Comienza el nuevo amanecer del Ron del Barrilito
Cerca de seis empleados pululan entre las cámaras que guardan celosamente el tesoro de una receta histórica que se posicionó entre los primeros rones del mercado premium sin abandonar nunca su producción artesanal. Van haciendo espacio para los barriles que llegarán casi al mediodía desde España, donde alguna vez curaron jerez. Al otro extremo de la Hacienda Santa Ana, al menos una docena de obreros sudan la gota gorda para levantar el centro de visitantes del Ron del Barrilito, que espera recibir público a finales de 2018.
'Estamos haciendo realidad la leyenda, que la empezó la familia Fernández, y sacamos el producto cinco estrellas. Ya tenemos casi un 80 por ciento del producto separado', celebró el hoy principal oficial ejecutivo de la empresa Hacienda Santa Ana LLC, Jose Colón.
El lanzamiento de este producto el pasado mes supone el inicio de una era de reafirmación sobre la calidad suprema de rones puertorriqueños y la expansión de la producción del ron más antiguo de la Isla, que en 2017 pasó a manos de un grupo de inversionistas liderado entre Colón y el ejecutivo de la industria, Joaquín Barcardí III.
Cuatro generaciones de la familia Fernández protegieron la fórmula y el proceso de crear el producto bajo Edmundo B. Fernandez, Inc. Hasta el año pasado, los hermanos Manuel y Fernando estuvieron al frente de la empresa con la cual la nueva administración se comprometió en conservar el carácter artesanal del ron registrado en 1880.
La familia no se desvinculó por completo de la compañía tras la transacción, pues Mónica Fernández -hija de Manuel- y su primo, siguen laborando en el día a día de la hacienda donde siempre se ha creado Barrilito.
'Cuando trabajaba en otras compañías todo era un paso acelerado enfocado en ventas. Aquí era un trabajo familiar, con un enfoque en hacer un producto de calidad. Siempre ha sido más un enfoque en la calidad y producto versus un negocio que se pone unas metas y ganancias aceleradas', describió Mónica.
En 1797, la Corona Española traspasa a Fernando Fernández el título de la Hacienda Santa Ana, y su hijo Pedro al regresar en 1871 de Francia, donde aprendió sobre la destilación de cognacs, creó el hoy famoso ron para consumo privado entre familiares y amigos. Como se servía directamente de un pequeño barril, de ahí derivó el nombre que hoy conoce el mundo de los aficionados del ron.
'Es una familia grande, pero no todos los hermanos estuvieron envueltos. Solo mi papá, mi tío Fernando y mi tía se quedaron en el día a día del negocio. De hecho mi papá era ingeniero civil y químico, y tuvo su oficina de ingeniería toda la vida y se dividía entre su oficina y la fábrica hasta hace como siete años que la construcción bajó, y cuando su socio decide mudarse, cierra la oficina y viene full time para acá', abundó.
Ante la nueva realidad de la empresa, Mónica recordó cuando en sus inicios se envolvió más con el negocio familiar y 'cada vez que llegaba un turista teníamos que parar el trabajo que estábamos haciendo para atenderlo. Veíamos potencial para desarrollarlo con algo más estructurado para recibir turistas', pero no contaban con el personal suficiente.
Si alguna vez hubo acercamiento de entidades gubernamentales o privadas para desarrollar el aspecto turístico no lo recuerda, pero la hija de Manuel Fernández tiene claro que, 'esto era una compañía privada, familiar, y no querían que interviniera otro ente sobre cómo se hacían las cosas. Por el orgullo de la familia, se mantuvo lo más intacto a lo que era, no porque de afuera te dictaminen que hacer'.
Además de abrir un centro de visitantes, la compañía busca tener más presencia fuera de Puerto Rico e invertir en más inventario, planta física y personal, explicó Colón.
El empresario y abogado recordó que, 'Me crie con la tercera generación de los Fernández. Hice el acercamiento con otros inversionistas para llevar a Barrilito al próximo nivel. La familia aceptó entrar en la transacción'. No sin antes comprometerse con la familia de llevar el producto 'a un próximo nivel' pues reconoce que 'estás quitando parte de una vida de ellos, pero más bien la confianza que desarrollaron en nosotros' logró el pase de batuta.
Mientras, Barrilito no cambiará su color particular, producto del proceso de maceración en barriles sin agregar caramelo, como otros rones. Continuará usando la lluvia que filtra para crear su emblemático producto, que toma como mínimo tres años en llegar a la botella con una etiqueta que nunca ha alterado su aspecto.
'Hay muchos rones internacionales excelentes, tienen la consistencia y el favor del consumidor', pero Ron del Barrilito 'no es un ron de volumen, es artesanal, no puedes pretender volumen, sino dedicación y consistencia. No se quiere maximizar la cantidad de ron en un barril, prefiero un añejamiento suave, no importan los años', detalló Luis Planas, el mago creador detrás del cinco estrellas. Para muchos, la espera siempre valdrá la pena.