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La mente de un ídolo en picada

Un prominente sicólogo deportivo entrevistado por NotiCel, ata cabos sobre por qué figuras icónicas del deporte, como José 'Piculín' Ortiz, Oscar De la Hoya y Diego Maradona descarrilan su vida luego del retiro. Y los factores son muchos, desde el factor edad y la irresponsabilidad institucional y personal hasta la temprana presión que existe para inmiscuirse en vicios.

Cuando Diego Armando Maradona se retiró como jugador activo en 1997, su última campaña con su adorado club Boca Junior, todo se le vino abajo. El perico, las prostitutas, el alcohol, la parranda y el degenere se volvieron sinónimos de la figura del astro argentino, el cual hizo de las suyas en todos lados, yéndose de juerga en una ocasión en Argentina y terminando en una localidad playera en Brasil, como si fuera sacado de alguna película de la franquicia ‘The Hangover'.

Maradona finalmente buscó ayuda, se fue a Cuba a rehabilitarse y regresó al futbol en calidad de entrenador, dirigiendo a la selección argentina y convirtiéndose en uno de las más importantes figuras técnicas a nivel internacional. Hace unos meses consiguió un ‘guiso' en Qatar, donde le pagan muy bien a las figuras deportivas, en especial en el fútbol.

Por otro lado, Oscar De la Hoya lo tenía todo. Como boxeador ganó títulos mundiales en seis divisiones diferentes, además de una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona '92. En las postrimerías de su carrera, De la Hoya formó una empresa de boxeo, Golden Boy Promotions, donde él era su figura principal y, poco a poco, atrajo boxeadores elites, primero los de ascendencia mexicana y luego de todos colores. También, a finales de su carrera, De la Hoya encontró el amor, cuando contrajo nupcias con la cantante boricua Millie Corretjer, con quien ha formado una familia.

Dicen que los boxeadores nunca se retiran, pero De la Hoya lo hizo después de coger pelas de Bernard Hopkins y Manny Pacquiao. Y en pleno retiro se le cayó to'. Hace casi dos meses, De la Hoya se recluyó en un centro de rehabilitación en Los Angeles luego de confesar que había gastado un millón de dólares en una noche en champán, cocaína, prostitutas y apuestas, y luego de pedirle perdón a su ex promotor Bob Arum por 'haberlo traicionado'.

Entonces, tenemos a José ‘Piculín' Ortiz, que ya todo el mundo sabe lo que hizo. Tras retirarse en 2006, Ortiz intentó la política, donde fracasó, y, dentro de su propia incertidumbre, decidió aspirar perico y montar un laboratorio de marihuana, hasta que lo arrestaron los federales el pasado miércoles. No se les parece su caso al de De la Hoya y Maradona? Denominadores comunes hay de más.

Pero mejor que lo explique el doctor Fernando Aybar, sicólogo deportivo y profesor del Departamento de Educación Física del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico.

'Aquí tenemos claramente lo difícil que es para estas personas el manejo de la transición de ser una figura importante, con una actividad reconocida públicamente, a convertirse en un ser humano común y corriente. La dificultad es manejar la identidad de atleta a la de ex atleta y ciudadano común y corriente', explicó Aybar, al ser consultado por NotiCel.

'En términos sicológicos esa transición es muy difícil, porque la identidad de ese atleta está basada en su rendimiento y una vez merma ese rendimiento se preguntan quién soy? Y cómo no han podido ser otra cosa que atletas, no han podido ser padre, hijo, esposo, ciudadano a tiempo completo, pues no encuentran como integrarse a la sociedad', indicó.

Esta situación no se limita a mega estrellas como Ortiz, De la Hoya o Maradona. Según el sicólogo, cualquier atleta de alto rendimiento que se dedique a tiempo completo al deporte puede sufrir síntomas que descarrilen su vida luego de retirarse. En todos los casos, empero, Aybar entiende que debe haber una responsabilidad de las instituciones deportivas para con sus componentes, ya sea un superestrella multimillonario que despilfarró su fortuna, como ‘El Niño de Oro', ‘Piculín' o ‘Diegol', o un hombre 12 que a pesar de llevar toda una vida entrenando a alto nivel nunca alcanzará tanta gloria que digamos.

'No solamente estamos hablando de que tiene que ser un atleta de renombre, puede ser cualquier otro que valore esa identidad de atleta. El atleta que valora eso es el que tiene un sistema que le dice: ‘te queremos por eso, por ser atleta'. Y ahí viene la responsabilidad institucional. En el caso del ‘Picu', no hubo tal responsabilidad institucional. Entiendo que ellos esperaban que, como ‘Picu' es una persona inteligente, que manejara de alguna forma su retiro. Nadie se le acercó a preguntarle cuáles eran sus planes o cómo iba a ser su salida del deporte. Nadie le dijo cómo te podemos ayudar? Ya no rinde, pues nos vemos. Claro, eso no lo releva de su responsabilidad como individuo', apuntó Aybar, señalando que dicha responsabilidad institucional también le aplica a los auspiciadores que se ampararon de la figura de tal o cual atleta para hacer su agosto.

'Por ejemplo, hay que preguntarse, qué hubiese hecho la NBA o Nike si a Michael Jordan lo encontraran tirado en una cuneta con una caneca en la mano? Sería culpa de Jordan, pero también habría que ver como Nike o la NBA asumen la responsabilidad institucional que les tocaría', dijo.

La edad del retiro del atleta es también clave. Según Aybar, 'contrario a los retiros de otros profesionales, que es después de los 60, en los atletas de alto rendimiento, sus retiros llegan antes o cerca de los 40'. Ortiz se retiró a los 43, Maradona a los 37 y De la Hoya a los 36.

'En el caso del atleta, ese retiro viene a una edad en el que no se ve como viejo. Estamos hablando de que la edad promedio es los 35 para el retiro de un atleta de alto rendimiento. A esa edad los profesionales están empezando. A esa edad, los panas de ‘Piculín' que son dentistas, abogados, ingenieros apenas empiezan a pensar en sus carreras, mientras él se encuentra sin nada qué hacer, pasando por una transición difícil', expuso.

La clave para lograr tal transición, entiende Aybar, es establecerse sólidamente en cuatro aspectos de la vida.

'Un atleta la puede pasar mal a la hora de hacer esta transición si no tiene la orientación financiera (sobre cómo manejar su fortuna), la orientación académica-vocacional (estudio o trabajo), la orientación social (amistades se van) y la orientación sicológica (sobre lo que es su rol en la sociedad). Básicamente, hay que identificar que destrezas se tienen y se desarrollaron y transferirlas a la vida diaria, y así por el estilo. Si eres disciplinado en el ejercicio, pues esa disciplina hay que transferirla a las otras etapas de tu nueva vida', expresó.

En cuanto a las drogas, Aybar rehusó tapar el cielo con la mano, como han hecho otras figuras. Según indicó, atletas como De la Hoya, Maradona y Ortiz caen de lleno en los vicios cuando se retiran porque ya han tenido experiencias previas con las drogas y se les hace fácil adentrarse a ese mundo.

'Desde el punto de vista crítico y analítico, de unos héroes que llevan caminos similares y que se vuelven figuras icónicas, tanto a nivel social como económicas, uno no puede pensar que ninguno de ellos cae en las drogas luego de retiro. En los casos de Maradona, 'Piculín' y De la Hoya, entiendo que hubo uso de drogas mientras estaban activo, quizás abuso no, pero uso sí hubo', explicó Aybar, señalando que la presión social de grupo para que use tal o cual sustancia o para que ingiera alcohol es suprema.

'No es que salieron del deporte a buscar la droga, es que la empezaron a usar mientras jugaban y al retirarse, como le sobra tiempo libre, pues se meten de lleno. También pasa eso con el alcohol, que es muy común entre los deportistas mientras están activos y, sobre todo, cuando se retiran', puntualizó el especialista, quien en la década de los '80 practicó con varios equipos del Baloncesto Superior Nacional.

De la Hoya, 'Piculín', y Maradona. Tres ídolos, tres tragedias.
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