Al Paso... Davilita y las carreras de caballos (audio)
'Yo tengo una negra que me rompe el coco, no digo su nombre pues no viene al caso, trae un caminar que me vuelve loco…', cantaba Davilita una guaracha llamada 'Al Paso'.
En ella, el pintoresco cantante, alardeaba los dones de la mujer, que era furor en La Barandilla y se había 'queda'o con ‘tó' en el Barrio Obrero a principios de la década de los sesenta, cuando el hipismo rivalizaba con la pelota como los deportes de mayor popularidad en la isla.
El establecimiento del hipódromo El Comandante en la frontera municipal de Río Piedras y Carolina, y las narraciones del pintoresco Agapito 'Pito' Rivera Monge, hicieron que el hipismo tuviese una cobertura nacional que crecía con el Estado Libre Asociado según aumentaba la capacidad económica de la población.
Davilita, cuyo nombre completo era Pedro Ortiz Dávila, nació en Bayamón en 1912 pero emigró a Nueva York en medio de la gran depresión y se estableció como un cantante de renombre dentro de la naciente comunidad boricua que fue a parar allá.
El cantante siempre fue un gran defensor de la independencia de Puerto Rico y militó en todos los movimientos independentistas, logró popularidad al participar en conjuntos que incluían a Mirta Silva y Daniel Santos, y otros como cantantes.
La canción de Al Paso la compuso y grabó junto a Felipe 'La Voz' Rodríguez, en un momento donde la música popular nativa era reina, me imagino por la intensa cobertura que tenía el medio radial en la década de los cincuenta y la poca intromisión de los medios americanos.
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audio/mp3En esta canción, que estoy seguro que los musicólogos pueden darle el 'pedigrí' que consideren apropiado, Davilita y Felipe Rodríguez mencionaban que la morena tenía un paso superior a Cantidad, Cardiólogo y Fernandito, que contra ella no hubieran llegado a primera base si se comparaban con el 'paso de la morena'.La morena, que debe ser ya una bisabuela si Dios la tiene inscrita en el hipódromo de la vida, tiene que haber sido un éxito en todo el litoral de Barrio Obrero y debe haber parado las pisicorres llenas de viajeros por la replete de humanidad Avenida Borinquen.Pero, como yo me dedico a escribir de caballos y no de caderas ondulantes, quiero mencionar que los caballos a que hizo referencia Davilita fueron tres verdaderos ídolos de deporte hace ya más de medio siglo.Cantidad fue un caballo con una historia bien particular, hijo de Ambiorix, uno de los sementales más importantes de la época.Alegadamente pudo ser comprado para Puerto Rico porque su dueño original, don Pepe Coll, era cliente del criador y el caballo era de un tamaño tan grande que su madre murió en el parto. Cantidad fue un caballo duradero, que se fajó con lo mejor de aquellos grupos de importados que llegaban a la isla de muchísima calidad, antes que Tinajero, Saturnina, Bold Forbes y tantos otros demostraran que los hípicos locales sabían tanto, o más, que sus contrapartes americanos.Fue ganador de 56 carreras y luego retirado eventualmente al Potrero Los Llanos donde murió luego de haber producido unos pocos ganadores.
El ejemplar Cardiólogo. (suministrada)Cardiólogo ganó la Triple Corona de Puerto Rico, mantuvo varios récords de pista y fue un mortífero competidor a distancias hasta 1400 metros, imponiéndose en 56 de 64 carreras, sus derrotas viniendo básicamente cuando ya estaba lastimado. Fue utilizado como semental, produciendo varios ejemplares de alguna calidad.Fernandito fue uno de los primeros nativos, de los llamados importados en vientre, que nacieron luego de la construcción del hipódromo El Comandante de Carolina. Era hijo de Bull Dandy es Miss Rhoda. Fue campeón dosañero y ganador de una de las patas de la Triple Corona. Posteriormente fue utilizado como semental: uno de los primeros nativos en hacerlo.
El ejemplar Fernandito. (suministrada)Imagínese la popularidad del deporte, que el viejo Davilita le pudo sacar millaje y hacer a los boricuas disfrutar de la guaracha que mencionaba estos héroes equinos del deporte que comparaban con el monumental nalgaje de aquella morena que rompía el coco en todo el litoral de La Barandilla y llegaba hasta el Barrio Obrero.Dejo el tiempo y la memoria correr a los momentos en que el hipismo era rey… hasta que alguien vuelva a reponerle el cetro con el favor de una fanaticada que responda a una oferta atractiva de programación.