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Cuba viene!: Un romance de altos y bajos

En el noviazgo deportivo entre Puerto Rico y Cuba ha habido de todo. Tras la confirmación esta noche de que Cuba recibió visado por primera vez en 14 años para venir a la Isla a participar en el Campeonato Centroamericano y del Caribe de Atletismo, esta cuarta y última entrega de nuestra serie especial ‘Cuba viene?' pasa revista sobre los distintos aspectos de esa relación, la cual ha sido bonita, pero tumultuosa.

Desde la victoria de la Revolución Cubana en 1959 y el posterior embargo económico que con inmediatez implantara Estados Unidos, la relación entre Puerto Rico y Cuba se asemeja más a la de un amor prohibido de esos de Corín Tellado.

Bueno, quizás exageramos, pero de que ha habido sentimiento envuelto, de eso no hay duda. Puerto Rico ha sido uno de los mayores aliados de Cuba en el deporte internacional y sus luchas porque vengan a participar en eventos deportivos en suelo boricua no dejan de recordarle al universo los años de estragos, de todos colores, que ha causado el embargo, y la incertidumbre colonial que vive Borinquen, que incluso derrota la supuesta autonomía olímpica.

Durante el pasado medio siglo, Puerto Rico ha visto el desarrollo de potencia deportiva de su hermana mayor antillana, que con menos ha hecho mucho y que no ha dejado olvidada a su hermana chica a la hora de promulgar sus técnicas de autosuficiencia, tanto en la competencia como en la educación deportiva.

Un gran ejemplo de esto es el actual presidente de la Federación de Boxeo de Puerto Rco, José Luis Vellón. Luego de participar en el primer Campeonato Mundial Aficionado de Boxeo, en La Habana, en 1974, Vellón se quedó estudiando en Cuba con una beca que le otorgara la misma institución. 'Recuerdo que para ese torneo mundial fue también Wilfredo Gómez, pero él optó por irse al profesionalismo', dijo Vellón en una entrevista de 2009 con el periódico universitario Diálogo. Según indicó el federativo, el intercambio deportivo entre Puerto Rico y Cuba había comenzado prácticamente en el inicio del gobierno de Fidel Castro.

'Hay que ver que con el cambio político y social que hubo allá se dio también una transformación en el aspecto deportivo que se basó, fundamentalmente, en la creación de una estructura dirigida a obtener logros internacionales, lo que hace que, a partir de 1962, Cuba comenzar a dominar la región en distintos eventos de prestigio. Incluso ese enfoque se convirtió en una intriga en toda Latinoamérica y el mundo entero por los resultados que obtenían, por lo que se comenzó de inmediato un intercambio', señaló Vellón.

'Ellos enfatizaron hace mucho tiempo en lo que nosotros llamamos el alto rendimiento deportivo. La influencia que tenían también de Europa, en especial de los soviéticos, hizo que se desarrollara mucho la cuestión técnica en el deporte. A Cuba llegaron rusos, alemanes, búlgaros que fueron a trabajar en lo que se conoce ahora como el Instituto Manuel Fajardo, especializado en la ciencia del deporte. En Puerto Rico el intercambio comienza justo después del soplo revolucionario, pues ya en los sesenta venían técnicos acá a trabajar con distintas disciplinas. En los setenta, con el gobierno del presidente (Jimmy) Carter hubo una apertura en el aspecto cultural y deportivo, y varios atletas y técnicos puertorriqueños fueron a Cuba, desarrollándose un buen intercambio, pues ellos también venían acá a trabajar con distintas federaciones por un convenio que se realizó con el Comité Olímpico de Puerto Rico (COPUR). Recuerdo que esgrima trajo gente, al igual que boxeo y atletismo, al igual que en deportes de combate como judo y lucha y otras disciplinas como remos', agregó el también entrenador de boxeo recalcando que 'yo fui parte de ese intercambio deportivo, pues me formé académicamente en Cuba y pude aprender bien lo que era la estructura deportiva cubana'.

Vellón recalcó la importancia que en Cuba se le dio al deporte como ciencia del ejercicio luego de la transformació política y social del '59 y lamentó que la situación sociopolítica de Borinquen bajo Estados Unidos no le haya permitido adentrarse más en esta estructura, como ha sucedido en países de Latinoamérica como México, Venezuela y Argentina.

'Aquí carecemos aún de esa estructura desarrolladora de técnicos', dijo Vellón en la entrevista en aquel entonces con el rotativo universitario.'Lo único que existe en estos momentos es la escuela de entrenadores del Departamento de Recreación y Deportes (DRD) que ofrece unos cursos básicos, unos talleres, pero no se compara con lo que es una institución de educación superior o universitaria'.

Claro, también hay que ver la otra cara de la moneda. Si bien es cierto que el modelo deportivo cubano ayudó al desarrollo técnico del deporte puertorriqueño, también mucha ayuda llegó de parte de los exiliados. El béisbol nacional, por ejemplo, se benefició muchísimo con la llegada de distintos peloteros cubanos. Incluso, varias de las estrellas boricuas de Grandes Ligas en los últimos años son hijos de cubanos establecidos en la isla.

Entre estos, figuran Danny Tartabull, quien jugó 14 temporadas en Las Mayores con los Yanquis de Nueva York, filis de Filadelfia y Padres de San Digeo, logrando tres campañas con más de 30 jonrones y cinco con más de 100 carreras empujadas y quien fuese hijo del cubano Danilo Tartabull; el antesalista de los Red Sox de Boston y Jugador Más Valioso de la Serie Mundial de 2007, Mike Lowell, hijo del ex lanzador cubano Carlos Lowell; el hijo del miembro del Salón de la Fama, Tany Pérez, Eduardo, que si bien no lució mucho en Grandes Ligas despunta con un gran futuro como dirigente luego de guiar a los Leones de Ponce al campeonato nacional del béisbol invernal; y el receptor de los Yanquis de Nueva York, Jorge Posada, quien ha ganado varios campeonatos con los ‘Mulos del Bronx' y es hijo de Jorge Posada, sr.

Entonces, nos topamos con el problema de las deserciones, que ha sido un factor para que el gobierno cubano mida las condiciones en las que llegan a Puerto Rico sus atletas

Tan reciente como hace dos años, el voleibolista Leonardo Leyva se convirtió en la más reciente pérdida para Cuba en un largo historial de atletas desertores, tendencia que parece haber cobrado nueva vida este año. Leyva simboliza lo que ha significado Puerto Rico para las deserciones de atletas cubanos que han sido promovidas por la derecha cubana residente en la Isla. De más está decir que la comunidad cubana exiliada cuenta con bastante poder en Borinquen, por lo que los atletas que desertan rápidamente encuentran asilo, albergue, protección y ayuda legal. En los Juegos Panamericanos de 1979, celebrados en San Juan, el tenista Osvlado Cruz dejó su delegación y solicitó asilo político. Claro, lo que vino después, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1993, celebrados en Ponce, fue mucho peor.

'Allí hubo 43 desertores, entre ellos la judoca Mabel Fonseca, que luego se cambió a lucha y compitió por Puerto Rico, ganando plata en un Mundial y varias medallas de oro en otras competencias', recordó en une entrevista reciente el historiador deportivo y periodista Carlos Uriarte. 'Se quedaron pesistas, gimnastas, nadadores. Los más notables fueron los baloncelistas Lázaro Borrel (delantero fuerte) y Andrés Guibert (centro). Pero fueron muchos los que se quedaron en Puerto Rico después de esos Juegos', agregó el también estadístico de El Nuevo Día. Los baloncelistas Borrel y Guibert fueron dos de los casos más comentados, pues luego de pedir asilo político en Puerto Rico alcanzaron, por un período breve, jugar la National Basketball Association (NBA).

En 1999, durante el Torneo Preolímpico de Las Américas, fueron otros dos baloncelistas los que también abandonaron la delegación cubana: el alero Ángel Oscar Caballero y el escolta Roberto Carlos Herrera, hijo del presidente de la Federación Cubana de Baloncesto, Ruperto Herrera; ambos terminaron uniéndose a distintos equipos del BSN. Asimismo, en 2007, la voleibolista Dulce María Téllez aprovechó su participación junto a la delegación cubana en la Copa Panamericana de Voleibol que se celebraba en el coliseo Roberto Clemente, para decirle adiós al deporte aficionado y abandonar la selección en ruta al profesionalismo.

Y, claro está, está el factor que ahora mismo libran los organizadores del Campeonato Centroamericano y del Caribe de Atletismo y la Confederación de Atletismo de Centro América y el Caribe (CACAC) en su intento de que Cuba venga para competir en Mayaguez este fin de semana. Que si la figura de Joaquín Monserrate, hijo, boricua que funge como tercero en mando en la Sección de Intereses de Norte América en La Habana (SINA) ha ayudado, que si los cubanos ya soltaron el dinero que se necesita para solicitar las visas, que si hay una que otra pala ayudando en el Departamento de Estado federal, que si esto, que si lo otro... se ha dicho de todo.

La realidad es que, ante la realidad colonial de Puerto Rico, son los Estados Unidos los que deciden si finalmente Cuba viene o no a competir aquí. Y pudieran decir que sí, como sucedió en el Clásico Mundial de Béisbol de 2006, cuando la económicamente poderoso Major League Baseball (MLB) influyó en que se le permitiera la entrada a la selección cubana de béisbol, o pudieran decir que no, como cuando hace casi tres años le denegaron el permiso a que vinieran al Campeonato Panamericano de Béisbol, a pesar de las fervorosas gestiones del presidente de la local Federación de Béisbol de Puerto Rico, Israel Roldán.

En atletismo, los cubanos vinieron por última vez a Puerto Rico en 1997, para una competencia regional, y ni hablar de su ausencia el año pasado en los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Sin embargo, el primer gran reto del amor deportivo entre Cuba y Puerto Rico, sin embargo, fue para los Juegos Centroamericanos y del Caribe, los primeros que albergó Borinquen, cuando a loscubanos no se les permitía pernoctar en territorio estadounidense y el barco que albergaba su delegación, el histórico buque 'Cerro Pelado', permaneció mar afuera, siendo transportados los competidores en botes particulares para poder participar de las actividades deportivas en tierra y regresando al barco al finalizar la competencia.

De más está decir que, a pesar del optimismo que aparentan sudar el presidente de la CACAC, Víctor López, y el organizador del Campeonato y presidente de la Fundación Mayaguez 2010, Felipe Pérez Grajales, hoy, martes, el que Cuba venga luce más cuesta arriba que una reforma de salud en la Puerto Rico. Parece esto una mini secuela de lo suecedido con Cuba en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Mayaguez 2010, la cual tanto López como Pérez Grajales recuerdan muy bien.

'Como dije el otro día. Para que vengan hace falta un milagro', puntualizó López, resumiendo la situación actual con respecto a la política imperial de la entrada de Cuba al territorio estadounidense de Puerto Rico.

En 2009, el voleibolista cubano Leonardo Leyva pidió asilo político en Puerto Rico, apareciéndose en las oficinas federales del Departamento de Migración en San Juan acompañado por su abogado y colega
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