El comerciante estadista Alexander Odishelidze propone que China mira de cerca los desarrollos políticos en la isla para fortalecer su presencia en el Caribe y Suramérica.

China sigue de cerca los desarrollos de la relación política entre Estados Unidos y Puerto Rico para, en el momento en que haya un cambio hacia la independencia, invertir de lleno en la isla e integrarla a su estrategia de influenciar naciones en el Caribe y en América del Sur como un muro de contención al poder de su rival, Estados Unidos.

Esto propone el ejecutivo de seguros, y estadista, Alexander Odishelidze, en su libro “America’s Last Fortress” (La última fortaleza de América). El autor no cita fuentes oficiales que sustenten esta conclusión, pero se basa en sus observaciones como promovente de la estadidad en Washington DC desde los años 80 del siglo pasado y por las relaciones que desarrolló con ejecutivos chinos al visitar ese país en 2018.

La posibilidad de inversión estratégica de capital chino en la isla fue objeto de discusión pública antes del huracán María en 2017, pero ha salido del radar desde entonces.

En marzo de ese año se celebró el First China Puerto Rico Investment Forum en el Centro de Convenciones organizado por el Caribbean China Center, Yingke Global Holdings y el bufete Yingke Ecosystem. El exgobernador Ricardo Rosselló Nevares fue reconocido por la US China Business Association y el hoy secretario de Estado, entonces director de la Autoridad de Alianzas Público Privadas (APP), preparó un portfolio de proyectos de infraestructura que estaban listos para recibir inversión extranjera., incluyendo la base naval Roosevelt Roads.

Una nota de Bloomberg del mismo periodo indica que inversionistas chinos planificaban poner $200 millones en un parque de diversiones con temática china que ubicaría en Arecibo. El entonces secretario de Desarrollo Económico, actual director de la Oficina Cental de Recupueración, Reconstrucción y Resiliencia (COR3), Manuel Laboy, le dijo al medio especializado que los inversionistas chinos estaban interesados en farmacéuticas, turismo, manufactura, generación de energía, carreteras, puentes y plantas de reciclaje.

Cuando Odishelidze fue a Hong Kong en 2018 a dar una charla en el Club Rotario Wan Chai sobre un libro anterior, "Pay to the Order of Puerto Rico", un ejecutivo especializado en fusiones y adquisiciones corporativas le confirmó que sus socios chinos estaban "negociando para comprar Roosevelt Roads".

El hombre añadió que Rosselló Nevares les delineó un plan para hacer la compra sin atraer la atención del gobierno de los Estados Unidos mediante presentar una propuesta de "turismo y desarrollo industrial" y que pusieran el dinero en un "hedge fund" (fondo de inversión de cobertura, también conocido como fondos buitre) para, a través de ese frente, dirigir el dinero hacia la adquisición. "El hedge fund cobraría las comisiones por la adquisición y China tendría la propiedad sin involucrarse oficialmente, creando la impresión de una compra doméstica hecha en Estados Unidos", explica el ejecutivo de la industria de seguros en su libro.

Para China, la compra de una base naval recién abandonada por la milicia estadounidense sería el golpe maestro en su estrategia gubernamental llamada la "Iniciativa de Franja y Ruta" (Belt and Road Initiative) para crear una ruta comercial ininterrumpida a través de la que se puedan mover bienes hechos en China alrededor del mundo si intervención de ningún gobierno.

Desde la isla, Estados Unidos puede tomar medidas que bloqueen el movimiento de bienes y de elementos militares chinos hacia el Caribe, Centro y Suramérica pero, si China puede controlar Puerto Rico, mediante entrar si se convierte en un estado independiente o mediante movidas suaves como el plan de Roosevelt Roads, ese imperio gana control de la región, según la tesis del libro.

"De lo que aprendí en mis visitas a Asia y hablando con grupos de ejecutivos chinos, está en el mejor interés de China tratar de transicionar a Puerto Rico lejos de la estadidad y hacia la independencia nacional. Una vez eso se logre, la inversión china se desbordaría, convirtiendo a Puerto Rico rápidamente en otro estado aliado, como otras naciones caribeñas y latinoamericanas. Actualmente, Puerto Rico es la única parte de América Latina, incluyendo a las naciones más al norte de Suramérica, todo Centroamérica y las islas caribeña, que todavía no está abierta y fuertemente influenciada por los chinos", expone Odishelidze.

Tan solo en lo que va de año, los movimientos de China en este lado del mundo han sido noticia en Honduras, donde el gobierno de Estados Unidos espera desarrollar una relación sólida con la nueva presidenta Xiomara Castro para detener el avance del país asiático en la región, especialmente en Nicaragua, donde el gobierno de Daniel Ortega ha abierto los brazos a la inversión china. La semana pasada, el Instituto Nicaragüense de Turismo (Intur) presentó un programa directamente al público chino para promover el turismo. Por otro lado, la semana pasada también, Brasil y Venezuela recibieron vacuna contra el covid-19 manufacturada en China. Ambos países inoculan su población con vacunas de distinto origen, incluyendo estadounidense y ruso.

También, el Producto Interno Bruto creció 8.1% en 2021, después de que en 2020 fuera una de las pocas economías que reflejó crecimiento económico significativo en plena pandemia. Un análisis reciente de Bain & Company proyecta que para 2025 China será el mayor mercado para los productos de lujo en el mundo. Estos avances económicos, sin embargo, ocurren sobre la base de violaciones de derechos civiles, desigualdad extrema y daño industrial al ambiente y los recursos.

A Odishelidze no le parece exagerada la posibilidad de una entrada de China a la isla debido a que considera que el comportamiento electoral entró en una tendencia en la que el Partido Nuevo Progresista (PNP) y sus candidatos ya no son los favorecidos, anotando que, aunque el gobernador sea estadista, su victoria y la de Rosselló Nevares se dieron con porcientos históricamente bajos. Tampoco le extraña debido al olvido en que Estados Unidos tiene a Puerto Rico en cuanto a planificación estratégica. El movimiento más reciente que provocó que Estados Unidos mirara a la isla de manera estratégica fue cuando, debido a la pandemia, comenzó un movimiento para que las líneas de producción de artículos esenciales y medicinas vuelvan a estar en territorio estadounidense, en vez de concentradas en China.

El ejecutivo criticó a los estadistas con recursos económicos en la isla y los líderes del PNP porque, cuando llega la hora de la verdad en la capital federal, traicionan su ideal a cambio de los beneficios inmediatos, como el no pagar impuestos federales y las exenciones contributivas que pueden inventarse bajo el sistema tributario de la isla.

Detalló que estuvo involucrado con un grupo que montó una estrategia para cabildear en contra de la Ley 22 (ahora Ley 60, sobre créditos contributivos a inversionistas residentes) y que, justo antes de lanzarla, "contribuyentes clave a nuestra causa estadista" le dijeron que la engavetara porque no era el momento.

"Estos mismos residentes 'Ley 22', como se llaman, son hoy los oponentes más feroces a la estadidad; algunos están dispuestos a gastar millones de dólares para asegurarse de que la estadidad nunca llegue. Como dijo una vez un exgobernador de Puerto Rico, la estadidad es para los pobres, y lo único que tienen los pobres es su voto. Pero lo que realmente mueve elecciones, como he aprendido en los últimos 30 años, es el dinero. Si tienes suficiente dinero, puedes matar cualquier iniciativa política que no te guste o comprar suficientes votos para convertir en ley la legislación que te guste", afirmó.

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