Vinculados la depresión y la salud del corazón
A mejor salud cardiovascular , menos riesgo de depresión. Esa puede ser una de las consecuencias beneficiosas de seguir una dieta saludable, dieta mediterránea o no, basada en frutas, verduras, legumbres y frutos secos y baja en carnes procesadas según publica el portal abc.es.
Lo confirma ahora un estudio que ha coordinado Almudena Sánchez-Villegas, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.Este análisis de 15.093 personas sugiere que la depresión podría estar relacionada con el déficit de nutrientes.
Tras una extensa investigación sobre la dieta y su efecto sobre la salud física, los científicos están explorando la relación entre la nutrición y la salud mental. Los autores de este trabajo analizaron en conjunto varios patrones dietéticos saludables y su asociación con el riesgo de depresión.
Los participantes utilizaron un sistema de puntuación para medir su adherencia a la dieta seleccionada, es decir, mayor puntuación en la dieta indica que el participante estaba llevando una alimentación más saludable.
Salud mental
Los alimentos como la carne y los dulces (fuentes de grasas animales: ácidos grasos saturados y trans) se calificaron negativamente, mientras que las nueces, las frutas y las verduras (fuentes de ácidos grasos omega-3, vitaminas y minerales, respectivamente) se puntuaron positivamente.
Sánchez-Villegas explica a ABC que querían entender el papel de la nutrición en la salud mental, ya que creemos que ciertos patrones dietéticos podrían proteger nuestras mentes. 'Estas dietas están todas asociadas con beneficios para la salud física y ahora nos encontramos con que podrían tener un efecto positivo en nuestra salud mental'.
Señala la investigadora el papel protector de la dieta mediterránea se atribuye a sus propiedades nutricionales, donde frutos secos, legumbres, frutas y verduras (fuentes de ácidos grasos omega-3, vitaminas y minerales) podrían reducir el riesgo de depresión.
Los cuestionarios para evaluar la ingesta alimentaria se completaron al comienzo del proyecto y otra vez después de 10 años. Un total de 1.550 participantes informaron de un diagnóstico clínico de depresión o de haber tomado fármacos antidepresivos después de una media de seguimiento de 8,5 años.