Agricultores expresan los retos que enfrentan y posibles soluciones para ser agrosostenibles
Solo el 0.002% de la población puertorriqueña se dedica a labores agrícolas.
El conversatorio “Bienestar Emocional en el Sector Agrícola”, por Morson Group, se llevó a Camuy para abogar por la agricultura puertorriqueña, y expertos en agricultura compartieron los retos que enfrenta la industria día a día.
El panel de expertos orientó a agricultores sobre los retos que Puerto Rico ha enfrentado en los últimos cinco años a nivel de agricultura. No es un secreto que la Isla tuvo pérdidas durante el huracán María (2017), sin embargo, el sector agrícola también se vio afectado por los terremotos del 2020, la pandemia de covid-19 y el reciente huracán Fiona.
“Luego de los huracanes nuestro mayor reto fue conseguir semillas de café. El gobierno no las tenía, no se conseguían. Nos unimos para hacer una organización que pudiera recibir fondos, junto a otras organizaciones sin fines de lucro, para resolver este problema”, informó Iris Jeanette Rodríguez, de Pro Café Productores de Café Puerto Rico Inc.
La agrónoma compartió que en los momentos en que perdió sus esfuerzos agrícolas, por más frustración que la invadiera, permaneció firme para su equipo de trabajo que seguía trabajando pese a los desastres naturales, ya que “la necesitaban, y retos hay todos lo días, es la actitud que se tome”.
Como parte del conversatorio, los panelistas Abraham Rosa Medina, de la Escuela Vocacional Agrícola Soller; Vanessa Piñeiro, de la Fundación de Agricultores de Puerto Rico; y Sol Rosado Arroyo, de la Asociación de Biotecnología Agrícola (PRABIA) abundaron sobre cómo la sociedad percibe al sector agrícola y la desinformación que hay sobre la industria.
Piñeiro señaló que hay muchos sectores de la sociedad no ven la agricultura como un trabajo y parte esencial de la vida a nivel mundial, ya que solo el 1% de la población en el mundo se dedica a la agricultura. Mientras que en Puerto Rico solo el 0.002% se dedica a labores agrícolas. Por esta razón, la panelista hizo un llamado a que como agricultores y consumidores se cambie la mentalidad para que incremente el consumo local en la Isla.
“Aunque el agricultor haga todo bien, el público no le compra y el consumidor no busca el producto de Puerto Rico. Hay que pensar que ese dinero se produce en Puerto Rico, y se queda en Puerto Rico. Hay que ser consumidores y hacer compras inteligentes que apoyan a nuestro país. Siempre es bueno, aunque sea un producto puertorriqueño, en nuestra canasta”, explicó Piñeiro.
Este señalamiento la llevó a compartir otro reto que enfrenta la agricultura: la falta de mano de obra. Piñeiro explicó que la falta de personal tiene que ver con la desinformación sobre las labores agrícolas, ya que algunas personas no lo ven como un negocio rentable ni viable.
“Tienen que verlo como un empleo real, en el que van a pagar seguro social, en el que van a estar inscritos en el sistema donde su patrono va a pagar el fondo del seguro del estado y dejar de estar contratando por ratitos. El contratar por ratitos lo que nos ha ocasionado es inestabilidad y falta de empleados fieles para que obtuvieron el bono de Navidad”, señaló Piñeiro.
De igual manera, la panelista expresó que es vital que la Cámara de Representantes y el Senado de Puerto Rico enmiendan medidas que actualmente son “obsoletas” para la industria agrícola puertorriqueña.
Para añadir a la discusión, Rosa Medina, de la Escuela Vocacional Agrícola Soller, señaló que el sector agrícola tiene una necesidad de reinventarse, y la mayor de las quejas en la institución era la falta de comunicación en la industria. Asimismo, la prioridad ha sido priorizar los centros educativos, que son los puntos de encuentro entre los agricultores, para poner a su disposición los recursos de enseñanza.
Mientras que, la agrónoma Rosado Arroyo planteó la importancia de que los agricultores reconozcan y valoren su trabajo, ya que “un país sin agricultura no puede progresar”. Asimismo, destacó la importancia de crear un Puerto Rico agrosostenible y con seguridad alimentaria.
La agrónoma explicó que la seguridad alimentaria se traduce a que los productos boricuas lleguen al mercado, y que el público opte por estos alimentos en vez de comida chatarra.
“Todo empieza por la educación. Podemos llenar la Isla de ñames, pero si no enseñamos a comer ñame, no sirve de nada. Esto también es parte de la seguridad alimentaria”, planteó Rosado Arroyo, egresada de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Mayagüez.
Posteriormente, la actividad ofreció talleres educativos para los agricultores sobre el impacto en su salud mental y estrategias para hacer de su pasión agrícola un negocio sostenible. Asimismo, dialogaron sobre la inclusión de la biotecnología agrícola para obtener un mayor resultado.