Río 2016: De la samba al funk, la favela hace bailar al Maracaná (galería)
Río de Janeiro - La samba, el pasinho y el funk, los ritmos y bailes nacidos en las favelas cariocas se apoderaron hoy del Maracaná y convirtieron la inauguración de los Juegos Olímpicos en una fiesta con la fuerza arrolladora de la cultura negra, que hizo bailar a todo el estadio.
Las favelas, las barriadas pobres de Río, donde vive una cuarta parte de la población de la ciudad, fueron la cuna de la samba hace un siglo y ahora de ellas emana el sonido poderoso del funk, una música de ritmo sincopado, con letras rapeadas y que normalmente tienen un contenido sexual explícito y, a veces, también de exaltación de las bandas de narcotraficantes.
Al igual que le ocurrió a la samba, el funk salió de la clandestinidad, de la marginación social y acabó bajando de los cerros donde se desparraman las favelas para acabar conquistando el gran público y la lista de las canciones más escuchadas en las radios brasileñas.
Con los primeros golpes de batería de funk, el joven Cristian do Passinho, de 13 años, se hizo dueño del escenario haciendo un despliegue del 'passinho', un baile similar al 'break dance' que es una auténtica fiebre entre los niños y adolescentes de las favelas.
Acompañada por el frenético zapateado de Cristian y de un puñado de bailarantes, la cantante Ludmilla interpretó el 'Rap da Felicidade', todo un himno de las favelas.
El estribillo de esta canción, una expresión del orgullo de pertenencia a las barriadas más humildes -'yo sólo quiero ser feliz, vivir tranquilamente en la favela en que nací'-, fue coreado por el público brasileño del Maracaná a una sola voz.
A renglón seguido, Elza Soares, una de las grandes damas de la samba y la Música Popular Brasileña (MPB), entonó el 'Canto de Ossanha', canción lanzada en 1966 por Baden Powel y Vinícius de Moraes y que dio visibilidad a las religiones de origen africano, que fueron perseguidas por las autoridades durante largas etapas de la historia de Brasil.
La 'fiesta de la favela' prosiguió con una rápida sucesión de éxitos de pop, samba y funk interpretados en una batalla entre el rapero Marcelo D2 y el popular cantante de samba Zeca Pagodinho, que intercalaron estrofas de sus temas más conocidos.
Mientras, decenas de bailarines vestidos de blanco pululaban por los las pilas de cubos multicolores que emulaban la geografía de las favelas.
Las raperas Karol Conka y MC Soffia, de 12 años de edad, hicieron un breve duelo de voces, acompañados por un bailarín que mezcló 'break dance' y 'capoeira'.
Después varios grupos de bailarines llenaron el escenario dispuesto sobre el césped del Maracaná para mostrar al mismo tiempo diferentes estilos regionales de Brasil, el Maracatú del noreste o la música los 'bate-bolas', que son los arlequines del carnaval de Río.
El apoteosis de la fiesta, que puso a los graderíos en pie, lo puso Jorge Ben Jor entonando 'País Tropical', canción que canta las bellezas de las diferentes regiones de Brasil y que es una suerte de himno nacional en clave de samba.
El éxito de Ben Jor fue tal que siguió entonando la canción a capela, acompañado por todo el público brasileño, que cerró con una sonora ovación.
El corazón diverso, olímpico y carnavalero de Río destila un mensaje verdeEl corazón de Brasil, mezcla de pueblos, culturas y sensibilidades, eligió para inaugurar los primeros Juegos Olímpicos que se celebran en Sudamérica un mensaje de compromiso con el planeta, en el que implicó a los más de 10.000 atletas que desfilaron por el escenario inigualable de Maracaná.El estadio deportivo más célebre del mundo, testigo de tantas hazañas, selló su unión para siempre con el olimpismo en una ceremonia divertida, ágil, comprometida y que dio prioridad a la estética por encima de la tecnología.Los indígenas, los inmigrantes europeos, los esclavos llegados de África, el aeroplano de Santos Dumont, la chica de Ipanema, las escuelas de samba y los niños de las favelas desfilaron con igual protagonismo por el escenario, en la gran fiesta que precedió a la llegada de los atletas.Los organizadores de la ceremonia, el director de cine Fernando Meirelles y el productor Marco Balich, habían prometido una apertura 'nada opulenta' y en la que mostrarían 'una reinterpretación de Brasil'.Pero no habían advertido de que el espectáculo llegaría acompañado de un tirón de orejas a los habitantes del planeta por el mal trato que le deparan.El gran lienzo blanco que cubría el césped fue una enorme pantalla sobre la que se proyectaron imágenes impactantes alusivas a la naturaleza, el urbanismo y la vida de Brasil.En un extremo del estadio, una favela levantada con enormes bloques verticales sirvió de pista de baile a los artistas. Más de 5.000 voluntarios y 300 bailarines profesionales participaron en la ceremonia.Un completo repaso a la historia del país dio paso a nombres, canciones y escenas conocidos por todos los presentes. Las diversas músicas de Brasil tuvieron su justo homenaje.La 'garota de Ipanema' fue encarnada por la modelo Giselle Bündchen, que puso fin a su carrera con un desfile sobre la pasarela más larga que habrá pisado nunca: los más de cien metros que recorrió sonriente de un extremo a otro de Maracaná.El estadio entero cantó y bailó 'País tropical' antes de que se hiciera el silencio para que Brasil, el país que disfruta en su casa del mayor jardín del globo, la Amazonía, invitase a los terrícolas a 'replantar' el planeta.El calentamiento global, el deshielo de los polos y la subida del nivel del mar se colaron en la celebración, con una llamada a poner remedio y el recuerdo de que hay soluciones. Como la que Río 2016 encomendó de manera simbólica a los atletas: la siembra de una semilla que crecerá en el parque olímpico de Deodoro.Apenas 50 minutos después de que empezase la ceremonia ya estaban los deportistas desfilando por el estadio.Cada uno introdujo su semilla en unos cartuchos de tierra de los que crecerán 207 especies diferentes, una por delegación participante. Había donde elegir: hay más de 50.000 catalogadas en Brasil.
Cuando concluya el desfile se procederá al ritual olímpico de todas las ceremonias: discursos, inauguración, izado de la bandera olímpica, juramentos, llegada de la Llama y encendido del pebetero.