Editorial:Vertedero de Toa Alta: ¿Dónde están los defensores del ambiente?
Otros 17 vertederos operan ilegalmente
El mal uso de las facilidades del vertedero de Toa Alta más allá de ser un reto ambiental, científico, y económico para el alcalde del municipio, así como para los comerciantes que se lucran de este negocio, es un problema humanitario para los vecinos inmediatos y se extiende más allá de las comunidades aledañas.
No puede haber una adecuada calidad de vida, sin que podamos disfrutar de aire y agua limpias, bosques y manantiales saludables, y una rica flora y fauna que enriquezcan nuestro entorno.
El gobierno desea que nuestra isla evolucione y progrese, pero parecieran ignorar la importancia que tienen el medio ambiente y los recursos que nos proporciona. Se nos olvida que la naturaleza que insultamos constantemente, al contaminarla y al permitir las acciones de aquellos que violentan las leyes ambientales, es necesaria para la salud, preservación y disfrute de las generaciones presentes y futuras.
No es un secreto que Puerto Rico se encuentra en medio de una crisis ambiental, donde la mayoría de sus vertederos no cumplen ni con las reglas ambientales más básicas de la EPA. El indiscriminado abuso de las facilidades del vertedero de Toa Alta, acompañado por la inacción del gobierno estatal y municipal, envía un mensaje horrible a otros manejadores de vertederos en la isla.
Reconocemos que los sistemas de relleno sanitario son la opción principal para la eliminación de desechos en Puerto Rico. Esto es así debido a que otras opciones que afectan menos el ambiente han sido rechazadas con protestas, investigaciones legislativas y teorías adversas de “expertos en la materia”.
El resultado neto es que los vertederos son nuestra única opción inmediata.
Reconocemos que el manejo de los contaminantes del vertedero presenta un problema desafiante para el gobierno. Sin embargo, la realidad es que poco o nada se ha hecho para cerrarlo permanentemente a pesar del compromiso contenido en la plataforma del PNP de crear un plan agresivo para la remediación o el cierre de vertederos en incumplimiento, así como los reclamos de agencias federales y la comunidad.
Según el Agencia de Protección Ambiental (EPA), solo cinco sistemas de relleno sanitario en la isla cumplen con todos los requisitos de seguridad establecidos por la entidad, seis cumplen con los requisitos mínimos y dieciocho operan ilegalmente; es decir, en total incumplimiento con la reglamentación federal.
El vertedero de Toa Alta es el “niño símbolo” de lo que es el manejo de la mayoría de los vertederos en Puerto Rico, que cuentan con señalamientos y hasta órdenes de cierre emitidos por la EPA. Es un vertedero arcaico, que no cuenta con sistemas para evitar la percolación de lixiviados tóxicos que entran al suelo y las aguas subterráneas subyacentes. Los contaminantes del lixiviado de los rellenos sanitarios tienen un efecto acumulativo y perjudicial sobre la ecología y las cadenas alimenticias. De hecho, recientemente el Departamento de Justicia de Estados Unidos presentó una demanda en el tribunal federal en Puerto Rico en nombre de la EPA para exigir al municipio de Toa Alta que cese de lanzar basura en su vertedero. Según la demanda, cada año, cerca de 20 millones de galones de lixiviados percolan directamente al acuífero del norte. Sí, el acuífero del norte es el mismo del que se extrae agua para distintos fines, incluyendo el riego agrícola y el consumo de agua potable a clientes de la AAA.
Es absolutamente insostenible que el alcalde Clemente Agosto, el secretario de Recursos Naturales, Rafael Machargo, la Legislatura y otros funcionarios continúen haciéndose de la vista larga sobre este asunto. La contaminación causada por los efectos descontrolados de los contaminantes del vertedero de Toa Alta provocan efectos cancerígenos y otras enfermedades entre los vecinos del área.
La denuncia federal estableció que las principales amenazas que presenta el vertedero son: el pobre manejo del lixiviado tóxico que se escapa a los vecindarios cercanos, las aguas superficiales y el acuífero subterráneo; las pendientes del relleno sanitario son inestables y pudieran colapsar, poniendo en peligro a las personas que allí trabajan y a los vecinos del área; además, señalan la falta de colocar la tierra requerida sobre los desechos dispuestos en el relleno sanitario al final de los trabajos del día para evitar el desarrollo de plagas.
Con su ineptitud, el municipio ignora el impacto ambiental, los efectos adversos a la salud y la ofensa a la dignidad de los vecinos de Toa Alta. Mientras nuestros líderes en el gobierno, los tribunales y los “defensores del ambiente” ignoran esta crisis humanitaria, NotiCel se ha comprometido con la comunidad en asegurar que su sufrimiento sea conocido por todos y que al menos si continúan, vean en sus consciencias los rostros de aquellos afectados. Estaremos señalando las necesidades humanitarias de los que sufren por el mal manejo del vertedero, de la situación de emergencia que esto provoca y de los efectos en la propagación geográfica de enfermedades.
En Puerto Rico se protesta por todo. ¿Qué está pasando aquí que casi nadie se indigna? ¿A quién protege la Cámara de Representantes que no da paso a legislación presentada para atender este asunto? ¿Dónde están los gritos de alarma por este desastre ambiental? ¿Quién se está beneficiando del dolor de los hermanos puertorriqueños que ven su tierra, aire y agua contaminada? ¿Dónde están los grupos de interés que objetan contra los desarrollos de construcción por sus efectos ambientales?