El líder del torneo se impuso con buen porcentaje de tiros de tres y una férrea defensa.

El Real Madrid sudó más de lo previsto para sacar adelante el derbi de la Capital frente a un bravo Movistar Estudiantes que, aunque le plantó cara hasta el último cuarto, no pudo frenar el acierto exterior de su rival ni el dominio en la pintura de Walter Tavares, quien un día más fue fundamental en el último triunfo liguero blanco antes de la Copa del Rey (65-79).

El boricua José Juan Barea, en su segundo partido en la Liga Endesa (ACB), logró apenas seis puntos y tres asistencias en 23 minutos en cancha.

Con doce triples anotados de 25 intentos (48 por ciento) y Jaycee Carroll y Fabien Causeur como principales estiletes, el líder sobrevivió a la valentía de un rival que estuvo en el partido durante muchos minutos pero que tendrá que seguir remando para salir de la zona peligrosa de tabla tras encajar su novena derrota en sus últimas diez actuaciones.

Los dos equipos saltaron a la pista igual de enchufados, con acierto desde todas las posiciones. El Estudiantes le jugaba de tú a tú al líder, aunque su valentía le duró solo cinco minutos porque Carroll empezaba a tener su día y anotaba todo lo que tiraba, bien secundado por Carlos Alocén, y con cuatro triples sin fallo los blancos comenzaron su escapada.

Del 11-13 se pasó cinco minutos después al 12-22 con el que terminó un primer cuarto de claro color visitante gracias al acierto del escolta estadounidense, que aportó diez puntos en ese periodo el día que reaparecía tras su lesión de tobillo. Además, Walter Tavares imponía una vez más su ley en la pintura e impedía cualquier acercamiento al aro madridista.

El segundo acto fue de completo dominio colegial. La conexión Barea-Ángel Delgado empezó a dar sus frutos y volvió a apretar el choque. Con Tavares ya en el banquillo, el pívot dominicano era quien dominaba bajo aros, y Aleksa Avramovic se sumaba a la fiesta, poniendo a los suyos tres abajo.

El líder acusaba las rotaciones y se mantenía por delante gracias a su acierto desde el perímetro, porque en la zona perdía la batalla por el rebote (21-16 al descanso) y sus porcentajes de dos puntos empezaron a bajar peligrosamente.

Un triple del estadounidense John Roberson empató muchos minutos después el derbi y en la siguiente jugada Víctor Arteaga culminó la remontada, devolviendo el mando a los hombres de Javier Zamora, que en un buen segundo cuarto fueron capaces de anular los doce puntos de desventaja y se fueron a los vestuarios con una visión más optimista (35-35).

Pablo Laso devolvió a la pista a sus dos mejores hombres en el arranque, Tavares y Carroll, para devolver las aguas a su cauce y aunque el caboverdiano se puso rápidamente con tres faltas, el técnico vitoriano lo mantuvo en pista. Para colmo de males, Jeffery Taylor y Usman Garuba se tuvieron que retirar lesionados, sumándose a la larga lista de tocados de cara a la Copa del Rey.

El derbi se mantuvo igualado durante muchos minutos. El Real Madrid echaba de menos un refresco en la dirección, con Carlos Alocén demasiado solo tras las bajas de Sergio Llull y Nico Laprovittola, y no carburaba a su nivel habitual, aunque supo llegar por delante al último acto gracias a la buena mano de Carroll, su jugador más inspirado (51-54).

Con tres tapones estratosféricos, Tavares volvió a sellar el aro blanco en el momento decisivo y permitió un nuevo estirón en el marcador, con ocho puntos de ventaja que daban aire a un Real Madrid castigado físicamente pero en el que Causeur veía aro con mucha facilidad, al igual que su compañero Alberto Abalde.

Los jugadores de Pablo Laso iban a más en todas las facetas del juego, lo que contrastaba con un Estudiantes que perdía fuelle y parecía acusar su inactividad tras más de un mes sin jugar hasta el pasado miércoles. Tras muchos minutos de suspense, el líder sumó su vigésimo triunfo liguero y ya piensa en la Copa del Rey, en la que a partir del jueves empezará a defender su corona.