entrevista y ha agradecido cómo la enfermera que la administra la terapia, le recuerda siempre que no se trata de una quimio, “es la sangre del cuerpo de Cristo” lo que entra en él.
En esta Semana Santa, en que muchos reflexionan, Delgado descansa de su terapia extensa, y se prepara para la próxima. La primera semana le fue bien. Pero él sabe que no siempre tiene que ser así. Para aliviar los efectos secundarios obtuvo la licencia de cannabis, y ha cogido unas libritas que había perdido porque sel consejo de sus médicos fue comer, comer para tener fuerzas.
Pasó de ser saludado en las calles para comentarle sobre sus participaciones públicas a ser detenido constantemente para recibir consejos, testimonios, estampitas, rosarios. Ya ha acumulado tantos de éstos que usa uno diferente todos los días.
El periodista amigo está pegado de Dios, está confiado, no se quita y trabaja todos los días que la terapia le permite, de sol a sol. Y sobretodo, sonríe. Sonríe porque al final, será la voluntad de Dios.
“La muerte es una pensamiento normal… pero Dios es Dios y yo tengo confianza. Solo le pido a Dios… Sé que las oraciones están llegando… Voy a ser tentado a perder la fe pero mi fe me dice que Dios me va a sanar”, dijo sonriente y se marchó a trabajar, como si nada.
Vea aquí la entrevista :