Alza en precios de los alimentos golpea bolsillo de los boricuas durante pandemia
La crisis de salud pública provocó un desequilibrio entre la oferta y demanda, que impulsa el aumento en la canasta de los comestibles básicos, según expertos consultados.
Puede ser que ir al supermercado le cause miedo, y no necesariamente por el riesgo de salir de su casa y contraer el COVID-19, sino porque cada vez que va a comprar alimentos, ese número al final del recibo parece subir sin control.
No es para menos. En medio de la crisis de salud pública, los precios de algunos comestibles como las carnes y los huevos se han encarecido en la isla, según han reconocido suplidores y comerciantes.
Otros países atraviesan por la misma situación. El costo de los alimentos en México subió hasta un 62 por ciento y en España un 46 por ciento. En Estados Unidos, el precio de los comestibles registró en abril el mayor incremento en casi 50 años, según las estadísticas del Departamento de Trabajo federal.
¿Qué causa esta situación?
La explicación es sencilla. La pandemia provocó un desequilibrio entre la oferta y demanda, que impulsa el alza en la canasta de alimentos, según expertos consultados por NotiCel.
“Esto es Economía 101. Si la oferta es limitada y la demanda aumenta, eso provoca un aumento en los precios que los comerciantes no controlan”, explicó Manuel Reyes Alfonso, vicepresidente ejecutivo de la Cámara de Mercadeo, Industria y Distribución de Alimentos (MIDA).
El precio es el equilibrio donde dos fuerzas antagónicas se balancean: la oferta y la demanda. Cuando hay mucha gente solicitando un producto, el precio sube para satisfacer un nivel de demanda específico. Del lado del productor, cuando baja la producción sube el precio para mantener un margen de ganancia, especificó el presidente de la Asociación de Economistas Heriberto Martínez Otero.
Pero, ¿qué precipitó la demanda? Desde que inició el confinamiento como medida preventiva para evitar la propagación de COVID-19, cambió la rutina diaria. Ante la imposición del toque de queda y el cierre de los comercios no esenciales, las personas comenzaron a cocinar y pasar más tiempo en sus hogares. A este aumento en el consumo diario, se sumaron aquellos que compraron arropados de pánico y llenaron sus carritos más de lo necesario.
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Así que mientras aumentaba la demanda, la propia pandemia también alteraba los mecanismos de producción. Por ejemplo, actualmente en Estados Unidos escasea la carne, después de que los empleados de las plantas empacadoras comenzaran a contraer el virus, provocado cierres a través de la industria cárnica. Estas paralizaciones impactan de manera directa a la isla, que depende de esa cadena de abastecimiento para satisfacer el consumo local y que importa la mayoría de los alimentos que consume. La situación ha llevado a algunas megatiendas a racionar la venta de carnes.
“Hay una escasez generalizada. Estamos hablando de que estamos compitiendo con compradores y supermercados de todos los estados. A nosotros, lo que nos permite manejar la limitación de los suministros es la variedad y la cantidad de productos que manejamos. Cada producto se comporta de forma distinta en precio y disponibilidad”, apuntó Reyes Alfonso.
Baja el índice de precios del consumidor
Aunque los precios de los alimentos han ido escalando, el índice de precios del consumidor (IPC) ha mantenido una baja.
En Puerto Rico, el último índice de precios al consumidor, que prepara el Departamento del Trabajo, refleja los datos del mes de febrero, un mes antes del inicio de la pandemia y la cuarentena. Según el reporte, el segundo mes del año en curso registró una reducción de 0.1 por ciento en comparación con el mes anterior. Es decir, bajó de 119.280 a 119.204 puntos. En el renglón de los alimentos y bebidas, el índice se contrajo 0.6 por ciento.
Algo parecido ocurrió en Estados Unidos, donde el IPC mermó 0.8 por ciento el mes pasado, de acuerdo a los datos del Departamento de Trabajo federal.
“Como nosotros nos suplimos en gran medida de Estados Unidos, aunque el comportamiento no es idéntico, es similar”, observó Reyes Alfonso.
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En ello coincidió Martínez, quien señaló que la tendencia en el alza que experimentan los estadounidenses puede ser aplicada en la isla. Pero observó que al final, el costo de los alimentos será mayor aquí porque hay que sumarle a esa cadena de distribución el coste del traslado desde los Estados Unidos.
“Nosotros utilizamos el IPC del Departamento del Trabajo, pero esos datos siempre tienen rezago. Así que, por lo menos, para ese segmento de precios en especifico, nos podemos dejar llevar por lo que vemos en los Estados Unidos. Hay que recordar que el 85 por ciento, más o menos, de los alimentos que se consumen en Puerto Rico vienen de los Estados Unidos, particularmente, de Jacksonville”, apuntó Martínez.
“Lo que nosotros podemos comparar con los Estados Unidos es la tendencia al alza. Recordemos que tenemos en el medio lo que es la cadena de distribución. Los productos importados son más caros. Por eso, es que puedes ver el mismo productos que compras en Florida más barato que en Puerto Rico porque acá está el costo agregado de la transportación. Si allá se probó que hay un alza, aquí también esa tendencia esta presente”, agregó.
Para efectos de comparación y ante la falta de datos recientes sobre el comportamiento del consumo en la isla, el economista José Alameda también propuso contrastar la tendencia de Estados Unidos en Puerto Rico, en vez de realizar equivalencias con los precios.
“Uno cree que Puerto Rico se mueve con Estados Unidos y hace tiempo se mueve disímil con Estados Unidos. Son patrones diferentes”, argumentó Alameda, catedrático del Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico.
“Los alimentos en Estados Unidos han ido aumentando dramáticamente, pero en Puerto Rico, aunque hay un aumento, no parece haber sido tanto el crecimiento”, añadió utilizando como punto de partida el último IPC.
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En abril, los consumidores estadounidenses pagaron 4.3 por ciento más por carnes, aves, pescado y huevos, 1.5 por ciento más por frutas y verduras, y 2.9 por ciento más por cereales y productos de panadería, según el Departamento de Trabajo. En general, pagaron 2.6 por ciento más en abril por alimentos,, según las estadísticas Departamento de Trabajo federal.
Este disparo en los precios de los alimentos se produjo en un mes cuando más de 20 millones de estadounidenses perdieron sus empleos a causa de los cierres implementados en un intento de frenar la propagación del coronavirus, situación que se vive de igual manera en Puerto Rico.
La situación es tan seria que esta semana la firma de inversiones Goldman Sachs advirtió que el desempleo podría alcanzar el 25 por ciento y batir el récord establecido durante la Gran Depresión. En Puerto Rico, economistas como Alameda han calculado que la tasa de desempleo podría subir hasta un 23 por ciento.
Mira aquí el último informe del Índice de Precios al Consumidor de Puerto Rico: