Razones para optar por regalos con historia (galería)
La crisis económica permanece como telón de fondo en esta epoca navideña, momento del año en que imponentes comercios activan sus estrategias para que sean sus regalos de Navidad los que terminan envueltos en papel de regalo en los hogares.
Sin embargo, en los últimos años han surgido en Puerto Rico pequeños locales en los que se materializa otra forma de intercambio comercial. En ellas, por un precio muy módico, cuadros de arte, joyería con años de historia, un eleganteconjunto de platos de porcelana, un puñado de libros o hasta una guitarra eléctrica pueden terminar siendo los regalos de Navidad. Son las tiendas de segunda mano.
Cuando Ecomanía abrió sus puertas hace cinco años y medio, una tienda de compra y venta de objetos usados parecía una alternativa precisa y saludable para afrontar la tempestuosa crisis económica que cada vez ahogaba más al país
'Fue una alternativa para las personas obtener algún dinero extra para sus gastos, y también muchos artículos que aquí vendemos, las personas los encuentran a un precio incomparable, y son artículos buenos, en buenas condiciones', afirma la dueñaEvelyn Vázquez, al otro lado del mostrador.
El tiempo habla a su favor. Al momento de su apertura, según Vázquez, eran los únicos en su categoría. Casi seis años después, son múltiples las tiendas que hoy abren sus puertas bajo el mismo concepto en Puerto Rico.
Electroshock, en la calleLoízaenSanturce, laTienditadeJoyen San Patricio, Embeleco 'pulgueroconcaché' en la avenida de Diego en Puerto Nuevo, yTheRoyalVintageen la Avenida Ponce de León enMiramarson algunos de los locales de la capital en los que, aun con sus diversos conceptos,permeala misma esencia.
Primero, todos esos objetos que se esconden en los hogares que están en buenas condiciones pero con el tiempo han caído en desuso, en vez de abultar los basureros, pueden aspirar a una segunda oportunidad de vida.
Segundo, esas personas que poseen esos objetos empolvados por la falta de uso, o que sencillamente quieren deshacerse de lo que ya no necesitan, pueden conseguir un dinero extra mediante la venta de los mismos. En el concepto de Ecomanía, quien lleva el objeto recibe una comisión o por ciento de la venta que se realice en el local.
Tercero, los clientes pueden girar su mirada hacia esos pequeños locales, comprar a precios muy módicos –'incomparables', dice Vázquez – objetos necesarios para el hogar, o de decoración, y en esta época, los regalos para la Navidad que se avecina. El intercambio redunda en un alivio económico para el cliente y un empuje para el pequeño comerciante local
Con esas consignas en mente fue que Vázquez eligió el nombre de Ecomanía. 'El eco en dos vertientes, en la cuestión ecológica de reusar los artículos y en la economía para los clientes, los que venden y los que compran', dice.
Dentro de Ecomanía, la multitud de objetos sigue un perfecto orden. Hay bultos y maletas para viajar, hay zapatos y carteras, cinco estantes de ropa, arte para colgar en las paredes, bufandas y almohadas, collares y pulseras.
Hay sofás y sillas, taburetes y gaveteros de diseño chino, mucha porcelana -platos, envases, tazas con dibujos finos-, adornos para la casa, ollas y vasos, libros y discos de música, hasta una máquina de escribir que todavía sirve y un violín recién llegado.
Todos son objetos de segunda mano, a muy bajos precios, en busca de otra oportunidad de vida.
'Me gustaba del concepto el que no se botaran los artículos, el que tuvieran una segunda y una tercera oportunidad de vida, que alguien los reusara… Aparte de ayudar a los clientes económicamente, también el hecho de que el artículo se vuelva a utilizar me da mucha satisfacción', dice Vázquez, quien durante años se ha involucrado en causas ambientales.
La abogada y co-dueña del edificio en que se sitúa su negocio buscaba en aquel momento de crisis económica un concepto comercial que norequirierauna costosa inversión inicial. Había ya desarrollado un gusto por el concepto y la idea de ayudar constantemente a terceras personas le llamó la atención.
'Yo empecé con el local prácticamente vacío porque como el negocio se suple de los clientes que desean vender artículos –yo no tengo inventario, los clientes son los que me traen lo que desean vender– y se fue llenando al punto que ahora tengo un almacén contiguo para colocar lo que me llega en lo que lo puedo poner a la venta', cuenta.
Hoy, recibe una clientela fiel compuesta en su mayoría de residentes del Viejo San Juan, empleados de la zona, y también de los turistas que frecuentan el casco colonial, así como visitantes del resto de la Isla que se dan sus escapadas de fin de semana para pasear los adoquines.
EduardoSuárez, 65 años, residente de la calle Fortaleza, se pasea entre los anaqueles. Se detiene frente a una olla de acero inoxidable. 'Como está la economía, uno tiene que considerar esta tienda', dice.
'Esta olla cuesta $12 y está en magníficas condiciones. EnMacy'ste sale como en 60 o 70 dólares, ves? Y como a mí no me perturba que las cosas sean usadas después que estén en buenas condiciones...', se interrumpe. 'Todo lo contrario, tienen su mística', afirma.
Es cliente asiduo deEcomanía, ha vendido sus propios objetos, ha recibido su comisión, ha comprado objetos para el hogar, adornos, floreros, tiestos, hasta una batidora para hacer mezcla para bizcocho que le costó $5.