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Deportes

Mónica, más que una esperanza

Hace casi seis años, publique un artículo en CLARIDAD, en donde resaltaba el extraordinario potencial de nuestra ahora medallista de ORO Olímpica. Enfatizaba que su potencial en la modalidad de sencillos era superior a Gigi Fernández, pero que su desarrollo dependía del apoyo de las autoridades deportivas.

En el caso de Mónica, ha sido el Comité Olímpico de Puerto Rico (COPUR) y el Departamento de Recreación y Deportes (DRD), a través de su Programa de Atletas de Alto Rendimiento, quienes se han hecho cargo de su apoyo económico. Este factor le ha permitido a Mónica, competir y entrenar con profesionales, desde el 2010.

Fue David Bernier, como Secretario del DRD y luego Presidente del COPUR, quien estableció ese programa, que ahora rinde grandes frutos bajo el liderato de Sara Rosario. Desde ese momento, se asignan ayudas más directas a los atletas, en vez de transferir el dinero a las federaciones deportivas.

La verdad es que la Asociación de Tenis (PRTA), nunca ha respaldado como se debe a nuestros mejores tenistas, pues su filosofía es más recreativa que competitiva. A sus directivos, en su mayoría anexionistas, realmente les da lo mismo que representen a Puerto Rico que a USA.

Salvo su expresidente y hoy tesorero del COPUR, Humbertito Torres, ninguno de sus líderes del pasado, les dieron un respaldo a tono con su potencial a nuestros tenistas más destacados, excepto aquellos bendecidos por su estirpe de blanquitos.

La PRTA por sus siglas en inglés es un nido de gente elitista, reaccionaria y pitiyanki, al punto que 'Alí Baba Roselló' y su escudero Álvaro Cifientes, fueron dos de sus presidentes. Al momento –aunque no lo crean– todavía sus reuniones y asambleas se llevan a cabo en el idioma inglés. Además, se mantienen afiliados a la United States Tennis Association, en contra de los reglamentos del Comité Olímpico Internacional COI y la vista larga del COPUR .

Esta realidad se remonta a los orígenes del tenis en Puerto Rico, pues en donde primero se practicó fue en las instalaciones militares de USA y en clubes privados para los ricos. En esa trayectoria histórica, se destaca el Hotel Caribe Hilton y su profesional de tenis internacional Welby Van Horn.

Por otro lado, en el desarrollo del tenis en las instalaciones públicas, hay que mencionar al maestro Luis Piñero de las canchas de Baldrich y los centros universitarios públicos, como el caso de Golo Laracuente en el Colegio de Mayagüez, entre otros.

Entre esos dos grupos, que han practicado el tenis en canchas privadas y públicas, siempre se ha reflejado la lucha de clases sociales. Privilegios para los hijos de los ricos (Caribe Hilton y Torrimar) y prejuicios contra los que no lo son, han sido la norma por décadas.

Del sector de instalaciones privadas y la elite social, surgieron tenistas muy destacados, como Carlos Pasarell, Alberto Carrero, Stanley Pasarell, Antonio Ortiz, Ramon Almonte, Freddie De Jesús y Eileen Pomales, entre otros.

Mientras tanto, por las instalaciones públicas destacaron – sin recibir ayudas de la PRTA- Orlando Cruz, Willie Ríos, Pepo Valentín , Ramon Prats, Bobby Odasz, Francis González, Ernie Fernández, Mara Santori y Emily Viqueira, entre otros. A estos les llamaban 'los titeritos de Baldrich'.

Simultáneamente, con ese desarrollo histórico del tenis en Puerto Rico, se ha logrado reclutar en los últimos tiempos a talento de raíces boricuas en USA. Ese es el caso de Mónica Puig, que siempre mantuvo un vínculo con los torneos nacionales y la comunidad tenística en Puerto Rico.

Recuerdo cuándo la vi jugar por primera vez en el 2010, antes de los Juegos CentroAmericanos de Mayagüez, que su madre se desvivía por conseguir ayuda económica de la PRTA y de auspicios. Estos le sacaban el cuerpo porque no era del grupito privilegiado de siempre.

Poco después Mónica se destacó como la Campeona Mundial Juvenil y decidió incursionar en el tenis profesional, contando con el respaldo decisivo del COPUR y del DRD.

De allá para acá, su transición al profesionalismo no fue tan exitosa como se esperaba, hasta estas Olimpiadas 2016, teniendo problemas sobre todo de fortaleza mental, selección de tiros y estrategias de juego, producto de su inmadurez. Por fin, este año logró aglutinar un equipo de apoyo técnico, sicológico y de preparación física, que le permitieron madurar y dar un gran salto en su nivel de juego. La Mónica de estas Olimpiadas es la atleta que se perfilaba desde hace más de seis años.

Todavía tiene muchas áreas que puede mejorar, como la consistencia de su servicio, sus movimientos laterales desde la linea de fondo, sus acercamientos y tiros cerca de la malla, así como su condición física.

Mónica se creció al enfrentarse al reto de representar a su nación en las Olimpiadas de Río, porque tiene plena conciencia del honor de llevar su bandera en el corazón y a una nación que la apoya y admira.

Ese cariño de los más de ocho millones de boricuas de aquí y de allá, no tiene precio, ni conlleva premios en metálico o ganancias materiales.

Esa realidad no la entienden los anexionistas, como Gigi, Romero, JGO, y los vividores del negocio electoral del PNP.

Sin embargo, esa Medalla de Oro, perdurará toda la vida, como el regalo más hermoso a la dedicación, sacrificio y bravura de nuestra primera atleta en coronarse en unas Olímpiadas. Mónica tiene ahora el reto máximo de convertirse en la Campeona del Mundo en las clasificaciones internacionales, pero ya dejó de ser una esperanza y se convirtió en la reina de todo un pueblo.

*El autor fue subcampeón nacional, campeón nacional universitario, entrenador y promotor de tenis. Publicado originalmente en CLARIDAD. Tomado de 80 Grados.