A 24 años de la épica Pelea del Milenio entre Tito Trinidad y Oscar de la Hoya
Un 18 de septiembre de 1999 en Las Vegas, el extriple campeón puertorriqueño volcó a todo un País con una sublime victoria que catapultó su carrera en el boxeo profesional y le puso un pie en Salón de la Fama.
Han transcurrido ya 24 años. Pero para muchos el tema está tan fresco como si hubiera sido ayer.
El combate unificatorio entre las dos leyendas del boxeo, el boricua Félix “Tito” Trinidad y Oscar de la Hoya, un 18 de septiembre de 1999 en el hotel Mandalay Bay Resort & Casino de Las Vegas, quedó perpetuado en la historia como uno de los choques más fascinantes en la historia del boxeo profesional.
Fue una noche épica, que quienes tuvimos la oportunidad de vivirla, experimentamos un inigualable momento, que no estuvo exento de controversia y que tristemente no tuvo un segundo capítulo.
Ese fue el día en que precisamente el bautizado mimado de Cupey Alto —luego de una larga preparación que incluyó un arduo acuartelamiento en las villas del hotel El Conquistador en Fajardo— catapultó su carrera con una sonora victoria por decisión mayoritaria que para unos pareció justa y para otros no.
Un 18 de septiembre paralizó a un país que luego celebró por todo lo alto y al día siguiente se desbordó en una caravana de pueblo para recibir al héroe del momento. Esa victoria instituyó -literalmente- en la Isla las celebraciones deportivas multitudinarias y coronó un movimiento al que llamaron poco después la "Titomanía".
Pero no era para menos.
De la Hoya era el gran favorito. Le llamaban el Golden Boy, por la medalla de oro olímpica obtenida en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 en representación de Estados Unidos. Venía de grandes victorias ante púgiles que hoy -al igual que él y Trinidad- están inmortalizados en el Salón de la Fama del Boxeo Internacional en Canastota, Nueva York.
Oscar había superado previamente a los boricuas Wilfredo Rivera, Héctor “Macho” Camacho y al ídolo mexicano Julio César Chávez, por mencionar algunos.
Llegaba al duelo con Trinidad con un récord invicto de 31-0 y 25KO’s, y era el querendón del promotor Bob Arum y la empresa Top Rank.
Tito también llegaba con marca perfecta de 35-0 y 30KO’s, y con un sólido sello de noqueador. Triunfos ante Pernell Whitaker, Troy Waters y Mahenge Zulu, entre otros. Era la figura principal del promotor Don King.
Era además un choque entre la histórica rivalidad entre México y Puerto Rico. Pero no era una pelea más. Era entre los dos mejores de la época, manejados por los dos promotores más grandes de la época.
Ambos tenían 26 años, y hacer un análisis de situación no era complicado. De la Hoya, campeón en ese momento del peso welter del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), era un púgil de gran técnica, movimiento y pegada. Roberto Alcázar, el entrenador que lo llevó a la gloria, lo acompañaba en su esquina.
Trinidad, que llegaba como monarca welter de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), era un león sobre el cuadrilátero, con limitados movimientos de cintura, pero con dos manos que le harían pagar caro cualquier desliz a De la Hoya.
Los ingredientes para un megacombate estaban todos literalmente en la olla.
Ambos tuvieron una exposición mediática increíble con una gira de promoción que se presentó en Puerto Rico, Nueva York, Texas, Los Ángeles y Las Vegas, y a la cual quien escribe esta nota acudió a cada una de esas paradas. Fue un montaje fascinante para una verdadera pelea bautizada como “La Pelea del Milenio”.
La noche del combate, De la Hoya desplegó el estilo que los conocedores sabíamos que utilizaría ante la pegada demoledora de Trinidad.
Pero, en los asaltos finales, De la Hoya se apartó del plan, peleó a la distancia, no tuvo la misma efectividad que en los asaltos de mediados del pleito, y eso le pasó factura.
El veterano juez Glenn Hamada dio un empate 114-114; Bob Logist y Jerry Roth vieron ganar a Trinidad 115-113 y 115-114 respetivamente, dejando en manos del boricua las dos coronas de la división welter, y con un primer revés a De la Hoya.
Mitch Halpern fue el referí del combate.
Precisamente Hamada y Roth le dieron los últimos tres asaltos a Trinidad. Mientras que Logist también favoreció al boricua, pero 2-1 en esos finales que definieron la contienda.
La victoria despertó una fiesta inmensa en Puerto Rico como si se tratara de la llegada del Año Nuevo.
La pelea fue una tan grande que Trinidad y De la Hoya se convirtió además en la primera pelea fuera de los pesos completos en superar el millón de ventas de pague-por-evento. HBO vendió 1.4 millones de suscripciones, para una ganancia total estimada en $120 millones.
Previo a ellos dos, el evento más vendido había sido en aquel momento la segunda pelea entre Mike Tyson y Evander Holyfield en junio de 1997 y que venía de vender un total de 2.7 millones de suscripciones.
“Fue la pelea más importante de ese año”, comentó el gran amigo y también miembro del Salón de la Fama, el exreferí Joe Cortez. “Yo estuve activo en esa función durante el ‘undercard’. Pero los referís no podíamos estar en la arena y vimos la pelea desde un salón de conferencias. Fue una pelea bien cerrada, pero en los últimos asaltos De la Hoya corrió y casi no tiró golpes. Eso le costó la pelea. Especialmente en ese último asalto. Trinidad se fajó de campana a campana y lo ví ganar. Fueron las dos estrellas más brillantes del momento. Atraían la atención tanto como los pesos completos”, agregó.
Lamentablemente, Trinidad y De la Hoya no concretaron conversaciones para una segunda parte.
Hace unos años, De la Hoya, ya retirado, y divorciado de la boricua Millie Corretjer, y con 50 años sobre sus hombros, invitó a Trinidad a realizar una pelea de exhibición con la que pretendía sacarse la espina que le dejó el revés de 1999. Pero tampoco se produjo.
“No tendré ninguna vacilación en llamar a Floyd Mayweather o a Félix Trinidad. Y digo esto porque con Floyd y Trinidad tengo unos negocios inconclusos. Las revanchas ante ellos nunca sucedieron y creo que sería genial que sucedieran”, declaró De la Hoya en agosto de 2020 cuando se preparaba para un choque de exhibición ante el peleador de artes marciales mixtas Vitor Belford, a la que finalmente no pudo acudir tras contraer el virus del covid-19 y ser recluido por varios días.
Trinidad, aún cuando no niega que su pasión sigue siendo el boxeo, está muy claro de que sus días sobre el ring concluyeron y está muy contento con sus logros.
“Lamentablemente, Oscar se quedó con las ganas. Ya yo no vuelvo al boxeo", expresó Trinidad. “A Oscar le ofrecimos la pelea en ocho ocasiones. En ocho ocasiones tuvo la oportunidad para enfrentarme desde que le gané el 18 de septiembre de 1999 y no hizo nada. Ya yo estoy retirado”, dijo en una ocasión el carismático peleador puertorriqueño.
De la Hoya y Trinidad llegaron juntos al Salón de la Fama del Boxeo Internacional en el 2014. Aquel 18 de septiembre fue sin dudas el momento que les ayudó a poner un pie en el recinto de los inmortales.
En agosto de 2000, Halpern, el joven árbitro fue encontrado muerto en su apartamento en Las Vegas. Se trató de un suicidio. Según se supo tuvo un padecimiento de depresión.
Trinidad sumó otras grandes y épicas victorias ante Fernando Vargas (2000), David Reid (2000) y muchos otros. También sufrió a manos de Bernard Hopkins su primer revés en 2001, varias semanas después del ataque a las Torres Gemelas en Nueva York.
Pero ninguna de ellas comparó con la 'Pelea del Milenio'.
Trinidad fue campeón en las divisiones welter, súperwelter y mediano. De la Hoya fue campeón mundial en seis divisiones (superpluma, ligero, superligero, welter, superwelter y mediano).
Tito concluyó su trayectoria con marca de 42-3 y 35KO's. Oscar cerró su carrera con récord de 45-6 y 39 KO's.