Al garete Brasil a tres años del Mundial
La novel presidenta Dilfa Rousseff y el Congreso de Brasil andan en tremendo corre-corre luego de que la FIFA y su presidente Jerome Valcke los regañara el pasado mes de mayo por el poco progreso que han realizado con los preparativos del Mundial 2014, el cual apuntaba a ser celebrado en 12 ciudades y 12 estadios distintos.
Según dijo Valcke recientemente a varios medios de prensa como la española Agencia EFE, aquellas ciudades que carezcan de infraestructuras de transporte adecuado se excluirán de la los planes del Mundial, lo que tiene a Brasil muy preocupado.
Rousseff convocó a una reunión de urgencia con la autoridades locales y varias obras echaron a andar en varias ciudades. Sin embargo, hasta ahora solo se ha terminado el 7.5% de las obras para el Mundial y a ese ritmo, según un cálculo en un reciente reportaje de la revista Veja, Brasil solo conseguirá terminar los estadios en 2038.
Los problemas son vastos con las construcciones, y por eso, todo apunta a que Brasil tomará prestada la política a favor de la industria de desarrollo que el actual gobierno puertorriqueño promueve desmedidamente, pues se prevé que esta semana líderes del Congreso brasileño voten una enmienda a su ley de permisos y licitaciones públicos para acelerar la concesión de las obras.
La fecha de inauguración pautada para el Mundial en Brasil es para el 13 de junio de 2014, pero el lento ritmo de las obras y el aumento en el presupuesto necesario para realizarlas ponen la cosa difícil.Los estadios, los aeropuertos y el transporte urbano son las jaquecas principales de los organizadores, que andan contra reloj, y, según un reporte de EFE, 'en algunos casos sin un proyecto arquitectónico o sin convocar la licitación pertinente'.
De los siete nuevos recintos deportivos a construirse, el más atrasado es el de Natal, al noreste del País, donde todavía no han comenzado los trabajos a la espera de la demolición del antiguo estadio, prevista para el próximo mes.
En el legendario estadio Maracaná de Río de Janeiro, sede de la final, las obras han cumplido nueve meses y solo quedan escombros en el lugar de los graderíos del que fuera el mayor estadio del mundo hace seis décadas. Los arquitectos pretenden concluir la reforma a finales de 2012, a tiempo para la Copa de las Confederaciones, aunque el aumento en los gastos lo hace cuesta arriba.
El ex futbolista de la selección brasileña y ahora diputado, Romario, señaló la semana pasada en el Congreso que el precio de los estadios se multiplicó por cuatro, desde $1,100 millones en 2007 a los $4,420 millones que ahorase calculan.Tal cifra supera incluso al presupuesto de los aeropuertos ($3,475 millones), que actualmente operan al límite de su capacidad y cuya reforma está aún más atrasada, con la mayoría de las licitaciones pendientes.
En el apartado del transporte urbano, el panorama pinta aún peor, con al menos cinco ciudades en 'estado crítico', según un reportaje publicado el domingo por el diario O Estado de Sao Paulo que cita documentos oficiales.
La ampliación de la capacidad hotelera también preocupa. En algunas ciudades del interior faltan habitaciones y los proyectos no arrancan. Para acelerar la construcción de hoteles, el Gobierno estudia duplicar la línea de créditos al sector, hasta los $1,250 millones, por medio del estatal Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), según dijo la semana pasada uno de sus directivos.