Ministro brasileño sugiere 'exceso de celo' en las recomendaciones de la OMS
Río de Janeiro - El nuevo ministro de Salud de Brasil, Ricardo Barros, sugirió hoy que la Organización Mundial de la Salud (OMS) pecó de un 'exceso de celo' al recomendar ayer a las mujeres embarazadas no viajar al país suramericano durante la celebración de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
'Puede ser un exceso de celo, pero siempre que la gente venga, estaremos felices y satisfechos; y quien quiera venir con más precauciones, que venga', afirmó Barros durante su primera rueda oficial al frente del ministerio, tras asumir ayer la cartera de Salud en el gabinete del presidente interino Michel Temer.
Tanto la OMS como la Organización Panamericana de la Salud (OPS) recomendaron ayer a las embarazadas no viajar a Río de Janeiro ni a otras zonas de Brasil con transmisión del virus Zika, asociado al aumento de casos de microcefalia en recién nacidos y que, según el último boletín oficial, afecta a 1.326 bebés en todo el país.
Cuestionado sobre posibles nuevas medidas para combatir la proliferación del zika en Brasil, Barros señaló que, más allá de las ya habituales recomendaciones oficiales y de la acción de las fuerzas armadas en la localización y eliminación de posibles focos, tal vez sea necesario adoptar medidas 'de fuerza', tales como la aplicación de multas.
Estas multas estarían destinadas a los dueños de casas en las que se detecten la presencia de focos de larvas de forma reiterada, si bien tendrían que ser los municipios los responsables de imponer las sanciones.
Barros también se refirió a la ley que autoriza el uso y la distribución en Brasil de una polémica píldora contra el cáncer, que fue sancionada hace un mes por la ahora suspendida presidenta Dilma Rousseff pese a no haber sido registrada aún en la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa).
'Personalmente creo que, en el peor de los casos, (esta píldora) tiene un efecto placebo', dijo el ministro, quien añadió que, en su opinión, 'la fe mueve montañas'.
Esta píldora venía siendo distribuida gratuitamente por la Universidad de Sao Paulo durante más de una década, hasta que las autoridades sanitarias la prohibieron por la falta de estudios clínicos acerca de su eficacia.
Sin embargo, la presión popular llevó al Gobierno a sancionar la nueva ley pese a que los primeros resultados de los testes clínicos no llegaron a satisfacer las grandes expectativas generadas por el producto.