Arnaldo Bristol, a 50 años de Juegos de Munich, recuerda ataque: "Estaban frente a mi balcón"
El exatleta, testigo vivo de la historia deportiva mundial, fue el abanderado de Puerto Rico en la competencia olímpica que, en un día como hoy en 1972, estuvo marcada por la toma de rehenes del comando Septiembre Negro.
El puertorriqueño Arnaldo Bristol (Guayama, 1945) es un testigo vivo de la historia olímpica: estuvo en los Juegos de Ciudad de México 1968, cuando dos atletas estadounidenses hicieron el polémico saludo del movimiento Black Power, y participó en las olimpíadas de Munich, Alemania, marcadas por el ataque de un comando del grupo palestino Septiembre Negro.
Bristol, que el próximo 11 de septiembre cumple 77 años, habla de esos tiempos desde su casa de Guayama, donde por las tardes escucha las noticias de las que hace 50 años fue protagonista.
El exatleta, considerado como uno de los mejores vallistas en la historia de Puerto Rico, corrió en cuatro Juegos Olímpicos (Tokio 1964, Ciudad de México 1968, Munich 1972 y Montreal 1976), recuerda que “los dos del medio tuvieron incidentes”.
En Munich, como si fuera un presagio, el primer problema lo sufrió en carne propia: “Una semana antes, estábamos en la práctica y había una clase de frío… En esos años, Puerto Rico no tenía uniformes tan ‘fancy’ como ahora. Para calentar eso era fuera de tiempo. Ese día estaba practicando con un atleta italiano y le metí a la valla. En esos tiempos las vallas eran de materiales duros y más encima con el frío se me puso la rodilla…”.
“Al final, no fue una olimpíada sobresaliente para mí (marcó 14.2 en los 110 metros con vallas, a diferencia de los 13.07 de Ciudad de México), pero cumplí con la carrera”, recordó sobre los Juegos celebrados en la entonces Alemania Federal entre el 26 de agosto y el 11 de septiembre de 1972.
Días después, el 5 de septiembre, Bristol se levantó en la mañana y al ver a alemanes con sudadera y armados en cada esquina del complejo tuvo ante sí la pregunta obvia: “¿Qué está pasando?. Había carros, policías y militares por todas partes. Un revolú de las mil jodiendas. Estaban pidiendo identificación para donde te movieras. Los tipos iban con ametralladoras cuarto por cuarto. Después supimos que esa noche unos tipos palestinos se habían metido a la villa y tomado de rehénes a unos israelitas”.
Y haciendo honor a que ha sido testigo privilegiado de la historia olímpica, Bristol recuerda que el balcón de su cuarto daba al edificio donde se encontraba el comando de Septiembre Negro y “podías ver a los tipos encapuchados. Del cuarto mío se veía todo. Estaban pidiendo un avión. Ellos penetraron demasiado fácil. No había seguridad. Yo te podía entrar a la villa y podías compartir con los atletas. Era algo abierto. Pero desde ahí en adelante se enfatizó en la seguridad”.
Tras la tragedia, murieron 11 miembros de la delegación israelí, un policía alemán, y cinco terroristas (de los ocho que participaron) que exigían la liberación de 234 presos palestinos, así como la de líderes de la organización terrorista alemana Fracción del Ejército Rojo (RAF), “se suspendieron los Juegos por un día”, rememora el exvallista puertorriqueño.
“Después, tuvimos que ir al estadio, con velas, e hicieron una ceremonia. Pero cuando yo terminé de competir bajé a Puerto Rico. Ya en ese momento militares custodiaban el perímetro de la villa, la cafetería, donde tú mirabas había alemanes armados con ametralladoras. Y el aeropuerto estaba fuertemente custodiado por policías y militares”, dijo Bristol, para quien haber sido testigo de este y otros hechos históricos “me engrandece como persona. Yo tenía una vida metódica y el deporte para mí era una religión. En la vida nada está escrito. Todo llega de momento. Nadie sabe lo que va a suceder mañana”.
También testigo del “Black Power” en México
El exdeportista también vivió la polémica manifestación de dos atletas de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Ciudad de México, en 1968, que se disputaron del 12 al 27 de octubre de ese año.
Sobre el hecho protagonizado por Tommie Smith y John Carlos, quienes hicieron el tradicional saludo del movimiento Black Power en el podio del estadio (ambos con el puño en alto de uno de sus brazos y con un guante negro en una de sus manos), Bristol salta y exclama “¡Pero si eran mis amigos!”.
El puertorriqueño afirmó que en esos días México vivía días efervescentes por la matanza del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, donde militares mataron a cerca de 300 estudiantes y civiles (aunque el gobierno de la época alego que fueron 20 las víctima fatales).
“Había un descojonamiento, porque los mexicanos no querían que se celebraran los Juegos por la matanza que se había producido apenas unos días antes. Había pobreza extrema y todos se quejaban de que el jodío gobierno estaba haciendo las olimpíadas igual”, comentó Bristol.
Añadió que ese día “yo estaba en el estadio, porque eso hacíamos habitualmente. Nos quedábamos siempre, todo el día, viendo las competencias (por primera vez en la historia de los Juegos en pista sintética), como a los cubanos, que estaban durísimos. Los que levantaron el puño eran amigos míos. Yo me pasaba con ellos, los conocía de Estados Unidos (el boricua hizo parte de su carrera deportiva en EU). Protestaban por el racismo y el trato que les daban. Ellos sentían que estaban poniendo el nombre de Estados Unidos en alto, pero el show lo estaban montando ellos. El coach de ellos decía que tenía que disciplinar a esta gente que se estaba sublevando”.
“Yo soy de la raza negra y acá (en Puerto Rico) el racismo está más oculto. Yo viviendo en Estados Unidos… Diablo, esta gente, había que andar con cuidado”, manifestó el boricua, considerado como uno de los mejores vallistas de Puerto Rico y semifinalista en los Juegos de Ciudad de México 1968 y Montreal 1976.