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Economía

La sacrificada vida del pescador

La vida en el mar es dura y cada vez está peor pagada. La pesca es uno de los oficios más antiguos y la puesta y salida del sol no marcan el tiempo de entrada o salida al trabajo.

Pueden pasar cuatro, cinco y hasta más días de jornada sin regresar a casa para poder obtener el fruto. Requiere fuerza física, control mental y estabilidad emocional para enfrentar los contratiempos. La pesca cada vez se hace más sacrificada para aquellos que ya están en el ocaso de sus vidas y menos atractiva para los que a penas la comienzan.

Don Tito, pescador de Naguabo y quien lleva más de 50 años en esta práctica compartió con El Oriental sus vivencias como obrero del mar. Listo para zarpar su lancha en aguas de El Colcho en Naguabo, Conrrado Caraballo Ramírez, comenzó a describir un día normal de trabajo para un pescador.

'Esto es un trabajo muy sacrificado y en muchas ocasiones sufrido, pero vale la pena. Después que pasa de la orilla del mar entras a otro mundo. El pescador tiene hora de salida pero no sabe cuando, ni como va a llegar', comentó el hombre de 75 años.

Durante la travesía en lancha en ruta al Cayo Algodones, Don Tito recordó sus tiempos de pesca en Vieques y Culebra. 'Antes habían buenos días de pesca, iba mucho a Culebra y regresaba con más de 400 libras de pescado. Ya eso no se ve, hoy día una buena pesca puede ser de 70 a 80 libras. En dinero, antes era podíamos ganarnos fácil por el trabajo de un día $400, hoy no llegamos a los $100'.

Ya en Cayo Algodones, el Pescador presentó su área de estar, con muebles de plástico, una cocina y baño improvisado. Allí Don Tito acampa en una caseta mientras espera la buena pesca. La herramienta principal, el trasmallo. 'Nosotros pescamos de noche y cada dos horas tenemos que verificar el trasmallo. La primera tirada es a las 3 de la tarde. Después de las 12 de la media noche, nos vamos a descansar y a las 4 de la mañana nos levantamos y recogemos el trasmallo. Luego, poco después de las 8 am lo volvemos a tirar en otro lado'.

Las 3 de la tarde. Con la ayuda de otro pescador, Don Tito comenzó a tirar la red de 1,200 pies al tiempo que explicaba que pueden tardar cinco horas en lanzar todas las redes que había en la lancha. 'La pesca va decayendo, hay mucha contaminación y escasean más los peces. Pero esto es un trabajo bueno… digo al que le guste', reiteró al tras describir que duermen en las lanchas mar adentro aunque 'llueva, truene o ventee'.

En el viaje de regreso, Don Tito opinó los cambios en las disposiciones de ley y reglamentos que el gobierno ha implementado. 'Las leyes y el reglamento que está poniendo Recursos Naturales impiden muchas veces la pesca, le ponen más trabas al pescador. Tienes que pagar por la licencia de pescador, también por los permisos para pescar las diferentes especies y las cantidades también están reguladas', señaló el Pescador natural de la Playa de Naguabo. Antes el gobierno tenía muchas ayudas económicas, pero ahora todo eso lo han ido recortando y ciertamente hay mucha desmotivación entre los obreros. Podríamos estar en peligro de extinción. También hay mucha demanda pero no hay peces', subrayó.

Don Tito asegura que continuará el resto de su vida en el mar. 'Esto mantiene a uno vivo, si yo me quedo en casa me pongo de mal humor. Si no estoy en el agua, no vivo'.

Don Tito (Melissa Pérez/El Oriental)
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