Los pulgueros también sufren la crisis fiscal (galería)
Los comerciantes que tradicionalmente han utilizado los mercados de descuentos, usualmente conocidos como pulgueros o ferias, no han estado ajenos a la crisis económica que arropa al país.
Un domingo temprano en la mañana visitar el pulguero tradicional de Mayagüez refleja la historia que se repite a través de toda la Isla. Los vendedores llegan temprano a exhibir sus productos, mientras los clientes se van estacionando a lo largo de la carretera cercana a la Reserva Natural de la Boquilla y la Bahía de Mayagüez. Sin embargo, han disminuido las compras impulsivas y predomina el vaivén de los visitantes echándole el ojo a la mercancía desde lejos y ocasionalmente hablando con quien atienda algún kiosco para comprar uno que otro artículo.
Al charlar con los vendedores, un tema domina la conversación: la merma en la actividad económica del pulguero.
'Ha bajado la clientela, pensamos que puede ser por la economía o porque donde quiera hay un pulguero. No es lo mismo de antes, que se hablaba del pulguero de Mayagüez y era el único, el mejor', indicó Iván Lugo, vendedor de piezas de auto, gomas y misceláneas. Su vecino de exhibidor, quien rehusó identificarse, coincidió y añadió, 'lamentablemente, hay demasiado pulguero. La competencia es buena, el problema del puertorriqueño es que uno monta un negocio de una clase y por otro lado montan el mismo tipo de negocio'. En la ciudad de Mayagüez, existen tres pulguerosen operación.
La principal diferencia para los vendedores, al comparar con la época dorada del pulguero en la década de los 90, ha sido la conversión del mercado de descuentos de una alternativa de empleo a una actividad de pasatiempo que no asegura un ingreso para sobrevivir.
'Esta actividad no es algo de lo que se pueda generar un ingreso para vivir, vendiendo de domingo en domingo. Quizás una persona que venda todos los días, ganaría algo pero es impredecible. Unos días te vas 'even' (equitativo), otros te vas con pérdidas. No se tiene una garantía que mañana voy a vender tanto, los días que mejor preparado he venido, ese es el día que menos he vendido. A veces uno se va en negativo por los gastos que tiene', detalló Lugo.
Por su parte, Raúl, un vendedor de juguetes y misceláneas, tronó contra la imposición de contribuciones a las ventas al detal. 'Antes había más ventas, se movía más, pero desde que llegaron los impuestos, el gobierno mató el mercado. Súmale la gente que se ha ido del país, hace que los negocios estén caídos. Todo afecta y por eso mucha gente se quita. En vez de darle facilidades a la persona que se gana el dinero honradamente, le ponen muchas piedras en el camino', dijo.
'Jamás en la vida podría vivir de esto, me muero de hambre. Como de cinco años atrás, las ventas comenzaron a bajar y bajar, antes era una opción para ganarse unos chavitos, ya no. Cada día se va poniendo peor por la situación económica del país y los impuestos. Todo es más difícil, todo es más caro y entonces la gente se aguanta de gastar', agrega el vendedor.
Sobre el reglamento 8580 del Departamento de Asuntos del Consumidor (DACO), que entró en vigor el 28 de julio de 2015, los comerciantes se mostraron ambivalentes. Este reglamento regula la operación de los mercados de descuentos e impone unas tarifas para la operación de estos mercados que fluctúan desde $250 por un máximo de 25 lotes hasta $1,250 en mercados que consten de 151 lotes o más. Además, impone responsabilidad a los vendedores de demostrar que los artículos disponibles para la venta han sido adquiridos legalmente.
Lugo opinó que para que tenga éxito su implantación debe haber cooperación tanto de la agencia como de los comerciantes. 'Uno que tiene sus papeles al día, siente a veces que no vale la pena porque el 80 por ciento de las personas que venden en los pulgueros lo hacen sin papeles. Las personas que venden aquí es porque necesitan un ingreso. Si una persona hace un recogido en su casa y viene al pulguero a vender lo que le sobra en su casa y DACO hace un operativo, lo pincharon', señaló Lugo.
Sin embargo, todos los vendedores entrevistados coincidieron en que el pulguero es una opción económica y variada para el cliente.
'Los clientes están establecidos, son los que tienen la costumbre de venir, para mirar y darse el paseo. Es bueno que el pulguero se mantenga, siempre hay gente que le gusta comprar porque consigue cosas un poco más baratas', dijo Raúl, quien lleva más de 14 años vendiendo su mercancía en el pulguerode Mayagüez.
'Aquí con la clientela se ve de todo, gente con dinero, gente pudiente. Lo que no consigas aquí, no lo consigues en ningún lado. A buen precio, desde un tornillo, una tuerca, si no está, no lo busques que no lo hay', subrayó Lugo.