Puerto de Ponce puede ser protagonista para desarrollo de energía eólica
Un estudio concluye que hay suficiente corrientes de viento para que esa fuente de energía renovable se integre masivamente a la red eléctrica de Puerto Rico.
Un estudio federal concluyó preliminarmente que se podría suplir toda la necesidad energética de la isla usando el viento, que las mejores posibilidades estarían en la modalidad de molinos en el mar y que el Puerto de Ponce es la instalación portuaria mejor posicionada para servir a esos proyectos de generación sobre el agua.
El operador privado de la red eléctrica, LUMA Energy LLC, presentó el documento al Negociado de Energía (NE), pero el mismo es resultado de un esfuerzo del gobierno federal para estudiar las alternativas que tiene Puerto Rico para cumplir con la política pública de suplir su energía 100% de fuentes renovables para 2050.
La iniciativa se conoce como PR100 y es un análisis científicos que no tiene garras legales ni es vinculante para los gobiernos federal o local. Pero con la reciente designación de la secretaria de Energía, Jennifer Granholm, como encargada de coordinar los esfuerzos federales para la reconstrucción de la red, PR100 ha surgido como el plano base para tomar decisiones. El estudio sobre energía eólica lo hizo el National Renewable Energy Laboratory (NREL), una división del Departamento de Energía federal.
“Basado en nuestros esfuerzos de modelaje, la energía eólica representa una opción viable, de bajo costo, para ayudar a Puerto Rico a alcanzar sus metas de energía verde y confiabilidad en la red”, concluye el NREL al precisar que la demanda pico actual estimada por LUMA es 2.96 gigavatios, mientras que el estimado de generación para las turbinas en tierra es 6.81 gigavatios y para las turbinas marítimas es 40.76 gigavatios. Todos los estimados de costos de energía eólica indican que se podría producir a un costo kilovatio hora mucho menor que los casi 30 centavos kilovatio hora que se pagan ahora por energía a base de petróleo.
Ya otro análisis preliminar había concluido que la cantidad de sol que recibe la isla es suficiente para suplir varias veces la demanda pico de energía. Sin embargo, el diseño normal de una red basada en fuentes renovables implica la integración de varios tipos de generación verde que se coordinan para darle confiabilidad y resiliencia a la red. Eso es distinto a la red actual, que está basada solo en un tipo de fuente de energía, la fósil, sea en su modalidad de petróleo o de gas natural. Por ejemplo, las turbinas producirían más energía en invierno y verano, las dos temporadas más ventosas en la isla.
Los escenarios que consideró el NREL corren mayormente por dos vías: las posibilidades de proyectos en tierra y las de proyectos sobre el mar. Ambos tipos presentan un escenario de costos y de retos distintos y, en el caso de Puerto Rico, se añade el diferenciador de que la topografía puede aumentar los costos de proyectos en tierra a la vez que disminuye considerablemente su rendimiento porque la fuerza de corrientes necesaria para generar energía de manera confiable se reduce en una topografía como la de la isla y porque las consideraciones de dónde colocar las turbinas se complican por el uso del terreno para otros propósitos.
Desde agosto de 2022, el gobierno federal tendría jurisdicción y mayor control sobre los proyectos de energía eólica en el mar, que los proyectos en tierra. Estos proyectos solo requerirían el consentimiento del Gobernador del territorio y autorización del NE para las conexiones a la red de distribución. Sin embargo, las especificaciones técnicas para conectar fuentes de energía renovable a la red están a cargo de LUMA que, actualmente, ha requerido que tanto las fuentes de energía solar como la eólica esté complementadas con capacidad de almacenaje y batería para conexión a la red, lo cual encarece costos en los estimados.
Otro elemento diferenciador en Puerto Rico es que las turbinas tendrían que estar diseñadas para aguantar huracanes fuertes, categoría 5, y en el mercado los diseños de esas turbinas todavía implican un costo más alto. El mercado de energía eólica está más desarrollado en Europa y Asia, donde el diseño resistente a huracanes no es un factor predominante, pero se espera que esto cambie aceleradamente porque el gobierno federal tiene una meta de producir 30 gigavatios mediante energía eólica sobre el mar para 2030. Los diseño de las turbinas para el Golfo de México pueden contribuir a modelos más resistentes a huracanes.
En cuanto a costos y eficiencia de la inversión de construcción, el estudio encuentra que los proyectos de tierra serían más eficientes si se ubican en el sureste y los de mar o serían si se ubicaran en aguas del sur. Por eso el Puerto de Ponce emerge como la instalación portuaria existente que está mejor posicionada para adaptarse e integrarse a la infraestructura de generación de energía eólica.
“El Puerto de Ponce (Puerto de las Américas Rafael Cordero Santiago) está cerca de los mejores recursos de viendo sobre el mar en Puerto Rico. Tiene relativamente poco tráfico marítimo y aéreo, así como espacio disponible para desarrollar el proyecto. Hay interés en desarrollar la infraestructura portuaria para cruceros y cargueros. Además, la Finca Eólica de Punta Lima usó el Puerto de Ponce para importar aspas de turbinas”, resume el estudio sobre esa localización al enumerar también el Puerto de Mayagüez y el Puerto de Roosevelt Roads como otras instalaciones que se pueden considerar para complementar proyectos de energía eólica marítimos.
El anális del NREL vuelve a endosar también una idea que lleva ventilándose por lo menos 30 años sin que se hayan tomado pasos concretos para ejecutarla: que el diseño de la red eléctrica de Puerto Rico tome en cuenta oportunidades para suplir energía a otras islas y naciones del Caribe. Esto desde el punto de vista de negocio, vender energía, como también del punto de vista de acceder a una fuente de mano de obra.
Una de sus recomendaciones es “investigar las oportunidades para inversiones de infraestructura compartida con vecinos caribeños y el rol que Puerto Rico puede tener en la cadena de suplidos o creación de empleos”. “Estas inversiones pueden ser en infraestructura de transmisión, portuaria o de manufactura para apoyar el desarrollo de energía renovable. Se necesitan discusiones más profundas con desarrolladores de proyectos y manufactureros de componentes para entender mejor sus perspectivas. Hay necesidad también de investigación más abarcadora sobre los requisitos de fuerza trabajadora y los beneficios potenciales”, consigna el documento.
Para ver el estudio, pulse aquí.
Vea:
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